Gloria
Era ceca de las diez de la noche cuando Lucia comenzó a caminar con rumbo a la tienda de Gloria,cabe mencionar que habían pasado cerca de ocho años que no regresaba a esa tienda, en su mente estaba el recuerdo de una chica joven y de aspecto muy específico , sin embargo por un segundo se puso a pensar que era muy posible que aquella bella chica que recordaba pudiera tener un aspecto diferente , ahora seguramente era una mujer y no una joven y ¿Qué tal si su cabello era diferente? , ¿Qué tanto podía haber cambiado? Y lo peor, ¿Y si no la recodaba?, tal vez no había considerado nada de eso, sin embargo, era su única opción, la única forma de encontrar más pistas. Anduvo por alrededor de media hora, cuando comenzó a sentirse más cansada, más hambrienta, y tenía mucho más frio, por lo menos su mano ya no sangraba, aunque aún dolía considerablemente y se veía un poco roja Al paso de veinte minutos más se percató de que había caminado más de lo que había pensado cuando salió de su casa. Finalmente, después de cincuenta minutos de arduo, cansado y largo camino llego a la heladería donde su padre la llevo aquella vez, por supuesto el lugar era muy diferente, tenía otro nombre, la fachada era distinta.
- ¡Valla!, jamás imagine que este lugar donde a mi padre le gustaba comer aquella nieve verde sabor limón, cambiaria tanto. Se quedó cinco minutos de pie frente al nuevo letrero, observándolo en completo silencio, solo ella y sus pensamientos era lo que había ahí. Con una ligera sonrisa y aun el sabor de los recuerdos sabor a nieve de limón, tomo un suspiro y giro hacia el lugar donde estaba la ahora vieja y descuidada tienda donde estaba segura podía encontrar a Gloria.
Para su buena suerte estaban a punto de cerrar el lugar, pero antes de que bajaran la cortina de lugar pudo gritar:
- ¡Esperen!.
- ¡Esperen!.
Entonces un hombre con cabello gris, pero aún muy bien parecido y con cierta guapura que llamaba la atención incluso de cualquier chica joven, volteo hacia ella y le respondió:
-Disculpe, pero está cerrado.
- ¡No, no!, dijo Lucia.
-Vera, mi nombre es Lucia, estoy buscando a Gloria, ella era amiga de mi padre Lucas.
- ¿Se encontrará ella aquí? .
- ¿Qué pasa con Lucas?, pregunto el hombre con expresión de angustia.
-Bueno, contesto Lucia, si no le importa prefiero hablar con Gloria, ella es la única que puede resolver mis dudas y ayudarme.
-De acuerdo, contesto el hombre, -llamare a Gloria.
- Yo soy Antonio, y también conocí a tu padre.
-Aunque a ti no recuerdo haberte visto antes.
-tu padre era muy reservado con las cosas personales.
-Y dime: ¿Por qué? Y ¿Para que buscas a Gloria?.
- no recuerdo que hablara de ti en algún momento.
–si yo no te recuerdo dudo mucho que ella no haga, le decía a Lucia, mientras llamaba por teléfono. Lucia solo lo observaba con atención, pero al mismo tiempo con poca paciencia como para responder cada una de sus preguntas. Así que solo se quedó muy seria viéndolo esperar el sonido de la llamada entrando en línea, después de algunos segundos se espera hubo respuesta, claramente no podía saber que era lo que aparentemente e Gloria decía, solo podía escuchar al hombre decir:
- ¡Si! Gloria, tienes que venir
¡Si!, ya sé que es tu descanso, pero parece ser algo importante -Una chica está aquí.
- dice que necesita verte.
- ¡No!, - ¡no se la razón!.
-Está bien, aquí te espero, contesto, y después colgó.
Con los ojos puestos muy atentamente en Lucia le dijo: -Gloria viene en camino.
- espero que en verdad sea importante.
-no me gustaría haberla sacado de la cama por nada.
- ¿Prometes que es importante?, le pregunto, Antonio muy seriamente. -Cien por ciento segura, contesto Lucia.
-Bien, te vez algo cansada y ¡mira!, - ¿Qué es eso?.
- ¡Mira tu mano.
- ¡Esta sangrando!.
Lucia no se había dado cuenta de que su mano empezaba a sangrar otra vez.
- ¡Vamos niña!,- déjame vendarla o se te infectara. Antonio camino hacia unos enormes estantes detrás de él, movió algunos productos de limpieza, y tomo un frasco de una sustancia extraña y algunas gasas.
-¿Qué es eso!, pregunto Lucia. -Bueno dijo Antonio, esto ayudara a evitar una infección.
- ¡Oh!, tengo un poco de alcohol,
- no sé si pueda servir.
- ¡Gracias!, justo se nos terminó el alcohol.
-Está bien niña, -dame tu mano,
- y dime, - ¿Cómo te hiciste eso?. -Parece un corte profundo, señalo y al mismo tiempo ponía unas gotas en una gasa y lo frotaba en la mano de Lucia. Lucia no le respondió y más bien pregunto:
-¿De dónde conoce a mi padre? Antonio se limitó a decir:
-Fuimos grandes amigos
-un hombre inteligente y muy capaz.
- ¿Cómo que fueron?, pregunto Lucia.
-Pues tu padre y yo no siempre estábamos desacuerdo,
- Y precisamente un desacuerdo aparentemente muy importante para él, termino con nuestra amistad.
-Qué pena escucharlo, dijo Lucia -No sabes cómo extraño charlar con él,
- solía gustarle el café tan fuerte, que cada vez que yo intentaba probarlo. terminaba escupiéndolo y, tu padre se burlaba tanto de mí, y me decía que ese tipo de café solo era para hombres. Lucia no conocía a muchos de los amigos de su padre, y era extraño, pero jamás escucho el nombre de Antonio, su padre era un hombre increíblemente bueno y hasta en su última nota le aconsejo ser buena y perdonar, entonces ¿Qué había sido tan malo, como para que su padre no perdonara nunca una diferencia con aquel hombre que parecía tan buen amigo? Porque a Antonio se le llenaba la boca al hablar de él.
-Bueno dijo Antonio, creo que jamás podrá perdonarme,
- y cada quien sabe cómo enfrenta las cosas malas de la vida,
- Todo sufrimiento tiene una recompensa ¿Todo sufrimiento tiene una recompensa?, pensó Lucia, esa frase estaba justo al final de la nota que su padre le había escrito, ¿Por qué Antonio sabia esa frase?, y ¿Por qué su padre jamás la había mencionado antes de esa nota? Estaba más que lista para cuestionar a ese hombre, iba a sacarle la información y a averiguar ¿Por qué se habían dejado de hablar? Pero justo antes de que Lucia pudiera siquiera abrir la boca, se escuchó una voz de mujer
- ¿Antonio?, ¡Antonio!
- ¿Estás aquí?
-Más te vale que no sea otra broma Antonio, o te echare ahora sí.