Ella sonrió por su invitación y antes de que entrará ambos se inclinaron para ofrecerle un antifaz de color negro adornado con bellas joyas y un globo gris que ella recibió con agrado y ató con cuidado a su muñeca para evitar perderlo.
—Gracias— dijo con una sonrisa en los labios.
Los arlequines le sonrieron al mismo tiempo y con un ademán le indicaron que pasara.
Ella entró al carnaval y admiró las bonitas luces de colores que adornaban el lugar, muy diferente a la calle que había recorrido antes. Varios sonidos inundaban el aire, así como un olor dulzón proveniente de los puestos de comida; era como si el Carnaval estuviera completamente lleno, aunque no hubiera ni un alma ahí. Los puestos y los juegos estaban funcionando pero nadie los atendía, el carnaval estaba desierto y conforme fue recorriendo, estuvo segura que la única persona ahí, era ella. O eso pensó, hasta que vio a lo lejos al hombre con máscara de cuervo que tenía fija su mirada en ella.
Night se quedó quieta, sorprendida de la misteriosa figura que se le presentaba. El hombre vestía un hermoso traje de estilo victoriano color negro, sombrero de copa y una capa hecha de plumas que con la luz despedían tonos tornasol. Mantuvieron sus miradas unidas durante unos largos segundos que parecieron eternos y en cuanto Night trató de avanzar hacia él, el hombre con máscara de cuervo dio media vuelta para alejarse ondeando su larga y hermosa capa.
— ¡Espera!—gritó ella y se sintió mareada, cayó de rodillas acezando.
Night tuvo que usar las palmas de sus manos para recargarse en el piso y evitar desplomarse. Sintió unas ganas terribles de volver el estomago y un escalofrío le recorrió la sien. Alzó la mirada y observó que mientras el hombre con máscara de cuervo se alejaba, le señalaba un local; su mano apuntaba hacia el juego del “Tiro al blanco”. Ella volvió la vista para ver para donde se había ido pero éste se había esfumado como si nunca hubiera estado ahí.
— ¿Por qué se siente familiar esta sensación?—dijo mientras se sobaba la sien y se levantaba del piso.
“RECUERDA, TE VERÉ AQUÍ A LAS 3:00PM”
“SÍ, ESTARÉ ESPERANDO”
….
“NUNCA LLEGASTE ¿POR QUÉ NO FUISTE POR MÍ?”
Ella se volteó angustiada al oír esos susurros de nuevo en el aire, alguien sollozaba. Decidió ignorarlos y se pasó las palmas de sus manos por sus brazos como si tuviera frío, algo le incomodaba acerca de esos susurros pero no fue capaz de encontrar una razón para ello. Se dirigió hasta el juego que el hombre enmascarado le señaló, el local estaba alumbrado por una serie de tres focos de colores, los cuales iluminaban con orgullo el siguiente letrero:
GOLPE DE SUERTE
Leyó ella con voz baja y al bajar la vista, en el mostrador encontró un pequeño tablón con pintura negra que decía:
“Acierta una vez y gana un fabuloso premio”
Continuó revisando y en el centro encontró una charola en la que estaban acomodada tres pelotas y más hacia la esquina izquierda había un pequeño y extraño peluche de un gato negro, que tenía vendado el ojo derecho y una lágrima en el izquierdo. En su pecho, prendido con un alfiler tenía una hoja con un mensaje: “Fabuloso premio”
“¿TE HA IDO BIEN?
“SÍ”
“¿QUIERES HACER ALGO?”
“NO, ESTOY CANSADO”
“VAMOS, SOLO SERÁ UN MOMENTO, POR FAVOR.”
“NO, LO SIENTO. ENTIENDE POR FAVOR.”
Ella se sostuvo la cabeza como si fuera a explotar, nuevamente esos rumores sin procedencia le causaban malestar, sentía que cuando oía la plática entre esas dos personas, le dolía muy fuerte en su pecho.
—Cállense, no quiero oírlos—dijo mientras seguía tratando de calmar esa jaqueca que le venía y se iba.
— ¿Quiere intentarlo?—dijo una voz masculina enfrente de ella.
Ella levantó la vista y vio al hombre con máscara de cuervo.
—Tendrás un fabuloso premio—dijo y sonrió por debajo de la máscara.
Ella olvidó su dolor. Fijó su vista en el hombre y luego en las pelotas, con actitud pensativa recorrió con sus dedos la forma de las pelotas.
—Así no se hace, tienes que agarrarlas con fuerza—dijo el hombre, tomando la mano de ella para colocar la pelota en su palma. — Si no la sostienes con fuerza tu golpe no será certero—
—. Ahora, intenta darle a esos blancos.—El hombre apretó sus dedos para obligarla a agarrarla con fuerza la pelota y le señaló a unos pequeños y cómicos fantasmas de color negro que servían de blancos.
—No sé si podré hacerlo—Dijo ella sin confianza.
—Nadie sabe hasta que lo intenta. — contestó él.— Tú puedes hacerlo… NIGHT
Al escuchar ese nombre, su cuerpo vibró como si hubiera recordado algo que había olvidado hace mucho.
“SHADOW, TE AMO” le había dicho ella a alguien
Editado: 30.04.2018