Carita De Ángel

CAPITULO 40

 

Decisión tomada.

 

Había pasado una semana ya desde que los tres alfas habían hablado, el padre de Daven le había preguntado sobre la decisión de la propuesta que Kai le había hecho, pero el solo fruncía el ceño y veía a un punto cualquiera, de manera pensativa.

Nadie sabía de lo que por su mente pasaba, menos su mate, que a pesar de sentir lo mismo que él y ser su complemento, ahora se sentía tan lejana y apartada que no sabía que más hacer por él. Solo tenía paciencia mientras cuidaba de su hijo y los demás.

Kai y Rubí vivían en una burbuja de amor.

Mientras tanto los de la manada ya no sabían que más hacer, todos se sentían perdidos, tal destrucción a su hogar los dejo varados y sin saber qué hacer.

Días antes había partido un grupo a escondidas para buscar donde asentarse, ya que una manada que era atacada no era segura. Daven los vio marcharse y los dejo, sabiendo en su interior que no podía detenerlos, ya que tenían razón. Si él no los podía proteger lo mejor sería dejarlos ir.

Le costó hacerlo, sintió un ardor en su pecho y se sintió traicionado, Y a raíz de eso tomo una decisión, solo que no la había comunicado todavía.

- ¿Quieres un poco de té? – le pregunto en ese momento Anni.

El asintió sin mirarla.

- Toma- se lo entrego en las manos y me mancho un poco triste.

No le gustaba para nada su desinterés, ya casi no hablaban ni se miraban, ella solo trataba de entenderlo, pero ahora pasaba cada noche lejos de él. Ya que Daven prefería caminar por el bosque.

- Ya se le pasara- Había dicho su madre, y esperaba que así fuera.

- Anniiii- Le grito Rubí mientras corría a ella. - Quiero hacerte una pregunta muy personal.

- Lo que sea para ayudarte, querida cuñada- le dijo en tono pícaro.

- ¿Te dolió mucho cuando lo hiciste con mi hermano?

- ¿Qué pregunta es esa Rubí? ¿Acaso tienes pensado estar con Kai?

- ¿Por qué no, si somos mates?

- Tienes razón, solo que espero que tu padre no se entere porque lo mata, tu eres su bebe. Y ni hablar de tu hermano…

- Pues les tocara acostumbrarse, eso es algo natural de la vida.

- Bueno, bueno- levanto las manos a la defensiva y rio- Si me dolió, tanto que se me salieron las lágrimas, pero al rato se te quita y no sientes nada más que placer…- eso ultimo lo dijo casi en susurro.

- ¿No tenías miedo?

- Al principio sí, pero se me quito rápido, solo sentía nervios, pero era algo que deseaba hacer con Daven… No podía dejar que otra le diera placer, después de todo lo que pasamos.

Rubí dijo un ¨Siii¨ casi ininteligible.

- ¿Todavia piensas en eso?

- Creo que nunca lo olvidare…

Fueron interrumpidas por un alboroto en la plaza, ahora reconstruida. Todos parecían reunirse alrededor de una pequeña tarima, donde Daven esperaba parado, con su padre y el Alfa Kai a su espalda.

Las dos mujeres se acercaron y esperaron a por lo que tenían que decir. En algún momento todo quedo en silencio total.

- Hoy les daré una noticia que cambiara para bien a la manada. Es una decisión a la que pensé que no tomaría, pero dada las circunstancia, y como buen alfa mi deber es velar por la seguridad de mi manada… - pensó por unos segundo tomando aire- Me decidí y tomare las tierras que el rey me ofrece- dijo mirando a Kai.

Kai sorprendido solo pudo asentir, luego Daven siguió hablando.

- Ya que nuestra manada fue completamente destruida por el alfa de una manada más numerosa que la nuestra, tales noticias llegaron a los oídos del rey y nos ofreció una gran extendió de sus tierras, para que podamos volver a lo que éramos antes.

Todos empezaron a hablar entre sí, algunos en contra de la decisión y otros tratando de convencer a su familia que era lo mejor. Anni solo miro a su cuñada y se encogió de hombros, para después caminar a donde estaban los tres alfas.

Ella sinceramente no sabía qué hacer, por un lado, no quería dejar el lugar donde paso su niñez, que a pesar de no ser tan buena, había tenido sus buenos recuerdos. Pero si veía a su alrededor ya ese hogar no existía, todo era destrucción.

Pero no estuvo de acuerdo en cómo Daven dio la noticia, ya podía sentir el enojo de aquellos pocos.

- Daven.

Dijo cuándo logro llegar a él.

- Necesito que hables con ellos – dijo refiriéndose a las personas que trataban de llamar su atención. – Diles que es una orden y que deben hacer los preparativos, absolutamente todos nos iremos, no dejare a nadie atrás.

Y con eso se fue y la dejo con las palabras en la boca.




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