Carita De Ángel

CAPITULO 16

PROYECTO EN MARCHA

 

 

La vi alejarse pero la deje, todavía sentía lo picante, por donde la comida hizo su recorrido, Anni se fue riendo y yo en la cocina, me sentí mal al instante, agarre un vaso de agua pero solo revolvió todo en mi estómago. Subí a mi cuarto y me cambie, escuche a mi ángel caminar por su cuarto.

- Lo dejare pasar solo por hoy – susurre como si pudiera escucharme

Ya ni recuerdo lo que tenía que hacer, así que solo me acosté a dormir.

Por la madrugada despertad con dolor estomacal y salí corriendo al baño, el dolor era soportable pero no podía estar así todo el día ¿Qué me diste pequeña demonio?

Baje a la cocina para buscar que comer, tenía hambre, Revise en la nevera y todavía quedaba jugo pero lo probé con el dedo y no estaba salado, seguro Anni había apartado un vaso, y si, allí estaba un vaso vacío, supuse que era el que había agarrado para servirme y con un descuido mío, solo lo cambio. De verdad que si soy torpe.

Tome un vaso de agua mientras veía por la ventana que estaba arriba del lavaplatos, viendo movimiento de los arboles por el viento que soplaba. Me quede así sintiendo paz, tenía años que no sabía que era eso, siempre me gusto verlos árboles, rodearme de ellos, el bosque es mi lugar favorito ¿Cómo hice para soportar la ciudad?

Me asuste un poco cuando un cuerpo apareció por un lado de la casa pero me calme cuando lo reconocí, mi pequeña estaba caminando al bosque ¿Por qué? En silencio salí de la casa y fui tras ella, persiguiendo su esencia.

Llego hasta un arroyo que quedaba alejada de la casa, un lugar poco concurrido, o eso era cuando yo estaba joven, ahora no lo sabía, pero ¿Quién iría a este lugar a la medianoche? No es el que antes era mi lugar favorito, ese estaba más en el corazón del bosque.

Mis pies descalzos no hacían ruido pero igual ella se dio cuenta cuando estuve lo suficientemente cerca.

- ¿Qué haces aquí?

- Quería saber adónde iba mi angelito sola en la noche

- No me digas así –camine hacia ella y con la poca luz vi sus ojos rojos.

- ¿Estas llorando? – agarre sus mejillas redondas, estaban suaves y húmedas - ¿Qué tienes? ¿Quién te hizo llorar? para matarlo.

- En ese caso deberías morir – eso dolió.

- ¿Qué te hice?

- ¿Qué no me hiciste?

- ¿Es por mi partida? Te pido perdón, no sigas enojada conmigo, te necesito cerca…

- Ya es tarde para eso – aparto mis manos.

- No lo es, aquí estoy, y no pienso irme más…

- ¿Por qué debería creerte?

- Este es mi hogar, aquí está mi familia, aquí estas tu…

Ella lloro mas pero no supe porque lo hacía, esta desconcertado devanándome los sesos pensando en cómo calmarla así que me acerque a su rostro para que me mirara y eso hizo, aproveche para detallarla a la perfección y un hermoso detalle que antes no había visto, allí estaba pequeñas pecas rosadas en su nariz pequeña y delicada y sobre sus suaves mejillas.

- Tienes pecas hermosas – solté con ternura.

- ¿Pecas?

- Si, son casi imperceptibles, pero las noto, eres hermosa ¿lo sabias?

- Si – me sonrió y paso sus brazos por mi torso, y en ese pequeño instante me sentí triunfador.

- ¿Me dirás que tienes? – a atraje para abrazarla y empecé a acariciar su cabello largo, en la oscuridad podía notar sus mechones rojos, le quedaban bien, mi pequeña es como una adolescente rebelde y eso me encanta.

- ¿Que fue eso? – tarde note que yo era el que hacia aquel ruido, mi estómago.

- Perdona – me avergoncé, pero se me escapo una risita – Estaba por comer cuando te vi entrar al bosque…

- ¿Quieres que te ayude con la comida? – dijo acercándose mucho a mí, alterándome por completo.

- Creo que te descartare por los momentos – Termine por acortar la distancia uniendo nuestros labios.

Ella soltó un gritico de sorpresa y trato de separarse pero enrede mis dedos en su sedoso cabello para mantenerla quieta a mí, me contuve, ya me había experimentado, ya se como puedo ser. No quería que ella me siguiera rechazando, así que solo debía tomar las cosas con calma. Fue un beso lento, pausado, pero todas las sensaciones estaban presentes, ella se dejó llevar y nos besamos.

Y mi felicidad crecía, su exquisito olor me estaba volviendo loco, sino paraba pronto no podría hacerlo después, no podía permitir que ella me odiara nuevamente, admito que me intimo esa misma noche, y eso que solo era algo de comer y beber.

Me separe deleitándome por ultima ves con sus labios, ella lanzo un suspiro pero después abrió los ojos y su expresión cambio por completo.

- Que esto no se vuelva a repetir – su tono era amenazante pero eso solo empeoraría las cosas, para ella no para mí.

- No creo que pueda no hacerlo de nuevo…

Y me fui antes de que replicara, convirtiéndolo en un juego de dos. No quería que las cosas terminaran así, pero si quería jugar yo también me apuntaría. Esa pequeña me está volviendo loco, no llevo ni una semana aquí, pero ese beso para mi significa esperanza, las cosas no están perdidas, solo tengo que hacer que cambie de opinión, que me conozca realmente, como soy, y todo el amor que le he guardado.

 

 

Cuando amaneció recogí los papeles que había dejado en la oficina de mi padre y me fui al hospital, antes llame a mi madre para avisarle, la señora de servicio, la loba que siempre nos ayudaba, estaba en la cocina, cocinaba para todos, ya que todos estábamos un poco ocupados, mi madre siempre la llamaba en casos de emergencia o cuando habían eventos importantes y ellos no estarían en casa, y la herida de mi padre es más que una emergencia, así que la escuche trastear mientras caminaba a la salida.

Como era temprano no vi ni a Rubí ni a Anni, a mi pequeña ya la extrañaba, pero el deber llamaba. Llegue rápido al hospital, vi a mama caminar a mí.

- Hola mi amor, te dejo con tu padre, suerte – me dio un beso y sonrió.




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