Caprichoso destino

13: Un día "tranquilo"

Cuando llegué a mi habitación, lo único que hice fue quitarme los zapatos y tirarme a la cama. Había sido una tarde… intensa, y lo único que me apetecía era dormir.                En cuanto mis pies tocaron las sabanas de mi cama, mis ojos automáticamente se cerraron. Yo solo me dejé hacer, y acabé soñando con la risa más preciosa del mundo.

Sábado por la mañana. Me despierto con el sonido del viento chocando con mi ventana. Gruño un poco y me muevo entre las sábanas, soltando pequeños quejidos entre dientes. Estiro bien las piernas y me levanto, cerrando la ventana a prisa y corriendo. Estaba abierta y yo la cejé cerrada, así que supongo que por la noche se abrió con el viento.

Voy a la cocina andando despacio, tiritando un poco. Está claro que hoy va ha hacer frío, así que me hago un café bien caliente. Me muevo hasta el sofá y enciendo la tele, empezando a pasar los canales, en busca de algo interesante. No encuentro nada, así que dejo de fondo las noticias y me meto en Facebook, pero justo en ese momento veo algo que me recuerda a Rayan. Rayan. Ayer. Ayer y Rayan. La conversación que tuvimos después de que me besara. ¿Qué estará haciendo ahora? ¿Estará bien? Igual debería escribirle…

Salgo de la red social y me meto a WhatsApp, busco su chat y le escribo un mensaje, corto pero con toda mi ilusión. Apago el móvil y espero a que conteste.

-Buenos días!

Ray contesta enseguida, y yo abro el mensaje con una sonrisa en la cara.

Buenos días pequeño!-

-Qué tal dormiste Ray?

 Genial! Soñé con algo muy bonito ;)-

-Ah sí? Me alegro!
-Puedo saber con qué? :3

 Claro jajaja-
 Contigo :)-

-Oh, enserio?

 Sip, y no podría haber sido mejor :3-

-Ou jaja
-Me alegro de que haya sido bueno :)

 Yo también ;3-

Leo su último mensaje sonriendo y cierro la aplicación, con ganas de saltar en el sillón. ¿Ha soñado conmigo? ¡Conmigo! Es algo que no pensé que fuera a pasar nunca. No sé cómo estará él ahora, pero yo me lo imagino con una de sus típicas sonrisas, riendo levemente. No se lo he dicho, pero yo también soñé con él. Su risa inundaba un mar negro entero, alumbrándolo como si mil luciérnagas habitaran en el. Me rio un poco, de forma nerviosa. ¿Debería decirle que yo también soñé con él? ¿Qué el sonido que hace su boca al sonreír me alegró lo suficiente como para sentirme arropado toda la noche? Igual si que debería. Extiendo la mano despacio y cojo el móvil, casi con miedo. ¿Por qué? El ya me lo dijo, no hay nada de malo, así que me vuelvo a meter en nuestra conversación y escribo en la barra: “Por cierto Ray, yo también soñé contigo. Fue un sueño bonito por primera vez en mucho tiempo.”

Estoy a punto de darle a enviar, pero mi mano tiembla insegura y mi dedo me mira con insistencia, preguntándome si debería. No sé qué me pasa. Así que me pego en la frente mentalmente y le doy a enviar, dejando la pantalla en negro rápidamente. El móvil suena. Quiero mirar. No quiero mirar. “Al cuerno.” Enciendo la pantalla y veo un, “Menos mal, pensé que solo iba a ser cosa mía ;)”

Sonrío tontamente con el mensaje. No sé qué contestarle así que no contesto, lo dejo ahí. Sé que seguramente el me estará imaginando con los mofletes rojos y con una sonrisa boba en la cara, así que no me preocupa.

Ahora sí que sí apago el teléfono, no sin antes ver la hora. Las 12:47. Es casi la una y yo me estoy muriendo de hambre, así que me levanto y me voy a mi habitación a hacer la cama y recoger un poco, para luego encaminarme a la cocina y hacer algo sencillo para comer. Una ensalada suena como buena opción. Un poco de lechuga, tomates, queso y aceitunas. Con eso me vale. Como despacio y con tranquilidad, saboreando la comida. Aunque no sea de mis preferidas, alguna vez me da por comer.

 

Cuando acabo me levanto y llevo los platos al fregadero para poder lavarlos. Después me encamino hacia el baño y me meto a la ducha, esperando que su agua caliente mejore mi temperatura.

Me pego un buen rato en la ducha, permitiéndome absorber las gotas de agua como nunca antes. Permitiéndome relajarme como hacía mucho que no me dejaba. Ray está consiguiendo que el peso que sentía en los hombros vaya disminuyendo poquito a poco, está consiguiendo que lo que antes eran lamentos día y noche, ahora sean sonrisas y lágrimas de felicidad. No sé si es por los latidos que siento cada vez que lo veo, o cada vez que lo pienso, o si es por la negrura que me atrapa y la luz que me regalan sus sonrisas, pero ahora puedo decir que estoy feliz. Por primera vez en años puedo ver cómo me brillan los ojos.

Salgo de la ducha con las manos arrugadas de estar tanto tiempo dentro del agua, y con una sonrisa surcándome los labios. Creo que necesitaba esto. Un día tranquilo, solo conmigo y con mis pensamientos. Y algún mensaje fugaz de Ray.

Me seco y me pongo el pijama otra vez, al mismo tiempo que me dirijo a mi habitación para sentarme en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero. Miro el libro que tengo encima de mi mesilla de noche. PD: Me gustas. Lo cojo, lo abro por la página por la que me quedé la última vez y me pongo a leer.

Leer es una de las cosas que más paz me brinda. Me transporta a otros mundos imaginarios, alejados de todos los desastres de mi mundo real. Me deja ser otra persona, aunque sea solo por unos minutos. Y ahora mismo me toca ser un mero espectador, que observa como Lily y su “amigo” secreto se mandan cartas.



#5618 en Thriller
#3180 en Misterio
#22271 en Novela romántica

En el texto hay: amor adolecente, gaylove, misterio e intriga

Editado: 27.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.