Caricias Perdidas

Capítulo 13

Camino por el parque de feria improvisado que montaron en el patio del instituto, hay pequeños puestos de comida, payasitos, magos y atracciones para los niños, y no sé quién está disfrutando esto más si Mateo o Hannah, ella ríe y disfruta de todo como una niña más y eso me encanta, ella es todo lo que yo no soy, divertida, habladora, expresiva y sin filtro, sobre todo esto último, lo que ella piensa lo dice, y eso me recuerda a mi Alana, pero me hace sentir bien, es como si ella la hubiera guiado hasta nosotros, realmente eso espero porqué ella es perfecta, somos perfectos juntos.

 

A lo lejos veo como Mateo corre hacía mí, Hannah viene detrás de él y no tiene buena cara, me agachó instintivamente y abro los brazos para recibirlo; cuando llega hasta mi se esconde entre mis brazos y lo escuchó sollozar, alzo mi rostro mirando a Hannah, buscando respuestas en su mirada a lo que ocurre.

 

—Había unos chicos metiéndose con él mientras yo compraba una botella de agua, no ha querido decirme que sucede, tengo ganas de golpearlos, ¿Qué clase de personas crían a estos chicos? —me dice con los ojos llenos de lágrimas no derramadas.

 

Separó un poco el rostro de Mateo de mi pecho, voy secando sus lágrimas al tiempo que beso su regordeta mejilla y le pregunto.

 

—¿Que sucedió Mateo, esos niños te lastimaron? —le digo en voz baja, y no paro de besar su cabecita, su rostro, mientras voy pasando mi mano de arriba abajo por su espalda haciendo que se tranquilice, como me hacía mi madre.

 

Levanta sus ojitos rojos por el llanto y me habla.

 

—Lolito ¿Tú me quieles? —me pregunta y dejo de respirar mientras lo observó.

 

Su carita esta roja por el llanto, el sudor corre por su frente por haber saltado en la cama elástica, acurrucado entre mis brazos buscando refugió, apoyo, amor... Y el momento sucede, mi corazón comienza a latir de nuevo, se caen las barreras, ya no hay dudas, la veo a ella en él, en su mirada, en la forma de sus cejas, en el color de sus ojos, y lo amo, amo a mi sobrino muchísimo, así como amaba a mi hermana gemela, gracias Alana, gracias por dejarme una parte de ti, voy amarlo y protegerlo, lo prometo.

 

—Claro que te amo bebe, con todo mi corazón —le digo con el corazón en la mano, sin titubeos, sin dudas, con toda la sinceridad de mi alma.

Mateo me mira serio y poco a poco se va dibujando una sonrisa en sus labios.

 

—Lo sabía mami me lo lijo —dice mi sobrino sonrojado.

 

—¿Mami te lo dijo? —le pregunto sorprendido

 

—Si me lijo que tú me quelias y que nani también me quelia y que usteles se quelian muto y se iban a dal besitos —me habla sonriendo.

 

Yo respondo su sonrisa cuando lo escuchó, porque le creó, eso fue lo que susurro Alana en mi sueño "es la indicada, amala y amalo a él, no dejes escapar la felicidad..." te escuche hermanita, y voy hacerte caso.

 

Miro a Hannah que está llorando, y le guiño un ojo para tranquilizarla, vuelvo a colocar mi atención en Mateo.

 

—Entonces dime bebe ¿porque llorabas, que ocurrió? —el arruga su naricita y sorbe sus mocos.

 

—Los ninos gandes me lijeron que yo no tenía papas, que nalie me quelia —dice con los ojitos llenos de lágrimas nuevas.

 

—A no, claro que no, se van a enterar esos mocosos —dice Hannah y se va pisando fuerte hacia el grupo de niños.

 

Yo tomo a Mateo en mis brazos y la sigo, esta mujer es capaz de todo, el llanto quedo olvidado en cuanto ve el algodón de azúcar; Hannah llega hacía los niños y ellos la guían hasta sus madres.

 

—Buenas tardes vengo a pedirles que por favor le pongan cuidado a sus hijos, se han estado metiendo con mi bebe hasta el punto de hacerlo llorar —dice Hannah con voz en calma.

 

—Pues que no sea llorón —le responde una de las madres mascando un chicle exageradamente.

 

Hannah respira pausadamente y aprieta la mandíbula, yo ni me muevo, en discusiones de mujeres es mejor no entrar, si la cosa se pone fea ya es otra cosa, pero por lo pronto, esa vieja se merece que mi nena la ponga en su lugar.

 

—Estoy siendo amable con usted, Mateo solo tiene tres años, sus hijos son más grandes y son crueles, cuando no hay necesidad de eso, ustedes deben ponerle un alto a su comportamiento o me veré en la penosa situación de poner mi queja en la dirección –

 

Muy política eso es Hannah 1 —Vieja 0

 

La vieja deja de mascar chicle y se acerca a Hannah, no demasiado para que intervenga, pero casi.

 

—Mira aprendiz de madre, me tiene sin cuidado tu opinión y tus amenazas, haz lo que te venga en gana, a mí nadie me dice como criar a mi hijo, y menos una mojigata que seguro aun le limpian el culo —

 

La vieja es cochina, grosera, y desagradable, pero tiene un punto Hannah 0 —Vieja 1.

 

Hannah se pone roja y me sorprende cuando grita.

 

—¡MIRA MUJERCITA, ¡PORQUE EL SEÑORA TE QUEDA MUY GRANDE, YA VEO QUE A TU HIJO NO HAY QUIÉN LO ACOMODE, SU PEOR DESGRACIA ES HABER SALIDO DE TU VIENTRE, SI VUELVE A TOCARLE UN PELO O A SIQUIERA DIRIJIRLE LA PALABRA A MI HIJO, VENDRÉ POR TI Y TE ARRANCARE LOS OJOS, ¡VÍBORA VENENOSA!  —le gritó Hannah colérica, la mujer se quedó estática con los ojos abiertos como platós y la boca bien cerrada.

Hannah se volteó impulsada por el millón de emociones que surcaban su cuerpo, tomo mi mano y salimos lejos de allí como alma que lleva el diablo, no paso desapercibida para mi la sonrisita que tenía Mateo en los labios, yo nunca lo había defendido de esa forma, creo que nadie lo había hecho en realidad y eso solo tiene una explicación Hannah es su madre esa es la verdad absoluta, no hay más. 




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