Carita De Ángel

CAPITULO 23

COMO UN LIBRO ABIERTO

 

 

- Suéltame.

- No.

- Que me sueltes – se trató de zafar de su agarre, pero la envolvió con su otro brazo.

- Que no hasta que hablemos.

- Que no quiero hablar contigo.

- Entonces bésame.

Y fue a por sus labios devorándolo con ansias. Anni trato de apartar su cara pero el notando que lo haría medio sus dedos entres el cabello de ella y la inmovilizo, ella trato de alejarse apoyando las manos en su pecho para impulsarse pero él se las arreglo con su mano libre para que están lo rodearan.

- No quiero que me beses – gruño molesta.

- Ya lo hice y lo volveré hacer.

La beso hasta llegar al último rincón de su boca, Anni quería demostrar su dureza y determinación pero como la besaba le costaba mucho, olvido un momento todo y le permitió hacerlo con más facilidad, haciendo ella lo mismo, entrelazo los dedos en el cabello de él y segundos después cuando sintió todo su cuerpo temblar lo separo.

- ¿Por qué lo haces?

- A ti te gusta – le sonrió él triunfal.

- Sabes que es muy difícil resistirme a ti y aquí me tienes acorralada.

- Acorralada parece ser la única forma en que puedo tenerte, tu no dejas que me acerque a ti.

- Claro que sí.

- No, no me dejas, te quiero decir algo, pasar tiempo juntos y tú te vas, te pierdes, todo el tiempo tengo que buscarte.

- Es lo menos que puedes hacer – dijo tratando de herirlo con una idea rondando por su cabeza, fingió estar herida, pero una pisca era cierto. – Y después vas y hablas con esa mujer, tan descarado – lo miro mal.

- Te cuento que esa mujer es solo una amiga, me dijo que te quería conocer.

- Pues yo no lo quiero hacer, amiga o no yo sé quién es.

- ¿Y quién es?

- ¿Niegas que te acostaste con ella?

Daven arrugo la cara viéndola, pensando en cómo ella sabía todo eso, de seguro su hermana tenía mucho que ver, o su madre. Aunque la ultima la creía incapaz de hacerlo.

- No lo niego, pero eso fue hace años – dijo con miedo de que su pequeño tormento lo tomara a mal.

- ¿Cuándo?

- Cómo 6 años ya, creo.

- No te creo – hizo como que quería levantarse pero él no se lo permitió, enrollando su cintura con los brazos, en un abrazo de oso.

- Cuando me gradué de la primera carrera ya no intimábamos mucho, tomamos más el papel de amigos, ella sabía que yo solo tenía en mente y corazón a una mujer, y ella estaba a kilómetros de distancia. Casi un año después termine la otra y ella fue a mi graduación, fue en ese lugar donde conoció a su mate, él es un humano, apenas la vio se enamoró y ella, pues ya sabes cómo somos nosotros.

- ¿Tú te enamoras te de mi apenas me viste?

- Si, eras una pequeña muy hermosa, pero yo no sabía qué hacer con todo lo que sentía. Cuando mi padre estuvo de acuerdo en mandarme lejos fue un balde de agua helada, tantos años viendo tan enamorados a los dos que cuando él dijo eso yo solo me rendí.

Ella no supo que decir, solo se quedó callada y después de cinco largos segundo acaricio su cabeza, cepillando los cabellos con sus dedos.

- El caso es que Bárbara encontró a su mate y ahora es feliz, se lo merecía después de todo lo que paso. Ahora es madre de dos pequeños maravillosos, cuando los veía a ellos solo pensaba en que se sentiría tener uno, que fuera mío, cuidarlo y verlo crecer. Soy padrino del primer hijo – sonrió con tristeza – En la llamada me dijo que los niños me extrañan, soy como un tío para ellos.

- ¿Y no te parecía raro verlos a los dos juntos después de…?

- No, cuando él se enteró si se molestó mucho pero ella le hizo entender que era algo del pasado.

- ¿Y lo es?

- Pues claro que lo es Anni.

Ella volvió a callar, procesando lo que él le había dicho.

- Ella fue la que prácticamente me corrió de allá para que viniera aquí.

- ¿Enserio?

- Si, tenía tiempo convenciéndome para que regresara, decía que ya era mi momento de ser feliz como lo era ella.

- ¿Y la escuchaste?

- A medias, siempre pensé mucho las cosas.

- ¿Entonces que te hizo regresar?

- La llamada de mama – ella le dio un golpe, el rio y prosiguió – Una semana antes ella me había gritado, mejor dicho regañando como si fuera mi mama, que no me hablaría más hasta que yo le dijera que regresaría.

- Entonces si le hablaste después de todo.

- No, cuando ve vine no tuve tiempo de despedirme de nadie. Le deje un mensaje a ella y al alfa una carta corta. Tenía asuntos sin resolver allá, y con los problemas de aquí se me olvidaron por completo esos. Pero estos días que no quisiste hablar conmigo resolví casi todos.

- ¿Y te dio tiempo?

- Si, dormía poco pero eso me distraía.

- ¿Cuántas horas tienes sin dormir?

- Como 30 horas…

- ¿Estás cansado?

- Eso es nada, estoy acostumbrado a dormir poco, recuerda que estudie demás allá – rio por su propio comentario.

- Y cuando regreses iras a meterte en los asuntos de nuevo.

- No, tenía pensado dormir, y déjame decirte que ahora dormiré mucho mejor, después de hablar contigo me siento más tranquilo.

- Bueno, pues yo te digo que vayas a dormir, no quiero a mi alfa cansado. – Le sonrió.

- ¿Quieres dormir conmigo?

- No, para que quieres… Yo no…

- Solo dormir, quiero cerrar mis ojos teniéndote a mi lado, prometo que no haremos nada que no quieras – ella se puso más nerviosa de lo que ya estaba.

Se levantó y la dejo sobre sus pies, entrelazo los dedos con los de ella y empezó a caminar de regreso a la casa, ella lo dejo hacerlo son el corazón a mil. Cuando llegaron fueron silenciosos al entrar en la casa, subieron las escaleras de lado a lado y cuando llegaron a la puerta de su cuarto el hablo.

- Me voy a cambiar, hazlo tú también, vengo dentro de unos minutos.




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