Caricias Perdidas

Capitulo 14

Hannah

Por todo el camino al departamento voy votando chispas, sapos y culebras por la boca, Alec no decía nada, solo me sonreía y acariciaba con su mano libre mi pierna, esa simple caricia en vez de calmarme, solo me incendiaba más, pero no de la misma manera, esta manera de calentarme, me gusta más, mucho más.

 

—¿Se puede saber de qué te ríes?, yo no veo nada gracioso en esta situación —le espetó frustrada.

 

El levanta una poblada ceja hacía mí.

 

—No me rio porque la situación sea graciosa, me rio porque tu molesta eres la cosita más apetecible del mundo —me suelta esa declaración y me deja muda, antes de bajarse del auto aprovecha mi desconcierto y me da un ligero beso en los labios, un beso que me dejo con ganas de más.

 

Alec Garza vas a matarme, pero miento si digo que no quiero morirme a causa de ese pecaminoso hombre.

 

Alec abre mi puerta como todo un caballero, mientras el coge el bolso con las cosas de Mateo y mi cartera, yo cargo a mi cuchufleto que se quedó dormido en el camino a casa.

 

—Bueno nena espero que te gusten los cambios que se hicieron, recuerda que esto no es para siempre, pero es lo mejor para Mateo por ahora ¿De acuerdo? —dice Alec abriendo la puerta de mi apartamento.

 

Hermoso, es lo único que pienso cuando abre la puerta, fusionó nuestros apartamentos a la perfección, mi apartamento sigue manteniendo la sala intacta solo que ahora es más espaciosa, los muebles de Alec fueron reemplazados por una gran alfombra color burdeos, sobre ella están unos cómodos puf color negro y frente a ellos un televisor gigantesco, con millones de aparatos electrónicos, Alec nota mi incertidumbre.

 

—Esta es el área social digámoslo así, aqui podemos ver películas, los chicos y yo podemos ver los partidos de futbol —me comenta intentando ocultar una sonrisa.

 

Y entiendo que este es un pequeño capricho para él y está bien, me gusta que allá dicho los chicos, está incluyendo a mi familia en esto.

 

—¿Las habitaciones han cambiado?, porque Mateo pesa, necesito acostarlo —

 

—Claro, dámelo, yo lo llevo a su cuarto, tu termina de explorar los cambios —

 

Y con Mateo en brazos se introduce por el pasillo de las habitaciones de la zona H si, así dividiré todo, mi apartamento es zona H, y el de Alec será zona A.

 

Recorro todo el  departamento y me gusta muchísimo, es más iluminado, más amplió, las habitaciones siguen iguales, las cocinas se unificaron en una y ahora es como el sueño de cada chef profesional, me muero por cocinar aquí.

 

Camino a mi cuarto para cambiarme por ropa más cómoda y encontré más que eso, encontré el vestidor de mis sueños, mi biblioteca ya no existe, ahora es un vestier digno de una Kardashian, toda mi ropa esta ordenada en ganchos, mis zapatos están en un mueble especial, clasificados por tipo, los de tacón, los esport y los del día a día, pero mi ropa solo ocupa la mitad de este vestidor, la otra está llena de trajes, zapatos y ropa de hombre, Alec... Y como si lo llamara con el pensamiento se materializa a mi lado.

 

—Todas tus cosas están en la que era mi oficina, ahí está tu escritorio con tu computadora y todo lo que había aquí, ahora es nuestra oficina/biblioteca, mi ropa y todas mis cosas están aquí en tu cuarto, pero yo dormiré en mi cuarto como siempre, esto es solo para la inspección de la trabajadora social, debe creernos que estamos juntos, ¿Lo comprendes no? —yo no digo nada, estoy en shock con tantos cambios.

 

Pero no es solo eso, es que cuando vi sus cosas aquí, pensé que el dormiría conmigo, pero es obvio que esto es para fingir y me desilusiono un poco.

 

—Hannah di algo, me estas asustando —me susurra Alec sujetando mi cintura.

 

Yo inspiro su delicioso aroma, llenándome de él, sintiendo el calor que desprende su cuerpo, y dejándome llevar me volteó, tomo su cara entre mis manos y lo beso.

 

 

Alec

Hannah tira del cabello de mi nuca y eso me vuelve loco, ella está al mando controlando el ritmo del beso y yo me dejó hacer, mi pequeña gatita es salvaje y como el infierno que me encanta.

 

Aprieto entre mis manos ese firme y sexy trasero que tiene y de entre sus labios sale un pequeño jadeo, ¡Joder!, enrolla sus piernas en mi cintura y sin perder tiempo la llevo hasta la cama, beso su cuello, su clavícula, mientras acarició sus piernas, su abdomen, la ropa sale de nuestros cuerpos como si quemara, jodidamente esto está pasando, va a ser mía, Hannah va a ser mía, de su boca salen quejidos incontrolables, y me encienden como una antorcha, esta mujer es exquisita, afrodisíaco puro y es mía, solo mía.

 

La desnudo completamente, está debajo de mi cuerpo a mi merced, esta lista, jadeante y dispuesta, dejando un reguero de besos desde su cuello, descendiendo por sus preciosos senos, su abdomen, me detengo en su monte de venus, su feminidad, levanto mi rostro y la miro maravillado por lo hermosa que es, en su mirada hay deseó, deseó y amor hacia mí, solo para mí.

 

Regreso mi atención a su zona íntima y soplo lentamente, ella arquea su espalda en respuesta, y yo comienzo a degustarla, cada rincón de ella, chupando y besando en los lugares correctos hasta hacerla llegar al clímax diciendo mi nombre, ver disfrutar a Hannah es sublime, pero lo mejor es saber que yo fui él que lo provocó, me quito los boxers sin perder tiempo y me posicionó entre sus piernas, nos besamos sin control, nuestros cuerpos están piel con piel, y es mejor de lo que imagine, ella encaja tan bien debajo de mi cuerpo, succiono su labio inferior y ella gime.

 

—¿Estás lista Hannah? —

 

—Si, joder Alec, hazlo ya, te necesito dentro —me responde jadeante, al tiempo que con sus piernas me ínsita a entrar.




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