Carita De Ángel

CAPITULO 9

EL MATE DE BARBARA

 

 

- ¿Qué paso con él? – pregunto con miedo.

- Esta ciudad es una metrópolis como te podrás haber dado cuenta. Él tenía un primo que tenía un carro, aquí todos tenían un carro o una moto, hasta una camioneta como el alfa, la cosa es que íbamos a una cita, el convenció a su primo y este se lo presto ya que el todavía no reunía el dinero suficiente para comprase uno. Veníamos a casa cuando tuvimos un accidente a cinco calles de aquí, el murió al instante según lo que dijeron los médicos…

- ¿Y tú? ¿Qué paso contigo?

- Operación de la cabeza, técnicamente tenía el cráneo abierto, no entendía como seguía viva, me operaron pensando que en cualquier momento moriría, pero no lo hice, estuve algunos meses en coma, pero mejore a gran velocidad y ni yo sé porque, fue horrible cuando desperté y supe lo que paso.

- ¿Y cómo estaba tu cabeza?

- Ella  está bien, todo está perfecto aquí – dijo señalando su cabeza – Pero si me quedo una gran cicatriz – hablo para después separar su cabello y mostrarle una raja de más de cinco centímetros, donde no crecía cabello.

- ¿Debió ser horrible? – por su cabeza pasaron todas esas escenas tristes.

- Lo fue, pero seguí adelante, como siempre, donde vivo es el departamento donde viví con el ese cortó periodo de tiempo…

- ¿Por qué?

- Porque fui feliz allí, no podría olvidar nunca nuestro tiempo juntos, me mude a otro lado o no, allí están sus fotos, es como si nunca se hubiese ido.

- Y desde entonces no has conocido a nadie más.

- Cuando te conocí, te vi tan inocente, de algún modo quise conocerte y mientras más lo hacía más me gustabas, eras como algo nuevo a lo que estaba ansiosa de darle uso.

- Que pervertida eres – rio.

- Tú ya no te quedas atrás – dijo dándole un apretón de manos, en medio relato había sostenido su mano sin percatarse, hasta ese momento.

- ¿Si algún dial legua otro?

- Pues me imagino que lo amare al instante, ya sabes…

- Siii… - dijo en un débil susurro.

- Entonces ¿me dirás que soñaste?

- Que Anni estaba en mis brazos muerta y empapada de sangre… no podía hacer nada.

- Solo fue un sueño – ella le sobo las espalda en consuelo.

- No, tengo sueños extraños desde que hable con mama sobre ella, pero nunca que moría…

- ¿Y si la llamas para preguntarle?

- No creo de deba…

- Nada de eso, llámala mañana cuando puedas y salte de dudas, puede ser un aviso del destino o que se yo, mejor que le tengas un ojo encima a que después lo lamentes.

- Tienes razón – fue lo único que pudo salir de su boca después.

 

Los años pasaron, donde Daven estaba casi culminando su carrera de médico, donde decidió estudiar otra carrera y trabajar con el alfa de aquel lugar, fue de mucha ayuda para la administración del edificio, y también, hizo algunos cursos varios, llenando más su cabeza de conocimiento.

Se hizo “famoso” en el edificio, cambio bastante, era más amistoso y conversador, fue sacando su parte adolescente que no conocía, salía a fiestas y reuniones de amigos, hasta su físico estaba diferente, se trasformó en un joven sexi y apuesto, con cuerpo envidiable, deseado por muchas, pero ese cuerpo por los momentos era solo de su fiel amiga, compañera, confidente, Bárbara Pino, la que apoyo en todo lo que quiso hacer.

El día de su graduación, lo acompaño, y en aquel lugar encontró el amor, se alegró por ella pero también se entristeció por él. Estaba subiendo a la tarima cuando llego su turno, vio a lo lejos a su amiga trotando, ya que se retrasó en llegar, la vio sonreírle y después cambiar su semblante serio, mover su nariz olfateando y mirando en todas direcciones. Cuando todo acabó le presento a un compañero de clases y casi se le lanza encima, pero a este pareció no importarle, invitándola a comer.

Como olvidar a su madre, que viendo que él se rehusó a visitar a la manada, se encargó de viajar todas las vacaciones que tuvo, ya acompañarlo a su departamento, dejándolo todo siempre un caos, junto a su hermana menor, que ahora no tenía 3 años, sino 8, pero era mejor eso a que se pusiera hablar de su mejor amiga en la vida, una dulce Anni de 10 años ya.

Daven, cuando su hermana empezaba con sus charlas, le daba una mirada a su madre, esta sin poder hacer nada se disculpaba en silencio y se encogía de hombros, cuando creía Rubi empezaría de nuevo, la callaba diciendo que le brindaría helado, y gastaba mucha plata en eso, ya que su hermana era peor que na chicharra y que en esas caminadas, salían los tres a comer helado.

Pronto llego la noticia de su amiga, que estaba enamorada de su amigo, el nuevo mate que la luna le dio, se casarían en cinco meses y querían que el fuera el padrino, encantado lo acepto. Egar, un hombre solitario, que paso muchos años de su vida solo, ahora sabia la verdad sobre su casi esposa, pero eso solo hizo que se enamorara más.

Y la boda estuvo de maravilla, se veían muy felices juntos,  y Daven, tenía una que otra amiga, con la que saciaba su necesidad. El tiempo seguía pasando, no perdonando a nadie a su paso.

Bárbara se rehusó a mudarse, así que Egar se mudó a su apartamento, en un año la mejor noticia que podían recibir llego, esperaban un bebe. Y Daven seguía solo, en el mismo sitio, y estudiando más, especializándose y graduándose.

Hasta que cinco años más pasaron, como un borrón en su mente, y las noches en vela eran tan normales como comer. Su madre le rogaba para volver, cada año se negaba, hasta esa vez. Recordando la conversación de su amiga semanas antes.

*

- ¿No tienes pensado volver? – le preguntaba mientras batía un tetero, para su segundo hijo

- ¿Por qué lo haría?

- Es tu hogar, aquí no te veo feliz, estas peor que al principio… Deberías ahora si volver, ha pasado mucho tiempo, si es por Anni ella ya estará mayor.




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