Caricias Perdidas

Capítulo 8

—Agggrrr —grito agobiada, ¿por qué los sentimientos siempre complican todo?

 

Yo trato de hacer de cuenta que nada pasó, ¡pero si pasó!, evito todo lo que puedo mirar el sofá de la sala de Alec, porque los recuerdos me vuelven loca, respiro y me digo que lo mejor es esto, distancia, por Mateo.

 

Gracias al cielo llegaron los muebles que encargué para su cuarto, así que ocupe mi tiempo y mente armándolos y pintando la habitación, luego salimos a comprar juguetes y todo lo que él quisiera para su cuarto, hasta uno que otro conjuntico de ropa muy mono, nos compramos unas camisas combinadas, la de Mateo dice "Soy el consentido" y la mía dice "Yo soy quien lo consciente", hoy es sábado así que estaremos todo el día en mi departamento, Mateo no quiere salir de su cuarto, cuando se lo enseñe brinco por todos lados, reía y gritaba como loco y yo no pude evitar llorar de alegría, amo a mi pequeño bebe y haré lo que sea por él, yo lo amare y cuidare de él como solo una madre lo haría.

 

Estoy haciendo el almuerzo cuando tocan a la puerta, cosa extraña, porque yo no tengo privacidad aquí, todos entran como perro por su casa.

 

—¡VOYYYYYYYY! —grito desde la cocina.

 

Me seco las manos con un pañito y me quito el delantal mientras voy caminando hacia la puerta.

 

—Hola, ¿Puedo pasar? —¡BUM! Alec del otro lado de la puerta luciendo más que apetecible con unos shorts negros ajustados, camisa blanca cuello en ver, y el cabello húmedo resultado de la ducha, desprende un olor masculino exquisito, casi me derrito ahí mismo, trago saliva.

 

...

 

(Narra Alec)

 

Mierda, y más mierda, es lo que define mi vida en los últimos 5 meses, pero hoy precisamente pega más conmigo que cualquier otro día, la besé, ayer me dejé llevar y la besé, los sentimientos que sentí cuando estuve con ella me abrumaron, nunca había sentido algo así, su cuerpo encajaba tan bien junto al mío, su boca habida de mis besos, no quería parar, quería hacerla mía, sentir su suave piel desnuda bajo mis manos, que su boca gritara mi nombre cargado de placer, pero quería que ella también lo quisiera, yo la sentía más que dispuesta, pero quería escucharla, que me dijera no pares Alec... ¡Joder pero salió corriendo!, malditamente corriendo como una loca después de haberme dado el mejor beso de mi puta vida; me tengo que remover incomodo en mi silla, porque el simple recuerdo me crea un problema dentro de mis pantalones, y luego esta mañana, fui tan cobarde que no la enfrente, salí huyendo de allí, ¿Por qué?, por el rechazo, después de la muerte de Alexa pensé que mi corazón estaba seco, pero ella es la única mujer que ha puesto en duda eso, ni siquiera borracho he logrado que una mujer me atraiga, y viene esta pequeña mujer y sin siquiera intentarlo me pone todo cachondo y hace que casi la viole en mi sofá.

 

¡Jesús! Me voy a volver loco.

 

Pasaron los días y seguí con mi cobardía, me iba antes de que ella llegará y llegaba lo más tarde que podía, pero eso no estaba funcionando, ella se negaba a dejar mi mente, hasta pedí iluminación divina para olvidarme de ella, pero lo que recibí fue otra cosa.

 

Un sueño... Estaba soñando, estaba en una cascada de agua altísima y ella estaba ahí, mi Alexa, mi hermosa, corrí hasta ella como un loco y la abracé.

 

—Vuelve, vuelve princesa, no se hacer esto sin ti, por favor, Mateo te necesita, yo te necesito —le grite desesperado, pero su imagen se iba desvaneciendo, solo logre escuchar un susurro que salió de sus labios antes de despertarme empapado en sudor.

 

...

 

(Narra Hannah)

 

Respira Hannah...

 

—Claro Alec pasa, Mateo está jugando en su cuarto —respondí tratando de sonar lo más relajada posible.

 

—Venía a invitarlos a salir a comer, pero veo que ya tienes todo casi listo —me dice viendo hacía la cocina.

 

—Oh, no te preocupes otro día será, hice una pasta con mariscos que esta deliciosa, si quieres quédate a comer con nosotros, hay suficiente para los tres —le respondí mientras me giro caminando a terminar la comida.

 

—¡Cuchufleto lolito está aquí! —le grito a mi bebe y enseguida escucho como sale corriendo por el pasillo.

 

Llega a nosotros con una sonrisa y un muñeco de Batman que le regalo Daniel hace unos días.

 

—Hola lolito ¿Que aches aquí? —le pregunta Mateo mientras Alec se agacha a su altura y desordena su cabello con una mano.

 

—Venía a llevarlos a comer, pero Hannah hizo una rica pasta para comer —

 

—Nani hache la comila muy lica —dice mi enano mientras afirma con su cabecita.

 

—Cuchufleto ¿Por qué no vas y le enseñas a lolito tu cuarto mientras yo sirvo la comida? —le digo, Alec me ve extrañado, pero no dice nada.

 

—¡Siiiiiiiii Te encantala lolito es enolllllmeeee! —dice mi pequeño mientras toma la mano de Alec y le guía el camino.

 

Yo me quedo colocando todo en la mesa para comer los tres, cuando estoy terminando todo aparece un consternado Alec por el pasillo, y sin decir una palabra me abraza, primero me deja desconcertada, pero luego como si tuvieran vida propia mis brazos rodean su espalda y le respondo el abrazó mientras aspiro su delicioso aroma, después de unos minutos se separa de mí y me mira a los ojos.

 

—Gracias Hannah, por todo, por cuidar de él, por darle tanto, por tener paciencia conmigo, disculpa todas mis groserías, he reflexionado estos días gracias a ti, voy a cambiar, porqué él lo merece, porqué se lo debo a ella —me dice sin titubeos, sin pestañar, y mi corazón late desbocado por todo esto, él está reaccionando.

 

Cuando logró calmar mis locos latidos, respiro y lo enfrento.

 

—No tienes que agradecerme nada Alec, ustedes me necesitaban y yo quise ayudarlos, Mateo me ha enseñado tanto en tan poco tiempo, yo lo amo y mientras pueda estaré contigo ayudándote a criarlo, él tiene un lugar en mi familia, y tú también puedes ser parte de ella si quieres, ser padre soltero no tiene que ser difícil, nosotros podemos ayudarte en este proceso –




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