Carmelo

CARMELO

Me desperté en medio de la noche con los parpados entreabiertos, desconozco la hora y mi estado de consciencia está perdido en el tiempo, no sé qué día era antes de dormir y no sé cuál será al despertarme, muero de sueño y realmente estoy cansado al grado que si cayera de cama no haría el mínimo esfuerzo por levantarme quedándome en el piso a que llegara la mañana, tanto, que de solo tratar de pensar en algo, podría desconocer si mañana tengo que despertarme para ir a la escuela, al trabajo o para desayunar leyendo el diario como todo un anciano, no tengo la menor idea de que edad tengo, lo único que quiero es conciliar el sueño, no había sentido sueño de este modo, mis parpados caen pesadamente y al mismo tiempo parecen como sujetados por un par de cordones que tiran hacia mi frente, y no me permiten cerrarlos para dormir, y tampoco abrirlos por completo, un perro ladra a lo lejos, quizá en la acera de enfrente a mi casa ¡qué sé yo! pero mi sueño es lo que por alguna razón no se concreta.

 

Jamás sentí un episodio de cansancio nocturno como este, al compás del chirrido de los grillos escucho el sollozo de Carmelo, mi perro, quizá quiere ir al baño pero no puedo levantarme, quizá lo haría como sonámbulo, pero prefiero no poner un pie fuera de cama, quizá solo tenga frio, lo que sea que Carmelo necesite no intentare nada por minimizar sus quejas.

 

Mientras intento cerrar los parpados y perderme en lo oscuro de mi habitación entrando en el mundo de incalculables sueños escucho su pelaje recorriendo cada espacio del piso, como pasa lo liso de las baldosas y poco a poco se detiene en cada unión de los azulejos que conforman el piso, se escucha una especie de chasquido que provoca al saborearse todo el hocico con la lengua, sus cojinetes y las uñas de sus patas hacen un especie de tronido al pisar sobre la cerámica, y creo que definitivamente este perro quiere pasar la noche conmigo, no estoy dispuesto a ayudarlo en lo más mínimo pues muero de cansancio y necesito dormir, realmente hasta hablarle me da una pereza descomunal, saber que está acercándose a la cama me hace pensar que lo único que puedo hacer es dejar caer mi mano para que la pueda sentir y poco a poco ambos nos quedemos dormidos.

 

Mi brazo cae de la cama y se queda casi rozando lo frio del piso, de inmediato se escucha el saboreo de su lengua rodear su hocico y su respiración caliente en mi mano, comienzo a sentir su pelaje húmedo y lleno de baba caliente. Seguramente esta por dormir como yo. No gire la cabeza, mi rostro quedo hacia la pared y no hare el mínimo esfuerzo por abrir los ojos, honestamente creo que eso bastara para que deje de hacer ruidos y podamos conciliar el sueño, comienza a lamer todo mi antebrazo hasta llegar a mi codo para llenarme de su húmeda y caliente saliva, su pelaje es muy grueso y está demasiado mojado, posiblemente se lamio en exceso buscando un poco de consuelo mientras yo dormía, estoy más que muerto y voy a dormir.

 

En intervalos de respiraciones calientes pasa su lengua y sus colmillos por todo mi brazo buscando que lo levante y le demuestre una caricia pero estoy de acuerdo en que Carmelo tendrá fin de cansarse y dejarme descansar.

 

Poco a poco al calor de su respiración con mi brazo colgando y mi cabeza hacia el lado contrario voy adquiriendo un peso en los parpados que me va dejando con una vista de total oscuridad, así transcurrió el resto de la noche y no puedo decir si habían pasado cinco o tres horas desde que Carmelo se acurruco bajo mi brazo y me arrullo mientras lo lamia, pude dormir fantásticamente hasta que el haz de luz de mi ventana apuntaba directamente a mi rostro.

 

Desconozco la hora pero mis ojos se abrieron por completo, no en parcialidades como en medio de la noche, lo primero que veo es la pared de color verde pistache frente de mí, aun mi brazo pende de mi cuerpo fuera de cama, lo siento frio por la ausencia de frazada alguna que lo cubriera durante la noche, así debí estar de cansado para que no me moviese ni una fracción de centímetros a como logre conciliar el sueño por última vez, no recuerdo el motivo que me hizo quedar así pero mi cuello esta rígido.

 

Me giro hacia la orilla de la cama e incorporo mi brazo para poder levantar mi torso y sentarme. << ¿Pero qué? >> Dije sorprendido al elevar mi brazo y verlo.

 

Mi brazo tenia decenas de líneas incrustadas en mi piel, dejando ver mi epidermis tal cual una tela que ha sido trozada por un filo metálico y toda rodeada de manchas de sangre mezcladas con líquidos transparentes que al secarse dejaron manchas, no siento el menor dolor pero el panorama es horrible, como si alguien hubiese rayado todo mi brazo y al final lo hubiera mezclado con alguna solución mucosa, huele a una mezcla de cabellos sucios con humedad añejada, el brazo no me duele pero si lo toco está helado, me da pavor tocarlo o hacerle algo para tratar de aliviarlo, mi pregunta es <<¿Cómo pudo sucederme esto?>>

 

Me siento a la orilla de la cama y pongo los codos en mis rodillas, al ver la flexura de mi codo derecho tiene en mis venas dos agujeros de donde quedan rastros de líquidos, por más que trato de hacer memoria no recuerdo que fue lo que sucedió, alumbro debajo de mi cama y no se ve nada extraño a lo que habitualmente guardo ahí que es una máquina de escribir antigua.




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