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La luz se encendió y tanto el Director Curtiss como el Segundo Oficial Jarvis se volvieron hacia las pilotos que esperaban en silencio en el medio del salón. —¿Tienen algo más que agregar a la declaración? —preguntó el Director de Vuelo mostrando el Pad en donde se encontraban los reportes de ambas mujeres. —¿O puedo cerrar el reporte?
—Na-nada más que agregar, Señor. —respondió con un hilo de voz la Oficial Camila Hughs.
—Yo tampoco tengo nada más que agregar, Señor. —afirmó a su vez Ximena, mucho más calmada que su compañera.
Los dos oficiales se miraron entre sí y asintieron sin intercambiar palabras. —Oficial Hughs. —Comenzó a hablar Jarvis tomando el Pad de las manos de Curtiss a la vez que se dirigía a la joven. —Su caso será investigado por las autoridades correspondientes, pero dado que estamos en medio de una operación de crítica importancia, por el momento aplicaremos medidas disciplinarias acordes a la situación: Queda usted inhabilitada para volar hasta tanto un comité de investigación revise su caso. ¿Entendido?
—Sí Señor. —respondió la joven.
—Lo que usted hizo allá afuera fué un acto de irresponsabilidad y puso en riesgo no solo la vida del VIP que debía transportar, sinó que sus acciones casi provocan una tragedia contra uno de sus colegas. ¿Comprende a lo que me refiero?
—Si… si Señor. —volvió a repetir la joven apretando los puños. —Asumo… asumo la responsabilidad de mis acciones y estoy lista para recibir el castigo correspondiente.
Jarvis entregó el Pad a su colega y sacudió la cabeza. —El Doctor Von Neumann es el Director General de la Misión, pero no tiene la capacidad de ordenar al personal militar en lo que respecta a las operaciones y procedimientos de los escuadrones. —explicó. —Era usted quien estaba a cargo de la seguridad del Profesor y la que, por ende, puso en riesgo su integridad física al llevarlo a una zona de riesgo en contra de los protocolos de seguridad indicados para el transporte de personal no combatiente.
—Comprendo. —respondió la joven.
—Por suerte la cosa no pasó a mayores. —dijo Curtiss mirando fijamente a la acongojada piloto. —Fuimos afortunados.
El Segundo al mando suspiró y saludó a los demás. —Regresaré al CIC a informar del resultado del interrogatorio. —dijo. —Partiremos hacia nuestro destino en tres horas, ya nos hemos demorado bastante. ¿Están listos Bravo y Charly?
—Si. —respondió Curtiss. —Ya han sido transferidos a la Planck hace treinta minutos junto con dos de mis oficiales y el resto de las divisiones de mantenimiento y provisiones, comenzarán las patrullas en cuanto abandonemos la zona. ¿Realmente vamos a ir a la zona de operaciones sólo con Alfa y Delta? —preguntó mirando de reojo a ambas pilotos.
—Si, el plan no ha cambiado a pesar del… hmmm… “incidente”. —respondió el enorme oficial acariciándose la barbilla. —Alfa patrullará los alrededores de EFF-04776 y Delta estará de apoyo a las operaciones de salvamento en el objetivo.
El Director hizo un saludo. —Entendido. Tendré todo listo de inmediato. Ustedes dos. —dijo volviéndose hacia las jóvenes. —Pueden regresar a sus puestos.
—Sí Señor. —respondieron las dos al unísono tras lo cual saludaron a sus superiores y abandonaron juntas el salón de conferencias.
Ninguna de las dos habló hasta que llegaron a las barracas que, debido a que dos de los escuadrones de pilotos habían sido transferidos a la Planck, estaba casi desierto de personal. Los pocos pilotos que estaban allí las miraron en silencio y continuaron con sus cosas; al parecer la noticia del incidente ya había corrido entre la tripulación.
Ximena y Camila se sentaron en una mesa alejada y por primera vez se miraron a los ojos. —La cagué. ¿Verdad? —preguntó la Oficial Hughs
—En grande. —respondió su compañera sin mostrar ningún tipo de emoción.
—Yo… lo siento. —dijo la joven bajando la vista a la superficie de metal de la mesa.
La Teniente Hernandez se cruzó de brazos y sacudió la cabeza. —Lo importante es que hayas aprendido una lección de todo esto. —dijo ante la mirada de asombro de su compañera.
—Pero… ¿No estás molesta? —preguntó confundida ante la aparente calma de su camarada —Podría haberte matado…
Ximena se inclinó un poco hacia delante mientras la miraba a los ojos. —Si, pero no lo hiciste. Cuando llegué al final del túnel y vi que estaba obstruido me acerqué para poder ver con una de las cámaras por entre la chatarra… ahí fué cuando te vi en posición de disparo apuntandome directamente con el GunPod.
Camila sintió que un escalofrío le recorría la espalda.
—Por suerte fué solo una ráfaga y la barrera del brazo alcanzó a detener los proyectiles. —continuó explicando la joven.
—Debí… debí haber supuesto que mandarian a alguien a ver el por que habíamos dejado de transmitir nuestra ubicación.
Uno de los ayudantes de la cocina se acercó a las jóvenes con una bandeja en la mano y ambas interrumpieron momentáneamente su conversación. —¿Quieren beber un café? —preguntó parándose al lado de la mesa.
—Para las dos, gracias. —respondió Ximena.
El cadete asintió con un gesto de la cabeza y se alejó en dirección a la cocina dejando a las dos chicas solas.
—Tienes un enorme potencial. —reconoció la Teniente tras un largo e incómodo silencio cruzando las manos sobre la mesa. —Y no me gustaria que un incidente tan tonto como este deje una marca en tu legajo que pueda dificultar tu carrera en la fuerza.
—No fue un incidente “tonto”. —respondió la chica con seriedad.
—Lo sé, pero me refiero a que las causas se debieron a falta de comunicación y desconocimiento del escalafón de las órdenes; creo que a la hora de analizar tus acciones luego del error inicial de acatar las órdenes del Doctor, tus decisiones fueron correctas.