Carne de Cañón

6

 

El Capitán Owen y su Primer Oficial esperaban en el hangar principal de la Bramante la llegada de tan importante visita. Solo ellos dos y una pareja de soldados se encontraban allí; todo el personal de mantenimiento y soporte del hangar había sido enviado a hacer un poco de R&D mientras duraba aquella inesperada reunión.

—¿Qué pasó con los mellizos? ¿Qué hicieron ahora? —preguntó el Capitán señalando los VF-11 anclados a sus soportes de mantenimiento.

—Entraron a toda velocidad al hangar cuando el transporte que traía a las chicas del Escuadrón Púrpura estaba maniobrando en Final —respondió el Oficial conocido como Jarvis. —Tuvimos suerte que hicieran esa estupidez en ese momento y no ahora con el ViceAlmirante a punto de llegar. —observó sacudiendo la cabeza.

—Espero que pasar la noche en el calabozo les enfríe un poco la cabeza. —dijo Owen visiblemente molesto.

—Oh… eso tendrá que esperar hasta mañana. —respondió Jarvis. —Tuve que llevarlos a la enfermería primero.

—¿A la…?

—Creo que me excedí un poquito al atraparlos. —respondió el fornido oficial haciendo un gesto con ambos dedos de la mano. —Estarán fuera de combate por un tiempo, me temo.

Owen gruño. —Un día vas a matar a uno de esos idiotas. —lo recriminó.

—No si ellos se matan primero. —suspiró el Primer Oficial. —Como sea, al menos no molestarán hasta que terminemos con los preparativos de salida.

El Capitán guardó silencio y dirigió su mirada hacia la entrada del hangar. —¿Qué opinas de todo esto? —preguntó.

—¿Se refiere a la visita? —Definitivamente no es casualidad. —dijo Jarvis. —Tener a esa Hughs a bordo era una garantía de problemas, pero no me imaginé ni por un segundo que los problemas vendrían tan pronto. —dijo con amargura en la voz. —Esa chica… —observó pensativo rascándose la barbilla. —Esa chica va a meternos en medio del juego de poder entre los azules y los colorados. —dijo.

 

Los Azules y Colorados eran como solían llamar a las dos facciones del ejército que luchaban por controlar la institución, pero tenían otros nombres como Halcones y Palomas o Leones y Elefantes. 

—La chica no pertenece a ninguno de esos bandos, eso es seguro. —observó Owen. —¿Leiste su Dossier? 

—Claro que no. —respondió Jarvis con tono ofendido. —Pero es una mujer y ya sabe que papel juegan las mujeres dentro de la familia Hughs.

—Contratos de matrimonio. —masculló el Capitán reprimiendo las ganas de escupir para no ensuciar el inmaculado suelo. —Costumbres del medievo en pleno siglo Veintiuno… me da asco.

Jarvis cruzó los brazos y miró a su Capitán desde su altura privilegiada. —Le dije que era una mala idea. —dijo.

Owen se ajustó la gorra. —Fué una cuestión de honor. —dijo. —No podía negarme a aceptar a esos pobres desgraciados del Escuadrón de Enlace Situacional, especialmente luego de lo que les pasó.

Jarvis frunció el entrecejo. —Los usaron de carnada. —dijo. —Y cuando solo quedaron los cadáveres, los volvieron a usar como propaganda para impulsar esta campaña entre los civiles indecisos. Nunca pensé que pudieran ir tan lejos. —respondió con amargura.

Owen observó como el enorme oficial cerraba el puño con fuerza y el sonido de sus nudillos hizo que un escalofrío corriera por su espalda. —Dudo que esa chica resista servir en la Bramante. —dijo en cambio. 

El enorme oficial sacudió la cabeza. —No lo sé, Capitán. —dijo. —Los lazos que se forman durante la batalla son los más fuertes que existen… casi tan durables como los del amor. —agregó con una sonrisa. —Esas dos chicas… no se separarán tan fácilmente. 

—Veremos. —respondió Owen. —Aquí llega el tío.

 

Las luces de la compuerta se encendieron y la enorme estructura comenzó a abrirse dejando a descubierto el campo de estrellas. El transporte VIP apareció al final del camino de luces holográficas del SILS y pronto distinguieron a los dos VF-31 que escoltaban a dicha nave a cada lado.

Los cazas se adelantaron y entraron al hangar primero, desplegando sus piernas en modo Gerwalk y pasando a modo Battroid una vez que se posaron en el piso de metal, tras lo cual se posicionaron uno a cada lado de la enorme compuerta para esperar al transporte.

—Mira toda esa ferretería. —dijo Owen señalando las abultadas armaduras que portaban aquellas mortíferas máquinas de guerra. —¿Cómo pueden volar con todo eso encima?

—Escuché que son la pesadilla de los mecánicos. —observó Jarvis. —Cada Super Kairos tiene un equipo de veinte personas dedicadas exclusivamente a su mantenimiento.

—Chatarra sobrevalorada. —respondió disgustado el Capitán.

—Tienen que justificar el gasto… cada uno de esos cuesta lo mismo que un escuadrón entero de nuestros VF-11. —dijo.

 

El transporte no tardó en seguir a los cazas y entró pesadamente al hangar, que no estaba diseñado para recibir naves del tamaño que ostentaba el transporte del Vicealmirante. Jarvis apretó los dientes cuando vió el poco espacio que quedaba libre entre aquella enorme nave y el techo del hangar.

Finalmente la nave se posó en el centro del mismo y tanto el Capitán Owen como su Segundo caminaron solemnemente al encuentro de las visitas. El Vicealmirante Samuel B.Hughs descendió por una puerta lateral seguido de un par de oficiales de alto rango, quienes de inmediato se ubicaron a cada lado de su Superior.

—Vicealmirante. —dijo Owens mientras él y su camarada saludaban y se ponían en posición de firmes. —Bienvenido a bordo de la Bramante. —dijo.

—Gracias Capitán. —respondió el hombre mecánicamente devolviendo el saludo. —Lamento interrumpir los preparativos de su nave con esta visita inoportuna. —agregó mirando a los dos hombres que tenía delante.

—Hemos terminado el aprovisionamiento antes de lo previsto. —informó Owen. —Su visita no es, en absoluto, inoportuna, Señor.



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En el texto hay: espacio, robots, macross

Editado: 28.03.2024

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