Caprichos del algoritmo

Capítulo 5: Desastre en tendencia

CoffeeLover: ¿Tú también crees que los lunes deberían venir con manual de supervivencia?

MrLogic: Manual no, protocolo de emergencia. Incluyendo café intravenoso y silencio obligatorio antes de las 9 a.m.

CoffeeLover: ¿Eres de los que no funcionan hasta la tercera taza?

MrLogic: Cuarta. Y solo si nadie me habla de “vibras positivas”.

CoffeeLover: Uy, creo que no seríamos compatibles antes del desayuno.

MrLogic: Pero después, quizá podríamos discutirlo racionalmente.

Ella sonríe frente a la pantalla. Sin saberlo, está sonriendo por él, su jefe temporal, el cirujano que le parece tan arrogante como intrigante.

Y él, desde su oficina, cree que está hablando con una desconocida ingeniosa que por fin entiende sus sarcasmos. Ninguno sospecha que esa conversación ligera está a punto de convertirse en el detonante del caos.

A la mañana siguiente, Mariana entra al edificio de la clínica con una mezcla de orgullo y agotamiento: ha pasado toda la madrugada afinando el contenido de la nueva campaña solidaria, sin saber que la campaña ha iniciado accidentalment. Una de sus compañeras decidió subir un clip divertido del “detrás de cámaras”, cuando intentaban grabar un mensaje institucional, mientras un gato callejero salta sobre el set improvisado y Adrián aparece al fondo intentando espantarlo con una bata.

El resultado: un desastre adorable.

El video se viraliza antes del mediodía.

Miles de likes, comentarios sobre “el doctor guapo” y memes de “cuando Cupido usa batas”.

Mariana apenas tiene tiempo de respirar cuando el jefe de prensa le escribe:

“¿Podemos mantener la publicación? Está funcionando increíblemente bien.”

Ella traga saliva.

No está segura de si sentirse orgullosa o enterrar su teléfono.

En la cafetería, los empleados cuchichean entre risas mientras Adrián entra buscando café, ajeno al fenómeno digital que se ha convertido en protagonista involuntario.

Hasta que escucha a alguien murmurar:

—¿Ese no es el del video del gato?

Levanta la vista.

Decenas de ojos lo observan.

—¿Qué video? —pregunta con voz tensa.

Un interno le muestra la pantalla: ahí está él, en cámara lenta, persiguiendo un gato mientras Mariana trata de mantener la compostura.

El clip termina con ella soltando una carcajada sincera y él diciendo en voz baja:

“Definitivamente, necesito otra carrera.”

El silencio en la cafetería es total.

Mariana aparece justo en ese instante, con su café en mano.

Sus miradas se cruzan.

Ella sonríe nerviosa. Él arquea una ceja.

—No fue mi idea subirlo —se apura a decir ella.

—Claro. Los gatos editan videos ahora.

La tensión dura apenas un segundo antes de que ambos empiecen a reír.

Risas genuinas, de esas que desarman cualquier intento de seriedad.

Más tarde, ya en su oficina, Adrián recibe una notificación en la app de citas.

Un mensaje nuevo.

CoffeeLover: Hoy fue un buen día para los gatos, no tanto para los humanos.

Él sonríe sin entender por qué esa frase le resulta tan familiar.




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