Carita De Ángel

CAPITULO 24

ARDOR Y CALOR

 

 

Días después, Anni caminaba por los pasillos de colegio con una bolsa donde tenía su desayuno, era hora de receso pero quería estar sola. Escucho que la llamaban y cuando volteo se consiguió con Diana, esta corrió hasta ella.

- Hola.

- Hola ¿Qué haces aquí?

- Le dije al portero que era familiar de un alumno y que necesitaba entregarle algo.

- Que fácil ¿No me digas que me darás de lo que tanto hablo Carlo?

- No, no, es sobre el polvo que tu pediste, tengo es un líquido que hace la misma función pero por más tiempo, quería darte la ese mismo día pero cuando regrese ya no estabas y Rosa le estaba gritando  a Carlo…

- Ah sí, me saco de mis casillas.

- Eso no importa – sacudió las manos y después metió una en el bolsillo de su mono, sacando un pequeño frasco de vidrio trasparente. Se lo ofreció y ella lo agarro dudando.

- ¿Es peligroso?

- Para nada, con unas pocas gotitas y ya está, estará rascándose como por media hora.

Anni no se aguantó y rio.

- Gracias – movió la botellita.

- No pasa nada, ya debo irme – corrió a la salida desapareciendo en una esquina.

 

Cuando llego a casa ya tenía muy claro lo que haría, primero se fue a cambiar y después escondió el franquito entre sus senos, salió de su cuarto y toco la puerta del de Daven.

- Daven – llamo pero no respondieron del otro lado, así que entro.

Todo estaba en perfecto orden, todo impecable. La luz entraba por la ventana iluminando el interior, las puertas del armario de par en par y la del baño cerrado, pego su oreja a esa última pero allí no había nadie, se asomó por el pasillo y corriendo en puntillas fue al armario. Contemplo la ropa que estaba allí guindada y después saco el franco.

Vertió un poco en camisas de salir, pantalones de vestir y hasta monos de dormir, su mirada recorrió el cuarto y sonrió cuando vio la mesita de noche con sus tres gavetas, abrió la primera y se consiguió con bóxer e interiores.

- Sera que… - pensó un poco – Que pase lo que tenga que pasar –reprimió una carcajada y a todos les puso un poco.

Abrió la de abajo y se consiguió con medias, a esas también les derramo un poco y dejo apenas una línea en el fondo para después, pidió a la luna y a todos los Dioses que el líquido siguiera teniendo el mismo efecto al ponerlo en la ropa. Se encendió el frasco y salió del cuarto serrando la puerta tan silenciosa como pudo.

Fue bajando las escaleras mirando por la parte baja de la puerta de la oficina, no queriendo molestar en pleno trabajo fue a la cocina, consiguiéndose con su madre.

- Señora – así era como normalmente la llamaba - ¿Daven está en la oficina?

- Sí, mi niña, está hablando con su padre.

- ¿Tienen mucho tiempo?

- No, apenas llegaste el entro, pero creo que no es algo que lleve mucho tiempo ¿Por qué?

- No, por nada, solo…

- Mamaaaaa – grito Rubí entrando a la cocina – Quiero comer.

- ¿No has almorzado?

- Sí, pero no tengo hambre de eso, quiero comer torta de chocolate ¿puedo hacer una?

- Si puedes.

- ¿Entonces me darás para comprar los ingredientes?

- Bien – accedió su madre.

- Yeiiii – corrió y la abrazo, después salió de la cocina.

- Esta como muy contenta hoy ¿Por qué será?

- No tengo idea – sospechaba el motivo pero eso era algo que lo le diría a su madre.

Segundos después ella salió de la cocina y vio justo cuando Orlando le decía algo ultimo a su hijo y después salía por la puerta, ella se le quedo mirando a Daven y él le devolvió la mirada, se le acerco con lentitud aguantándose la risa.

- Hola solecito – ella se burló por el apodo tan bobo.

- Hola ¿muy ocupado?

- Si y no – entro a la oficina y ella lo siguió.

Él se sentó en la silla y ella serró la puerta con seguro.

- Mmm ¿Qué haces?

- Nada – dijo muy inocente.

Daven se quedó callado mirándola con intensidad, ella se le sentó en las piernas, una a cada lado de sus caderas.

- Al parecer se extrañe – dijo a la ligera.

- Yo igual – tomo un mechón de su cabello y lo enrollo en su dedo – Te ves mucho mejor con tu cabello natural.

- Que lastima porque tengo pensado probar con otro color.

- ¿Cuál?

- Azul – entrelazo sus dedos en la nuca de él y se acercó más a su rostro - ¿Te gusta el azul?

- Si – miro sus ojos azules tan claro como el cielo – Y el amarillo – miro su cabello – El rojo – sus ojos fueron a sus labios y allí se quedaron.

Anni trato de mantenerse tranquila pero era imposible, ese hombre la estaba descontrolando por dentro. Ella se acercó y roso sus labios, se fue a separar pero él la sostuvo y la beso como tanto a ella le gustaba, siguieron el juego por unos segundos donde sus respiración se entrecortaron.

Anni movió sus manos por el pecho de él y le desabrocho un botón de la camisa, entreteniéndolo lo suficiente. Las manos de Daven fueron a su cintura y la sentó mejor en él, dejando que sintiera un poco de su boleto, la movió a su antojo y el bulto empezó a crecer, Anni jadeo y movió las caderas por sí sola, una pequeña capa de sudor se fue formando en sus cuerpos y ella no desaprovecho a oportunidad, se pegó a su pecho y puso una de sus manos en su espalda, tocando tanto como podía y empezando a sentir un poco de ese ardor del líquido.

Intensifico el beso y se quedó quieta, se separó de Daven mordiéndole el labio y lo miro, este estaba con el pecho y parte de su espalda descubierto, la camisa desabotonada y el bulto en su pantalón muy notorio.

- Creo que será mejor que me vaya – y se levantó como un rayo y fue a la puerta.

- Espera…

- Hasta luego – salió y cuando cerro se fue corriendo a su cuarto.

Se tranco por si él había salido a buscarla y centro corriendo al baño, abrió la llave del lavamanos y metió sus manos en el chorro.




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