Carita De Ángel

CAPITULO 12

TRAICION

 

 

Estaba arriba del techo, viendo el cielo estrellado. Había llegado una gente de la manada, exigiendo ver al alfa, yo huyendo de donde había problemas, me desaparecía, Rubí estaba con su madre en algún lugar de la casa, la cocina lo más seguro.

De pronto escucho un escándalo, algo pesado cayó al suelo, y curiosa como soy salte dentro de mi cuarto y corrí escaleras abajo, Encontrándome con una escena sangrienta, y todo el aire de mis pulmones salió.

Estaba el alfa en el suelo con un cuchillo en su pecho, sangrando y con ojos cerrados, algunos hombre separaban a otro del cuerpo del alfa, este se veía agresivo, tenía una mirada de odio asesino, y gritaba a donde yacía el alfa, este parecía muerto, no se movía, no reaccionaba.

Sentí miedo, por el hombre que era como un padre para mí, esto no podía ser verdad.

Su esposa apareció por la puerta de la cocina, cuando vio a su esposo en el suelo, la bandeja con vasos de jugo cayeron, agregándole mas escandalo a todo lo demás, su grito aturdió a todo aquel en la sala, hasta a mí que me encontraba apenas bajando los escalones, todavía en la planta de arriba.

El hombre responsable, desapareció junto con otros más que lo llevaban agarrado, Rubí corrió hasta donde estaba su padre y se arrodillo chillando, yo llore desde la distancia, después fui abajo.

Me sentí fatal en pocos segundos, viendo que nadie reaccionaba pedí ayuda para llevarlo al hospital y a otros los corrí, Rubí y su madre lloraba desconsoladamente arrancándome más lágrimas. Los hombres llamaron la ambulancia mientras yo me abrazaba a esas dos mujeres.

Y en poco tiempo ya estamos de camino al hospital más cercano, Rubí se quedó conmigo y uno de los que estaba ayudando nos llevó, mientras que su madre se montó en la ambulancia muy histérica.

- Anni, mi papa, mi papa – lloraba apretándome fuerte.

Yo solo correspondía a su abrazo callada, asustada, trise y preocupada. Ramón, se llama el hombre que nos llevó, nos condujo hasta un pasillo donde esperaba nuestra luna, caminando de un lado a otro y cuando nos vio corrió hasta nosotras.

Permanecimos abrazadas las tres esperando para que nos dijeran como estaba, si seguía vivo, si lograron salvarlo, pero nada, el pasillo estaba escalofriantemente silencioso, me ponía los pelos de punta, ya hasta me imaginaba las almas de muchos pacientes rondando eternamente.

- Señora, aquí están algunas de sus cosas que podría necesitar… - dijo Ramón entregándole un bolso de tela.

Lo que pudo ver dentro fue, un pañuelo, su celular, comida en una taza, crema y cepillo, más de allá no pudo porque Rubí grito.

- DAVEN…

Y su madre callo en cuenta de su otro hijo, marco su número temblando y llamo, levantándose y caminando de un lado a otro, me imagine un hueco ya de tantas veces que había caminado por ese espacio.

La escuche tratando de decirle, y me levante para caminar también, nerviosa, hasta que le grito a su hijo, yo di un brinco y me pare firme como soldado, viendo con el rabillo del ojo que Rubí también brinco y se alejó un poco, con miedo de su madre,

- Que vuelvas lo más pronto posible y nada de escusas, si tu papa se muere te culpare de esto…

Estaba molesta, muy molesta, si fuera Daven me vendría a la velocidad de la luz. Colgó y se sentó en una silla, roja, casi que echaba humo por la nariz. Las horas pasaban demasiado lento, que ya no podía quedarme tranquila en un solo sitio.

Así que le di uso a mi poder, el de escuchar conversaciones ajenas hasta enterarme de mucho. Algunas enfermeras hablaban de un señor que había recibido una apuñalada en el pecho, era la sensación del momento en aquel lugar.

- El doctor dijo que no le veía futuro, pero el hombre pareció no rendirse, todavía sigue vivo, es fuerte…

- ¿Sigue vivo? eso es imposible, su tórax está totalmente destrozado ¿Quién tendría tanta fuerza para hacer?

- Para mí que el hombre se quería matar y no pudo, que uso algo pesado para enterrarse el cuchillo, la única explicación que tengo.

- No, no creo, si fue que un hombre lo quiso matar puede que este haya usado algo para enterrárselo mas al hueso.

- Que crueldad – dijo otra que no había hablado antes.

- Que sabes tú si ese es un mal hombre, por eso lo querían matar.

- O puede que solo sea un asesino y se la agarro con el pobre hombre, no te parece, para ti todos los que vienen con apuñaladas o tiros son asesinos, narcos u otra cosa más – se defendió la enfermera.

- ¿Y quemas seria?

- Pues del barrio que yo vengo moría mucha gente inocente tiroteaba, así que piensa tú – y se fue molesta.

No aguante más y me acerque sigilosa al grupo de enfermera.

- Escuche que  hablaban de un señor con una herida en el pecho…

- ¿Y qué te importa eso a ti, niñita? – me dijo la que antes había molestado a la enfermera.

- Y a nadie le importa que tengas una vida miserable, pero veo que te gusta llamar la atención y tratar mal a la gente… - vi como las demás se rieron disimuladas y yo le di también una sonrisa triunfal.

- ¿Cómo te atreves? – camino hasta mi para hallar mi pelo, como toda mujer.

Me quite sus  manos de encima y empezó a defenderme como aprendí, con golpes como todo un hombre, ella gritaba al igual que las demás, y arme un escándalo, lo que me faltaba.

- Anni, basta – grito mi segunda madre y me separo de la enfermera - ¿Qué te pasa?

No pude decir nada, agache mi cabeza avergonzada, ella se me quedo mirando, la enfermera me insultaba y le gritaba algo a ella.

- Perdón mami, estaban hablando mal del Alfa – la llamaba mami cuando sabía que estaba en serios problemas, hasta ahora era la segunda vez que lo hacía.

- Esto no era necesario – siseo.

- Señora, esa niña desgraciad…. – levanto callando a la otra mujer y me arrastro para el otro pasillo




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