Caprichoso destino

16: Pesadillas y caricias

RAYAN

Will se acaba de dormir. Parece tan tranquilo… Aun no sé qué ha pasado como para que se desmallara de esa forma, y tampoco sé si quiero saberlo. De alguna forma, en lo más hondo, siento que sé lo que es. Y me siento tremendamente culpable por ello. Supongo que tendré que preguntarle… por asegurar. No soy capaz de borrar la imagen de mi mente de él tirado en suelo, llorando silenciosamente. Me entra una impotencia y frustración muy grande de solo pensarlo. ¿Cómo a alguien tan bueno como Will le pueden pasar cosas tan malas? Si lo único que hace es reglar sonrisas y brindar luz, incluso al que no se lo merece. No debería estar ahora tumbado en una camilla de hospital, durmiendo como si no pasara nada, aunque hubiese pasado de todo.

Suspiro y vuelvo a mirarlo, sonriendo levemente, con un poco de tristeza. Me levanto despacio de la silla y me tumbo a su lado, con cuidado de no despertarlo. Willy se mueve un poco, echándose hacia un lado mientras una hermosa sonrisa aparecía en su cara. Yo me acomodé mejor y le devolví la sonrisa, aunque no me estuviese viendo. Le cogí la mano con delicadeza, entrelazando nuestros dedos, a la vez que apoyaba mejor la cabeza en la almohada, mirando en su dirección. Me quedé un rato en esa posición, intentando acompasar mi respiración a la suya. Intentando que mis latidos fuesen a la vez que los suyos, sin perderme ni un mínimo detalle de su expresión. Su frente está un tanto arrugada por tener las cejas fruncidas, sus ojos están cerrados fuertemente y sus pestañas se mueven levemente. Su pequeña nariz también está un poco arrugada y sus labios medio abiertos, respirando más rápido que antes. Abro más los ojos y apoyo el codo en la cama, quedándome medio levantado, atento a lo que sea que le esté pasando. Will empieza a mover la cabeza y emite algún que otro sonido lastimero. Me asusto, así que le cojo más fuerte de la mano y lo zarandeo un poco, intentado despertarlo. No funciona. Lo vuelvo a mover un poco más fuerte y esta vez consigo que abra un poco los ojos.

-Will, Will, Will. ¡Despierta!- Creo que eso ayuda a que reaccione, porque abre los ojos del todo, repentinamente, y se sienta de forma muy rápida, respirando a gran velocidad y fuerte. Will mira hacia todos los lados, pestañeando varias veces. Sigo su mirada, apretando mi agarre en su mano. De repente veo como todo su cuerpo se sacude y oigo un sollozo, a la vez que gira su cabeza y la apoya en mi hombro, hundiéndose en la tela de mi camiseta, empapándola, aunque eso es lo de menos. Le rodeo el cuerpo con los brazos, intentando envolverlo en una burbuja segura, en la que se sienta todo lo cómodo que se puede sentir ahora. Me quedo en silencio, susurrándole palabras tranquilizadoras y frotándole la espalda, arriba y abajo, despacito, intentando que esa pequeña caricia lo relaje. Él levanta la cabeza de su escondite, me mira con los ojos húmedos y rojos, sorbe su nariz y vuelve a esconder la cabeza, pero esta vez en el hueco del cuello, a la vez que me devuelve el abrazo, mucho más fuerte de lo que sus bracitos son capaces ahora mismo.

-Ray…- me susurra, justo al lado de mi oído.

-Shhh, tranquilo cariño, no pasa nada. No tienes que decir nada, estoy aquí.- intento tranquilizarlo. Solo asiente con la cabeza, suspirando fuertemente, incapaz de moverse de su sitio, así que nos muevo por él. Hago que se tumbe a mi lado, convirtiéndonos en una cucharita, todo sin soltarnos. Le acurruco bien cerca de mí, le doy un pequeño beso en la sien y le susurro que intente dormir otra vez, que está seguro. Will vuelve a asentir, casi imperceptiblemente e intenta hacer lo que le he dicho. Sigue llorando, aunque ahora mucho menos que antes. Se frota los ojos, quitándose restos de lágrimas y después me coge de la mano, apretando bien fuerte, como queriendo asegurarse de que siguiese ahí al despertar, a su lado. Le devuelve el gesto y le vuelvo a dar un pequeño beso, mientras siento como su respiración empieza a disminuir lentamente, llegando a un punto en el que su pecho sube y baja a un ritmo tranquilo, al igual que sus latidos. Suspiro soltando todo el estrés y también intento dormirme.

Miro la hora en el reloj que hay colgado en la pared. 20: 54 pm. Son casi las nueve. No he podido dormir casi nada, he estado todo el rato pendiente de la respiración de Will y de si se despertaba, para poder reaccionar rápido. Solo he conseguido echar alguna que otra cabezada, pero nada más allá. Me siento en la cama, bajando las piernas y apoyando los pies en el suelo, buscando los zapatos para ponérmelos e ir al baño, pero justo en ese momento entra Sandra, abriendo la puerta con la cadera, ya que tenía una bandeja con comida en las manos. Al entrar intenta saludarme, pero la corto a mitad, haciéndola callar, a la vez que señalo a Will dormido a mi lado. Ella comprende y asiente, sonriéndome amablemente. Se acerca sigilosa hacia la cama y apoya la bandeja de comida en la mesita que hay justo al lado de la camilla. Sandra mira la bandeja fugazmente y hace un gesto hacia Will, indicando que es para él.

-Su cena.- dice bajito, aun con la sonrisa en la cara. Yo solo asiento, devolviéndole una pequeña sonrisa y dándole las gracias. Se da la vuelta y empieza a alejarse, pero de repente se para, como recordando algo, y se gira, preguntándome:

-¿Quieres algo? Puedo traerte algún bocadillo si quieres.-

-No, gracias Sandra. Ahora mismo perdí el apetito.- Ella solo me mira con una pizca de lástima en los ojos, entendiendo a lo que me refiero, y mueve la cabeza en una especie de asentimiento, dándome otra pequeña sonrisa ladina y yéndose por la puerta, cerrando después con cuidado de no hacer ruido.



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En el texto hay: amor adolecente, gaylove, misterio e intriga

Editado: 27.07.2021

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