Un día más en el mundo de los espíritus malignos, en donde algunos rondan las calles y otros están de prisioneros, como Carmín, una de las más poderosas y peligrosas de todos los espíritus malignos, pero, ella no siempre fue así.
Carmín Itzitery González Peña tenía solo 7 años cuando se mudó con sus padres a una casa muy antigua afueran de la ciudad de Manhattan, la casa era muy grande, tenía tres pisos, un patio trasero con un pequeño lago y un muelle, tenía varias habitaciones, un baño por cada piso, dos salas, una en el primer piso y la otra en el segundo piso, una cocina grande en el primer piso y una chiquita en el segundo piso, y, por último, el tercer piso tenía un cuarto el cual estaba con seguro, cadenas y varios candados, y contaba con una terraza para hacer asados.
Carmín llegó con sus padres a aquella casa exactamente a las 2:05 de la tarde, se bajaron del carro y recorrieron la casa, Carmín sintió un escalofrío cuando llego al tercer piso, la terraza era muy grande, tenía una parte de ella cubierta con tejas para proteger de la lluvia y el sol, y la otra parte estaba destapada, Carmín salió de la terraza y se dirigió al único cuarto que se encontraba en ese piso, la puerta era grande, estaba muy desgastada, tenía muchas cadenas y candados, cada cerradura de los candados era muy diferente.
-*¿Él dueño anterior como recordaría cual llave era para cada candado? ¡Son muchos! ¡Se debió haber vuelto loco! * -Pensó Carmín mientras se reía-* Pero... ¿Por qué tanta seguridad? *
Carmín se estaba acercando a la puerta, la toco con su mano derecha y las cadenas con los candados se movieron muy fuerte, Carmín se sobresaltó al escuchar el grito de su madre la cual al sacarla del tercer piso y llevarla al primero le pego un regaño muy fuerte.
-Carmín, no puedes andar husmeando por todos lados, si esa puerta esta con candado y con toda esa seguridad es por algo, no quiero que te acerques a esa puerta ¿Me escuchaste?
-Si madre... -Contestó Carmín con la cabeza baja.
Una semana ha pasado desde que Carmín y sus padres han estado viviendo en aquella casa, Carmín no ha dormido muy bien debido a que escucha fuertes golpes y pasos en el tercer piso, ella asegura que hay alguien en aquel cuarto y sus padres aseguran que no escuchan nada, a Carmín le da miedo quedarse sola en la casa, más si tiene que bajar al primer piso, debido que en la sala hay un espejo, el cual, a veces, Carmín ha logrado diferenciar sombras corriendo por el pasillo o asomadas gracias a ese espejo, pero, Carmín cree que todo lo que le está pasando es gracias a ese día que toco la puerta del tercer piso, porque, no solo en la casa pasan cosas raras, Carmín siente la presencia de un espíritu o algo maligno y siniestro en el colegio, algo que la sigue a todos lados y la atormenta, en el colegio siente que la tocan, le susurran cosas y además, en la puerta principal de su salón, logra ver la sombra de una persona, la cual, como si del mismo viento se tratara, esta sombra se esfumaba.
Exactamente 5 meses después de vivir en aquella casa, los padres de Carmín salieron para festejar su aniversario.
-Pequeña, la niñera llegara pronto, nosotros y nos vamos, pórtate bien ¿Okey? - Dijo su padre mientras tocaba la mejilla de Carmín.
- ¿No puedo ir con ustedes? -Dijo Carmín- Me portare bien, lo prometo, pero no me dejen aquí... -Dijo ya al borde de caer en lágrimas.
-Carmín, tienes que quedarte aquí, nosotros volveremos pronto, cuídate- Dijo su madre mientras salía de la casa seguida del padre de Carmín.
El reloj marcaba las 3:10 de la tarde, Carmín estaba en la sala del primer piso, apoyada contra una de las paredes, tenía sus audífonos puestos, sujetaba sus piernas con sus brazos mientras ponía su cabeza en estos, tenía los ojos cerrados, tenía miedo de abrirlos, ya había escuchado pasos en el segundo piso, la niñera todavía no llegaba y no pensaba abrir los ojos hasta que la puerta principal de la casa se abriera, justo en ese momento, como si de un milagro se tratara, la puerta principal de la casa se abrió y entró una señora como de unos 30 años, tenía en cabello suelto, su cabello era negro y muy liso, sus ojos eran de color café claro, Carmín abrió los ojos, al ver entrar a la niñera corrió hacia ella y la abrazo, la niñera no entendía nada, simplemente correspondió el abrazo de Carmín.
6:45 de la tarde, Carmín estaba jugando con Dayana, así había sido desde que terminaron de almorzar.
-Carmín ¿Por qué estabas llorando cuando llegue? -Pregunto Dayana.
-Me tomaras por loca si te lo cuento...
-Puedes confiar en mí, no te preocupes.
-Me han estado pasando cosas raras, en el tercer piso hay un cuarto, siempre escucho que las cosas se caen, escucho pasos, veo sombras, escucho que me hablan y me susurran, en el colegio me siguen atormentando, nadie me cree...
-Yo sí.
- ¿Enserio? -Pregunto Carmín mientras las lágrimas corrían por sus ojos.
-Claro que sí, esta casa da miedo, además, yo sentí una esencia rara cuando entré.
-Entonces no soy la única -Dijo Carmín.
7:56 de la noche, Carmín y Dayana estaban todavía en la sala, Carmín volteo a ver el espejo y vio a una persona, Carmín gritó y el espejo se rompió, al voltearse para mirar a Dayana vio que estaba tirada en el suelo, sus ojos eran de color negro y no tenían brillo, ya no respiraba, estaba muerta...
8:00 de la noche, Laura y Matías, los padres de Carmín entraron a la casa, todo estaba en orden, o eso pensaban, en cuanto entraron a la sala principal una expresión de miedo y horror se formó en sus rostros al ver a la niñera colgada en la pared en donde se encontraba el espejo, sus ojos no estaban y su cuerpo estaba desgarrado, como si algo con fuertes y largas garras hubiera estado en la casa.
Editado: 10.08.2021