Caprichoso destino

Prólogo

"Son las cinco de la tarde, yo estoy en el parque, con mis padres, intentando pasar un rato en familia. Digo intentando porque llevan un tiempo ignorándome o mirándome mal, con una tensión en el aire que hasta se podría cortar con un cuchillo. No sé porque es, pero tengo una vaga idea. Hace unas semanas les conté que era gay, salí del armario y confié en ellos. La reacción no era la que esperaba, en el buen sentido. Me dijeron que todo estaba bien, que me seguían queriendo y que me apoyaban en todo. Nos abrazamos y yo me fui a mi habitación, estaba demasiado incomodo como para quedarme allí. Al día siguiente los noté un poco distantes, pero no dije nada. Suponía que aun lo estarían "asimilando" y que ya se les pasaría. Pero cada día aumentaban las miradas de soslayo y las malas caras al pasar. No pregunté porque me daba miedo la respuesta, así que sugerí ir al parque, para ver si así se relajaban un poco, cosa que de momento no parece estar funcionando.

Me fui a comprar un helado y nos sentamos en un banco del parque, mientras yo intentaba entablar conversación y ellos solo respondían con monosílabos. Me sentía solo estando acompañado. Pasó un rato y la paz reinaba, milagrosamente, entre nosotros, así que decidí armarme de valor y preguntarles si les pasaba algo, por muy obvio que fuera. Mi madre contestó -No cariño, no nos pasa nada- mientras miraba a mi padre de reojo y  me sonreía fríamente. Me encogí de hombros y decidí fiarme de ellos. 

Sentí como mi padre se levantaba y se ponía delante mío, pero no me dio tiempo a levantar la cabeza, porque se oyó un disparo, un montón de gritos y gente corriendo. Me pareció escuchar a alguien diciendo "¡Cuidado!" pero la caída seca de mi padre ante mis ojos, y mi madre cayéndose en cima, ensangrentada, taponaron mis oídos impidiendo entrar cualquier sonido exterior.

Me quedé en shock y cuando logré reaccionar, a los lejos me pareció ver una sombra de un chico yéndose deprisa, pero no le presté atención. 

Lo último que escuché fue un susurro, la voz melodiosa y muerta de mi madre, diciéndome lo siento."

Me desperté sudando y con el corazón a mil. Hacia mucho que no soñaba con ese momento. Habían pasado 4 años desde ese catastrófico día y hace unos meses, cuando me aceptaron en la universidad, me prohibí volver a pensar en ello, hasta hoy. 

Cada vez que lo sueño ocurre algo malo, algo que me vuelve a destrozar de nuevo y que me deja por los suelos. Dentro de una semana empiezo la Uni y ni siquiera puedo concentrarme en respirar. 

Inspira... Expira... Otra vez... 

Otra madrugada más en vela...

 



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En el texto hay: amor adolecente, gaylove, misterio e intriga

Editado: 27.07.2021

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