Caprichos del corazón

Capítulo: 12

Ares

Paso las manos por mi rostro sintiendo la necesidad de ir y buscarla, pero me detengo y respiro hondo varias veces, sé que hice mal al tirar alcohol sobre ella sabiendo que trata de mantenerse limpia, pero lo único que quiero hacerle entender es que no será una buena madre, que tarde o temprano caerá de nuevo en las drogas, es cuestión de tiempo para que eso pase y ambos hacemos mal si comenzamos a amar a ese bebé. Es fácil llegar a hacerlo, cuando te lo imaginas en tus brazos o diciéndote papá, sé de sobra por qué Isaac quiere que acompañe a Hana a su próxima ecografía, ya sé que tiene cita para después de la boda, sé lo que se siente cuando escuchas el corazón de ese pequeño, sus latidos son rápidos, fuertes y te vuelven loco, simplemente enamoran, ya viví eso, solo para al final darme cuenta de que perder algo es mucho más fácil que conseguirlo.

Camino despacio hacia la oficina de Hana en donde sé que está el idiota de Marco y entro sin llamar, él se pone de pie rápido al verme y cierro la puerta desde dentro, parece tener miedo y cuando doy un paso retrocede

—¿Ya no eres tan valiente sin esos hombres con armas? —él señala la puerta

—Están fuera, si grito vendrán

—Estas oficinas están hechas para no escuchar nada de lo que hay fuera y tampoco nadie escucha lo que aquí pasa —sonrío —en cuanto a tus hombres, no están en la puerta, yo tú los despedía —me acerco, él retrocede tanto que queda contra la pared

—¿Qué quieres Ares?

—Que te alejes de Hana, que salgas de aquí y que no vuelvas a buscarla

—Trabajo desde aquí

—Puedes hacerlo desde cualquier otro lado —me detengo a pocos pasos —Marco, aléjate de mi mujer

—¿tu mujer? —él ríe —sé que no quieres casarte con ella y que odias a su bebé, eres un maldito que —me abalanzo sobre él y lo tomo de su camisa, con fuerza lo pego a la pared, él me mira con grandes y asustados ojos.

—No te mato porque no pretendo ir a la cárcel, pero vuelves a tocarla y lo haré olvidando todo —aprieto mi agarre —vuelves a estar con ella y

—No estuvimos juntos —masculla sin mirarme y frunzo el ceño

—¿A qué te refieres?

—No pasó nada entre nosotros —me mira —nos besamos sí, pero luego ocurrió un incendio, fuimos a otro lado y no pasó nada, te juro que no tuvimos sexo

—¡¿Y pretendes que te crea!? —le grito golpeando su cabeza con la pared —entraron juntos, salió al otro día maldita sea

—Cenamos —él tartamudea al hablar —hablamos, pero cuando pedí una botella ella simplemente dijo que no se sentía bien y que se iba a dormir

—¿Por qué no fue a su casa?

—Quería darte celos —lo suelto incrédulo a lo que dice, Marco acomoda su ropa —sabía que la seguías y quería que sintiera lo mismo que ella siente cuando te ve con otra —aprieto mis puños —juro que solo nos besamos Ares, no pasó nada —retrocedo sin dejar de mirarlo y luego salgo de esa oficina volviendo a sentir dolor de cabeza, quiero creerle, pero es difícil creer que Hana estuvo a solas con alguien y no quiso irse a la cama con él, resoplo caminando hacia mi oficina.

—Ares —miro a mi secretaria cuando me habla —¿ya estás mejor?

—Recoge tus cosas y vete, estás despedida —sus ojos se abren en demasía, pero solo camino rápido alejándome de ella queriendo llegar a mi casa, queriendo estar lejos de todos, a solas o mejor, con Bella.

La mujer a mi lado sonríe mientras me mira, ha sido mi empleada por años y me gusta estar con ella, al menos eso pasaba antes, hoy todo ha sido distinto, hoy no dejaba de pensar en Hana, algo que no dejó que disfrutara el momento, hoy el sexo solo me supo a nada.

—¿La traerás a esta casa cuando se casen? —miro a Bella —¿dormirá en esta cama Ares?

—Vivirá aquí —respondo dejando de mirarla

—Ella es un problema ¿verdad?

—Sí, uno muy grande que causa dolores de cabeza

—¿Y tú y yo?

—¿Qué pasa con nosotros?

—¿Seguiremos estando juntos? —miro sus ojos —no quiero que dejemos de ser amantes Ares

—No quiero hablar sobre ella

—Solo te casas porque está embarazada ¿verdad? —no respondo —si el bebé no existiera no pasaría ¿cierto?

—Cierto Bella —murmuro tomando un cigarrillo, enciendo este y lo llevo a mi boca

—¿Deseas que el bebé no exista Ares? —la miro

—Ya cállate, ¿quieres? —ella solo asiente y sigo fumando pensando en sus preguntas.

★★★

Hana

Miro a Ángelo mientras prepara la cena, no sabía que era amigo de Ariana, pero cuando esta me trajo, él ya estaba aquí frente a mi casa preocupado por mí, observo el jugo que me ha preparado y suspiro, hasta ahora no me ha dicho nada, yo tampoco he hablado mucho, solo con Ariana unas palabras hasta que llegamos a la casa, mi teléfono suena y al ver que es Marco solo apago este, Ángelo al fin termina lo que hacía y me mira.

—¿Por qué no me llamaste? —cuestiona mirando atento mis ojos

—¿Eres amigo de Ariana? —él sonríe

—No, pero le dije que cualquier cosa respecto a ti que fuera importante me debía decir, ella sabe lo que siento —asiento

—¿Por qué hablaste con ella?

—Porque presentía que no ibas a volver a llamarme si necesitabas algo

—Entonces sabes la respuesta a la pregunta que hiciste —él respira hondo y se sienta frente a mí

—Sé que no somos amigos como antes Hana, pero quiero que confíes en mí, puedes llamarme a la hora que quieras, pedirme el favor que desees, siempre voy a estar ahí para ti dispuesto a ayudarte.

—Ángelo

—Y no pienses que es porque esté enamorado —él ríe —es porque eres mi amiga Hana, mi única amiga

—Tu amiga —él asiente —Ángelo también eras mi único amigo pero

—No haré más escenas de celos, lo juro —sonrío —seré solo tu amigo Hana, no hablaremos de sentimientos ni de nada, pero acepta que vuelva a tu vida

—¿Tan fácil te rindes conmigo? —su sonrisa se hace presente

—No me estoy rindiendo —niega con la cabeza —pero sé que amas a Ares aunque lo niegues y sé también que nunca vas a dejar de hacerlo




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.