Caricias Perdidas

Capítulo 9

 

Robyn

 

Toda la semana estuve esperando para hacer mi movimiento, pero Alec no me coopera, nunca está en casa, pero hoy sábado no tiene escapatoria, encargue el ramo de rosas blancas y rojas más hermoso, el plan es que el repartidor toque en casa de Alec "equivocadamente" y diga que es para la señorita Hannah Ruiz, él obviamente le dirá que está equivocado y lo enviara al departamento de al lado, si pregunta quién lo envía, el repartidor dirá que no puede darle esa información, pero que cree que es de un novio o conquista por el tipo de arreglo floral, luego tocara donde Hannah y listo, la semilla de los celos y las dudas estará sembrada y ojalá Dios permita que empiece actuar creyendo que puede perderla.

 

Pero mis planes se fueron a la basura cuando el repartidor toco donde Alec y no abrió, ¡Acaso este hombre no piensa parar en su casa!, es increíble, ni modo le digo al repartidor que toqué donde Hannah y se lo entregué, tendré que pensar en otra táctica porqué esta fue caso perdido.

 

A los minutos tocan a mi puerta y es el repartidor con una gran sonrisa.

 

—¿Qué sucede? —le digo impaciente.

—El chico estaba allí con ella, el abrió la puerta y se quedó de piedra mientras yo le entregaba el ramo a la señorita, a leguas se notó que no le gustó nada —me responde tapándose la boca para no reírse.

—¿Es enserio? —le digo con los ojos como platos.

—El chico es como lo describió usted, alto, cabello negro y ojos grises, así que supongo que es él, pero puede ir a husmear usted y averiguarlo.

—A no lo dudes muchachito, claro que lo haré, gracias por avisarme —le digo dándole algo extra de propina, el chico se va más que feliz.

 

Entro en casa, recojo una taza y corro a donde Hannah, entro sin tocar la puerta como haría cualquier día y me detengo cuando los veo sentados a la mesa.

 

—Ay lo siento, no sabía que estaban reunidos, venía a robarte un poco de azúcar para hacer un flan de coco —le digo a mi cuñada mientras le enseño la taza.

 

Luego camino hacia ellos y los saludos, hasta llegar al pequeño Mateo.

 

—Hola cosito precioso, ¿Cómo estas tu hoy?, Dylan esta con su papa haciendo la compra, pero en cuanto llegue seguro que viene a jugar contigo —le digo y luego beso sus gorditas mejillas.

 

—Hola tía lobyn, lile a mi pimo que yo lo espelo aqui, nani me complo unos juegos inqueibles —me dice sonriendo con su boca toda llena de salsa de pasta.

 

—De acuerdo, no los interrumpo más, tomaré un poco de azúcar y me iré por donde vine.

 

Al llegar a la cocina veo el ramo sobre el mesón y grito.

 

—¡AAAAAAA! ¡QUE ES ESTA BELLEZA! —le digo a Hannah y ella sonríe.

 

—Me lo acaban de traer, no tengo ni idea de quién lo ha enviado —me dice pensativa.

 

—Ay nena, pero mírate nada más con enamorado secreto y todoooooooo, esto es hermosoooooo —le digo eufórica, y por el rabillo del ojo veo como Alec se remueve en su silla evidentemente incómodo con la situación, ¡BINGO!, plan en marcha señores, fase 1 completada.

 

Tomo el azúcar y salgo tranquilamente del departamento, al cerrar la puerta comienzo a dar brinquitos en el pasillo sonriendo como loca, es que esto me puede, todo salió mejor de lo que pensé.

 

Amy tenía la puerta abierta y mira todo lo que hago.

 

—A no loca, ven aquí y me cuentas ya mismo que está pasando —me espeta con los brazos cruzados desde su puerta y golpea el suelo con un zapato repetidas veces.

 

¡Maldición!, este era mi secreto, pero no tengo escapatoria, entro y le cuento todo mi plan y lo que acaba de ocurrir.

 

—¡Estás loca acaso! —me cuestiona.

 

—No has pensado que quizás ellos no se gusten, que no sean compatibles y esto acabe mal, jodidamente mal, caramba Robyn, la vida no es una telenovela —me dice mientras camina de un lado a otro de la sala.

—Amy, cálmate, ¿De dónde crees que sacan las ideas de las novelas?, pues de la vida real Amy, ya yo hice mi investigación necia, son el complemento perfecto el uno del otro, además la tensión sexual que hay entre ellos es más que palpable, así que sí se gustan, solo que ellos aún no lo saben —le digo con una risilla, pero ella me fulmina con una mirada.

—Deja el drama, Alec está sólo con Mateo y no sabe qué hacer, Hannah nació para ser madre, ella lo ama, esta es su oportunidad de ser felices, así que está más que claro que esto es lo mejor para ellos, tú sabes muy bien que Hannah tiene ya 26 años y el 30, ¿Que más van a esperar? La felicidad está allí en sus narices, así qué o apóyame en esto o ahórrate el sermón, tu y yo encontramos el amor, ¿acaso no quieres eso para Hannah también?

—Claro que lo quiero es mi mejor amiga Robyn, la amo, pero quiero que ella elija lo que quiere.

—Y lo elegirá, yo no estoy poniendo un arma en sus cabezas mujer, solo les doy un empujoncito hacia el camino del amor, lo demás está en ellos, si no se gustan y no hay química, pues nada sucederá ¿Cierto? —le digo y lo piensa un minuto, pero luego asiente dándome la razón.

Hannah es como una hermana pequeña para mi, es una chica extremadamente madura y hay algo que nadie sabe solo yo, a Hannah la diagnosticaron esteril hace un par de meses ella no podrá ser madre por cuenta propía, se que por eso cuidar del pequeño Mateo es tan importante para ella, la vida el destino Dios como quieran llamarlo unió a esos tres pr una razón, ellos necesitan una mujer que los ame y los salve de tanto dolor y mi niña necesita entregar todo ese amor que lleva dentro, Mateo la ama el ya es su hijo yo solo les daré el último empujón que necesitan.




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