INTENTEMOSLO
Una semana entera donde no había salido de aquel lugar, solo cuando llego el primer día y reviso la nevera encontrándosela vacía, no le quedo de otra que mostrarse al mundo, esa vez comprobó lo que le había dicho la chica sobre los malos olores.
Ahora se encontraba mandado las fotos que le había prometido a su madre, aquellas que tomo desde el balcón, a la calle, los edificios, el cielo y a él mismo mientras fingía una sonrisa, tenía los brazos extendidos hacia arriba ya que estaba acostado y un poco aburrido. Miro al techo esperando a que le respondieran y el tono de llamada se escuchó dos minutos después.
_ Hijo cómo ¿te sientes allá? – pregunto su madre.
_ Daven ¿ya visitaste la universidad? ¿Qué piensas hacer mientras?
_ Mama, me siento solo y aburrido, y papa, no he ido, tenía pensado hacerlo la próxima semana, quiero acostumbrarme a la habitación primero.
_Hijo, no es necesario que esperes mucho para escribirnos, sabes que yo siempre quiero saber de ti – decía atenta su madre.
_ No pierdas el tiempo Daven, deberías conocer la ciudad para que después no te pierdas…
_ No te preocupes padre que ya conocí a una chica y podría decirle a ella que me muestre el lugar o yo que se.
_ ¿Qué chica? – su madre no perdió tiempo.
_ Eso suena bien hijo, así te olvidad de tu…
_ Como si tu pudieras olvidar a mama después de saber que era tu mate.
_ Era distinto, los dos ya éramos adultos.
_Como si hubiese sido mi decisión que fuera Anni.
_Hijo, no te pongas así, tu padre quiere lo mejor para ti…
_Hablamos otro día, estoy cansado.
Colgó con el corazón hecho pasa y se sentó en la cama con un gruñido de frustración. A su mente le llego la conversación de días pasados con Bárbara y la invitación a la supuesta fiesta, no queriendo prepararse algo de comer, decidió ir a ver si encontraba allí algo que meterle al estómago.
*Intentémoslo, no se pierde nada haciéndolo*
“¿Por qué no lo intentaste con mi ángel Anni?”
*Como te odio a veces*
Se cambió de ropa por una que pensó seria la indicada para la ocasión, pantalones y camisa, una negra con dibujos raros, y zapatos cómodos, converse para ser exactos, unos tan viejos como desgastados, regalo de su abuela antes de partir de ese mundo.
Un poco nervioso camino por el pasillo viendo la placa delos números de las habitaciones, hasta que la música y gritos del interior de una más adelante se delato, dio otros tres paso y toco la puerta, pero nadie respondió, toco más fuerte y escucho un “pase” y eso hizo.
Chicos y chicas de aproximadamente su edad bailaban en la sala, algunos se besaban en el pasillo con bebidas en las manos y otras pocas voltearon a verlo entrar. Esquivo los cuerpos del pasillo fracasando y siendo insultado por algunos.
- Hooooola – dijo una Bárbara borracha estampándose contra el – Así que viniste.
- Si – dijo con pisca de arrepentimiento.
- Ven para presentarte – lo agarró del brazo y lo arrastro a la cocina – Chicoooos – grito a todo pulmón – Les presento a Daven, el nuevo del piso.
- Hola Daven, yo soy Luis – choco de manos con él.
- Y yo Aaron – dijo otro chico desde la distancian, dando un asentimiento de cabeza.
Uno a uno se fueron presentando, muy ruidosamente, le entregaron vasos con alcohol y le ofrecieron fumar mientras le daban palmadas en la espalda, como bienvenida. Había dos hermanos, Diego y Héctor, los dos fueran unos morenos bien portados si el segundo no hubiese nacido albino, pero eran muy confiados todos ellos, y sin querer le habían trasmitido esa vibra.
Decidió confiar y bebió de uno de los vasos, haciendo una mueca ante el sabor nuevo, que nunca antes había probado, los demás lo vieron para después carcajearse.
- ¿Nunca habías tomado? – le pregunto el moreno como si no lo pudiera creer.
- La verdad nunca tuve la curiosidad de hacerlo…
- Pues hurra por ti, porque esta noche será como cualquier otro. – dijo Bárbara muy animada incitándolo a tomar más.
- Daven, Daven – hicieron coro los demás.
- Aquí estas – dijo Bárbara a la persona que estaba detrás de él – Él es el nuevo, del que te hable hace días.
- Mucho gusto - dijo la amiga apareciendo en su campo de visión.
Tenía el cabello corto casi como un hombre pero con la parte de arriba más larga haciendo de flequillo, de barbilla fina y facciones delicadas, vestía casi igual que su amiga solo que esta llevaba una falda corta pegada a las caderas, negro brillante, y algunos pirsin visibles, en su nariz, labio y ombligo, lo que trato de ver disimuladamente, con unas botas rusticas también negras de trenzas.
- Yo soy Daven – dijo estrechando su mano.
- Yo Lety, espero que ya te estés divirtiendo…
- Si no lo está haciendo pronto lo hará – grito el albino con una gran sonrisa blanca, Bárbara le lanzo una mirada y este callo aguantándose las ganas de reír.
- Mi querida Lety ¿me concederías un baile? – le pregunto Luis.
Termino un vaso y paso al otro sin sentir nada de momento, lo invitaron a bailar y puso de todo su esfuerzo para hacerlo, lo manosearon un poco pero nada que no fuera más allá. Después de un buen rato de beber un vaso tras otro lo hicieron sentarse en círculos en el piso, los que quisieran participar se meterían a él.
Empezaron con preguntas y retos fáciles, pero de un momento a otro ya se encontraban preguntándole sobre su vida personal, y más fue su sorpresa cuando las contestaba.
- En resumida encontraste tu meta, pero resulto ser una niña pequeña y tierna, entonces los padre no ella no te quieren cerca de al igual que tu padre.
- Así parece – dijo poniendo sus labios en una fina línea.
- Oh viejo, que fuerte – dijo uno apenándose.
- Y lo peor de todo es que creen que yo le hare algo, ya saben… pero yo soy… yo nunca… Bueno, como sea.