Caprichos del corazón

Capítulo: 8

Ares

Me quedo sentado en el auto luego de entrar a este y golpeo con fuerza el volante, Hana echa a perder todo en mi vida, me roba la felicidad de una forma que no sabía que se podía, me hace enojar y al mismo tiempo desearla con intensidad, cuando la escuché hablar con mi secretaria solo quería llevarla dentro de mi oficina y hacerla mía de mil maneras diferentes, ahora cuando llegó y vi su mirada triste me enojó demasiado, está triste por el inútil de Ángelo, no sé que pasó con este, pero es claro que logré lo que quería, separarlos, pero odié verla mal por dejar de ser amiga de él, no comprendo las cosas que me hace sentir y eso es lo peor. Luego de un largo suspiro al fin arranco el auto, espero de verdad que la reunión con los Adams vaya bien y que mi día mejore.

—Ares llegas tarde —expresa Marco Adams cuando me acerco a su mesa en el restaurante, bufo al verlo solo, hubiera querido hablar mejor con su hermano, siempre es más responsable.

—Marco —tomo asiento frente a él —disculpa la tardanza, pero ahora estoy aquí y

—¿Y Hana? Pensé que vendrías con ella —mi ceño se frunce mirándolo

—¿Por qué lo pensaste?

—Investigo las empresas en donde quiero invertir Ares —él mira mis ojos —y recibí nuevas noticias diciendo que Hana iba a trabajar contigo —respiro hondo

—Sí pero

—Quiero una reunión con ella o no haremos negocios —él se acomoda en su silla, aprieto mi mandíbula con fuerza necesitando calmarme

—No va a ser posible

—Entonces no invertiré dinero

—¿Por qué? —tomo un vaso con agua en mis manos —Marco, Hana no sabe nada sobre los negocios, ella

—Es la hija del dueño —aprieto con fuerza el vaso —por lo que en algún momento se quedará con todo, perdón Ares —él se pone de pie —pero quiero hablar con ella —sonríe con descaro —solo así, pensaré en invertir mi dinero ahí —tomo un poco de agua dejando de mirarle, sé que no solo quiere verla porque sea la hija del dueño, tiene un brillo en su mirada que conozco bien, es el mismo en mis ojos que veo en mi reflejo en el espejo cuando pienso en Hana, es deseo y eso altera más la rabia que siento.

—Hablaré con ella —suelto casi en un gruñido, él sonríe y se aleja de mi mientras cuento hasta cien para no ir tras él y decirle las cosas que quiero o golpearlo, eso estaría mucho mejor.

Al llegar a mi casa bajo de mi auto, no quiero llevar a Hana a una reunión con Marco, pero es necesario hacerlo, sé que la compañía no va bien y eso no es bueno para mis planes, quiero devolverle a Isaac todo lo que Stefano le quitó y no quiero devolverle una compañía en ruinas.

—¡Ares! —el grito de Ángelo me hace voltear, este me lanza un puñetazo al rostro, pero soy rápido al esquivarlo

—¿Qué demonios te pasa?

—¿Te parece decente enviar fotos de la mujer en tu cama? —sonrío viendo que la ira lo ciega

—Será mi mujer —su odio aumenta —y solo quería enseñarte lo que te pierdes amigo mío —él vuelve a atacarme, vuelvo a esquivarlo, pero esta vez le pego con fuerza en su estómago y luego en su rostro.

—Hoy Hana no está aquí —digo volviendo a pegarle —hoy no vas a golpearme —le doy una vez más en el rostro y él cae al suelo —gracias por venir —río propinándole una patada —tenía ganas de pegarle a alguien —sigo pegándole mientras él sigue en el suelo y solo me detengo cuando escucho el grito de Hana, la cual no sé de donde ha salido, pero me empuja lejos de Ángelo.

—¿Qué estás haciendo? —me mira con lágrimas en sus ojos —llama a una ambulancia Ares —pide tomando el rostro de Ángelo con amor, aprieto con fuerza mis puños —eres un animal por Dios —paso las manos por mi rostro viendo como ella acaricia su rostro, le habla bonito y lo mira con cariño haciendo que solo me enfade más.

—Él se lo buscó —digo, pero ella no me mira —y debí hacerlo hace mucho tiempo, es un imbécil que finge ser tu amigo y que solo quiere follarte.

—Es mi amigo —ella me mira —es bueno, decente y amable, es cariñoso y se preocupa por mí, sé que no entiendes eso Ares y no espero que lo entiendas, acabas de demostrar que solo eres un animal y que nunca vas a cambiar —el ruido de la ambulancia se escucha, es entonces que me doy cuenta de las personas que hay a nuestro alrededor, algunos toman fotos, otros hablan entre ellos, solo abro la puerta de casa y entro a esta dando un portazo, él se lo buscó, él lo merecía, nadie le manda a desear a la mujer equivocada, ella es mía.

★★★

Hana

Permanezco al lado de Ángelo sin apartar la vista se este, según los médicos, no tiene ninguna lesión grave, pero los golpes en su rostro provocaron una conmoción cerebral y por eso se desmayó, por eso está aquí y paciente hay que esperar que despierte para ver que todo esté bien en él. Apago mi teléfono con rabia cuando Ares me llama por quinta vez, luego recuerdo que no he avisado a Isaac aunque quizás ya lo vio en Internet, pero de todas formas tomo el teléfono dispuesta a eso.

—No avises a mi hermano —miro rápido hacia la cama y sonrío al verlo con los ojos abiertos, al menos uno, el otro está muy inflamado. —ni a mis padres.

—Hubo periodistas, sabrán de todas formas —bufa —lo lamento Ángelo

—No es tu culpa, fui yo quien por estúpido me gané estos golpes intentando defender a alguien como tú —él se sienta

—Ángelo

—Sin embargo, ahí estabas de nuevo en su casa —ríe con rabia poniéndose de pie — olvidé lo zorra que puedes ser —sus palabras me dañan, pero evito derramar más lágrimas, simplemente me quedo callada mirándolo sin decirle que antes fui a su casa, que una empleada me dijo que había salido a casa de Ares y entonces fui hasta ahí.

—No necesito que me defiendas —me pongo de pie —no lo hagas Ángelo, soy bastante grande y ya no somos amigos —veo dolor en sus ojos, solo tomo mis cosas y salgo de ahí a paso rápido sabiendo que he perdido a un gran amigo, uno de los mejores.

Mis pasos se vuelven lentos cuando al salir del Hospital veo a Ares recostado a su auto, respiro hondo sabiendo que ignorarlo sería peor y no es necesario dar más escenas de las que ya hemos dado, me detengo a un paso de él, el cual retira las gafas de sol que traía y sus ojos chocan con los míos, desearía ver arrepentimientos en estos, pero no hay nada de eso.




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