Carita De Ángel

CAPITULO 29

GENTE SIN TECHO

 

 

Daven en algún momento de la noche despertó con su amada descansando en su pecho, ella es la oscuridad no se había dado cuenta que es dormía desnudo, no sabía porque se había despertado si estaba tan a gusto, miro a la ventana y más allá el cielo estrellado.

A los minutos Anni empezó a moverse contra su cuerpo y a murmurar cosas, Daven trato de entender lo que de sus labios salía, pero en cuestión de segundos ella empezó a respirar agitadamente y a moverse con violencia, él se asustó y la rodeo por la cintura pero ella grito su nombre despertando.

Abrió los ojos de par en par con pánico en ellos, cuando miro a los cafés de Daven y se le lanzo encima acurrucándose y llorando descontroladamente.

- Aquí estas, no me sueltes.

Daven se preocupó y la sostuvo tratando de protegerla de lo que sea que la atormentaba, no decía nada.

- Abrázame – dijo en un susurro Anni más calmada.

Daven la abrazo, la rodeo con un brazo y con el otro acaricio su cabello, pasando los dedos y dando pequeños círculos hasta que la logro calmar, ella estaba despierta pero mantenía sus ojos cerrados.

- ¿Anni? – susurro suavemente - ¿Te encuentras mejor?

- Si – dijo entrecortada – Ahora sí.

- ¿Me quieres decir que paso? Estabas soñando algo feo…

- Reviviendo un recuerdo… - abrió los ojos y miro a la nada.

- Que idiota soy – se reprocho, ella pareció salir de su transe y lo miro.

- ¿Por qué lo dices?

- Soy el peor, pase por alto que tú también estuviste a punto de morir – se enojó consigo – Recordar que ese hombre te tuvo en sus asquerosas manos, amenazando contra tu vida…

- No te culpes, te estabas recuperando…

- Una excusa barata porque he pasado todos los días contigo, a toda hora y fui incapaz de preguntarte como te sentías después de todo eso…

- Ni yo sabía cómo me sentía…

- Pero tenemos una conexión, yo debí sentir si estabas bien o mal, tratar de ayudarte…

- No te pongas así Daven, yo no había tenido tiempo para pensar en lo que me paso y mis sentimientos, estaba concentrada en otras cosas…

- ¿Qué soñaste?

- No creo que…

- Anni – hablo claro y despacio – dime que soñaste.

Ella lo miro intensamente, no hablo sino después de segundos cuando supo que él no se rendiría a eso.

- Primero estábamos en aquella cena, cuando trataron de herirte la primera vez, en el momento en que el hombre vino hacia mí, cambiaba a cuando ese otro estaba en mi cuarto, cuando te hirió a ti, pero tú morías en mis brazos y el hombre me arrastraba lejos de la casa, nadie me escuchaba. Entonces en el bosque apunto el cuchillo hacia mí y lo enterró en mi pecho.

En algún momento de su relato sus lágrimas salieron y se tocó el pecho como sintiendo lo que en su sueño vio, acurrucándose mucho más cerca de Daven.

- Ya no pienses en eso, aquí estamos, estamos vivos y juntos…

- Se sintió tan real, el dolor ¿Eso lo abras sentido tú y tu padre? Porque si es así, son realmente valientes, mantener la calma – tembló – No podría – su voz se cortó y lo rodeo con los brazos.

- No te tortures, pienso que estamos hechos para soportar el dolor…

- Yo también pero en una situación como esa…

- Reaccionamos por instinto, y muchas veces lo hacemos mal.

- ¿Por qué lo dices?

- Pienso en la noche donde ese hombre se metió a tu cuarto, yo muy fácilmente podía acabar con él en un segundo, pero deje que las cosas pasaran, pienso con cabeza fría y me digo que hice todo mal, que había otras maneras de ponerte a salvo sin dejar que me hirieran porque al estar yo herido tu vida peligra, no te protejo como debo… Como quiero…

- Yo también he pensado esas cosas…En como nuestras acciones pudieron ser mejores…

- Que piensas que hiciste mal

- Unas cuantas cosas, pienso en palabras que he dicho, de las que pidieron sonar mejor…

- ¿A mí? – pregunto curioso.

- No solo a ti, a otras personar – decía ella pensando en su amigo. – Tengo un amigo, se peleó conmigo pero antes yo había dicho cosas, que ahora que lo pienso… Ya no importa – sacudió la cabeza y miro por la ventana el cielo que estaba cambiando de color. – Ya casi amanece…

- Duerme hasta tarde que no has descansado, yo te cuido.

Ella asintió y se acomodó entre sus brazos serrando sus ojos, quedando dormida a los segundos. Él le siguió acariciando sus cabellos hasta que se durmió también.

 

Los días pasaban y todo era color de rosa por el día, mientras por las noches Anni seguía reviviendo lo sucedido en sus pesadillas, se volvió una necesidad dormir junto a Daven, y el cada día se enamoraba más de su pequeña.

Ella lo sorprendía con pequeñas cosas de su personalidad, habían llegado a un punto donde su relación avanzaba, todos en la casa lo notaban más felices de lo normal, para su madre era un alivio que al fin se pudieran entender y para su padre, que sabía que había actuado mal, sentía también esa felicidad, su lobo le alertaba de algo que pasaría pero decidió dejar de preocuparse y alegrarse por su familia.

Rubí estaba menos decaída que meses atrás, ya no se ponía sentimental por pequeñas cosas, había vuelto a ser la revoltosa de siempre, la que regañaban en las clases y amenazaban con expulsarla.

Daven estaba en el la oficina sentado en la silla mientras tomaba de un café y miraba por la pequeña ventana en la pared el atardecer cuando Anni entro algo agitaba, él se dio la vuelta al sentirla y se quedó esperando.

- ¿Qué sucede? – le pregunto viendo que ella no hablaba.

- Algunas cosas, tenía pensado decirte, tengo dos semanas tratando de hacerlo, luego lo olvide… Pero es algo que debes saber…

- ¿Y qué es? estas algo nerviosa.

- Es que te quiero pedir un favor, pero es algo que no se si te parezca – el abrió los ojos y se interesó, se enderezo en la silla y le hizo una seña para que se acercara.




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