Carita De Ángel

CAPITULO 18

VESTIDO ROSA

 

 

Me pego a él aún más, sintió todo allí, hasta su p*ne y un nerviosismo me inundo, me aleje un poco y lo separe de mi cuerpo.

- Que bien besa querido Daven – dije pasando un dedo por todo el contorno de su rostro.

Abrí la puerta de la oficina y corrí subiendo las escaleras, dejándolo allí con una erección. Me encerré en el cuarto colorada, lo podía sentir, y con el corazón tan acelerado que casi podía salirse de mi pecho, si eso fuera posible.

Me mire en el espejo y efectivamente, estaba colorada, mi piel extra blanca me delataba demasiado, sonreí como tonta recordando ese otro beso, y mi actitud de permanecer alejada de iba desvaneciendo, perdía la cordura tan solo pensar en él.

Me desvestí y me metí al baño, cada cuarto de la casa contaba con baño, en ese momento era lo mejor que me podía pasar, no podía imaginar salir del mío y encontrarme en el pasillo a Daven, envuelta en una toalla, no, que vergüenza.

Me bañe y vestí apresurada, poniéndome una pijama adecuada para estar por la casa, baje a la cocina y me hice una cena, desde que el alfa había sido herido no habíamos comido más juntos, todos agarraban por su lado, en este caso, mi segunda madre al hospital, Daven a la oficina y Rubí conmigo o en su cuarto.

- Anni – dijo mi amiga desde la nevera - ¿Qué comerás?

- Todavía no se…

- En el microondas deje pasta con carne boloñesa, cómetela.

- ¿Tú ya comiste?

- No, pero no tengo apetito – sonó melancólica.

- ¿Quieres hablar?

- No…

Y desapareció, segundos después de ella irse se apareció Daven, también cargaba ropa de pijama, estaba tan lindo, parecía un pequeño niño con cuerpo de hombre ¿Todavía tendrá algo de la inocencia de antes? ¿Yo la tendré?

No se había terminado de cerrar la puerta cuando ya estaba pegado a mí, enredando sus dedos en mi cabello. Y me altere.

- ¿Qué te pasa? me asustaste

- No tienes por qué tener miedo de mi te protegería de la misma muerte si pudiera… - Parecía otra persona, más mayor, toda seductora con una voz grave que mojaría mi ropa interior.

- Estas invadiendo mi espacio personas, te robas mi respiración – dije con exageración y tome aire inflando demasiado mis pulmones.

- ¿Quieres que me separe de ti?

- Si, espera ¿Qué? – por como lo dijo me confundí, hablaba de en ese momento o ¿de separarse de mi de por vida? porque no estaba segura con ninguna de las dos.

No dije más y en un instante él ya me había sentado en el mesón, rodeado mi cintura y pegado a su pecho, sintiendo su calor y sus palpitaciones, estaba por besarme pero me aparte, luchando conmigo misma.

- Eh, eh ¿Qué crees que haces? – hice como que me quería ir.

- Tú no te me vas…

- ¿Ah no?

- No…

No termino de decir una negativa cuando me deslice entre sus brazos como mantequilla y me puse del otro lado de la cocina, poniendo cosas entre nosotros, alejándonos, me reí y el me miro con frustración.

- No lo tienes tan fácil Dave…

- Hablemos si – optó por otro lado.

- No tengo ganas – bostece exageradamente – tengo mucho sueño… Y hambre – abrí el microondas atenta a sus movimientos, el solo se sentó en un banco a observarme. - ¿Todo bien? – levante las cejas.

Parecía en su propio mundo, asintió despacio sin dejar de mirarme, me inquiete.

- ¿Qué pasa?

- Nada – sus ojos brillaron – te miro – y mi corazón salto.

- Pues no lo hagas…

- Oblígame – me calle ¿Cómo podría hacer que me dejara de ver?

Pero luego pensé en hacer todo lo contrario, que me mirara tanto que solo yo estuviera en su mente, que yo sea la mujer de sus ojos. Nos miramos sin hablas, es serio, y yo comía, pensando en cómo llamar su atención en cada segundo ¿ya lo hago? pues no me importa, para sacarlo de quicio debo estar siempre presente.

- Quiero pedirte algo – dijo al fin, cuando estaba comiéndome las ultimas pastas que estaba entre los dientes de mi tenedor.

- ¿Y que será?

- Dentro de una semana se celebrara una cena. Motivo, el proyecto que tengo en mente realizar, estarán personas importantes de la manada…

- Córtalo un poco – ya sabía yo los protocolos de los eventos, reuniones y muchas cosas más.

- Quiero que te siente a mi lado, que sea mi compañera, presentarte como mi mate…

- No, no, espera un momento – se quedó en silencio mirándome – No quiero que todos sepan que somos mates.

- ¿Por qué?

- Soy demasiado joven para ti y no quiero despedirme de mi libertad, se lo que significa eso, y no, si quieres estar conmigo, conquístame, no con esas palabras vacías que acabas de usar…

- ¿Entonces quieres que te enamora? ¿Qué te regale flores y chocolate? ¿Qué te lleve a paseos por ciudad y te invite a restaurantes?

- Tampoco quiero esas boberas, pero los chocolates si los aceptaría.

- ¿Entonces qué quieres?

- Pues no sé, se original, inventa cosas nuevas – deje el plato en el lavaplatos y me dirigí a la puerta, antes de cruzarla lo mire.

Y allí estaba mirándome ¿espera por algo? pues lo tendría, a medias.

Camine a él y me apoye en su pecho, agarre su camisa con mi puño y lo atraje a mí, para solo depositar un pequeño beso en su mejilla y salir como alma que lleva el diablo, pero con elegancia.

 

Los día pasaron tranquilos, el alfa regreso pero dejo a cargo a Daven, él ocupado le veía poco, todos estábamos contentos la recuperación del alfa, y la reunión que se tenía planeado para una semana se alargaría otra más. Cinco días donde me canse y le dije a mi amiga que me contara que habla pasado con su enamorado.

- Pues nada, dos días después de que me dijera eso me busco, porque me rehusé hablarle, me dijo que no quería perder mi amistad, que lo disculpara si había herido mis sentimientos, pero le deje claro, que no me importaba. Pero es mentira, solo estoy molesta y no quiero hablarle.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.