—Capitán. —dijo Boris caminando hacia el holograma, quien había descendido en silencio hasta quedar en el medio del centro de comando. —Eso… esa cosa es una IA altamente hostil. Nuestros sistemas informáticos han sido severamente comprometidos.
Owen frunció el ceño. —Explíquese. —ordenó.
—Es un tipo de IA diseñada para desencriptar y explotar vulnerabilidades. Si está aquí es porque ya ha tomado control de gran parte de la nave.
—Es cierto lo que dice Boris. —confirmó Mac. —Esta hija de puta es la que causó todo el descontrol en la Rainbow hace una década atrás cuando Boris y yo nos conocimos; es extremadamente agresiva y ha matado. Yo mismo fuí testigo de ello.
Tanto Jarvis como Curtiss desenfundaron sus armas. Incluso el Jefe Aichi tomó una enorme llave de tuercas y la sujetó firmemente en la mano para usarla como un improvisado garrote.
El holograma no se movió y miraba al Oficial de Sistemas con la misma sonrisa inmutable desde el principio.
—Quiero a esa mierda fuera de mi nave. —ordenó Owen. —No puedo creer que haya sucedido esto justo ahora.
Boris se detuvo junto a Tali y contempló la figura fantasmal en silencio.
—Esa cosa… ¿Tu la programaste? —preguntó la Meltran mirándolo de reojo.
—Si… hace mucho tiempo. —reconoció el hombre. —En realidad es un “mod” de una IA creada por otra persona… yo solo la usé de base para insertar los protocolos virales y de infiltración para la tarea que mi antiguo Jefe me había encomendado. —dijo.
—Así que esta cosa viene de la Rainbow. —reflexionó Tali. —¿Entró en nuestros sistemas cuando el grupo de Mac hizo contacto con la nave?
—No. —dijo Boris. —Estoy seguro que Tass borró todo rastro de Red de la Rainbow mucho antes de haber abandonado la Colonia. —afirmó. —Esa chica era mucho más capaz que yo, estoy seguro que hizo muy bien su trabajo.
—¿Entonces? —preguntó Jarvis. —¿De dónde mierda nos contagiamos este… virus? —exclamó señalando al holograma con su pistola automática.
El Oficial de Sistemas trago saliva y dió un paso adelante. El holograma flotó hacia él y se detuvo a unos pasos del hombre; le sacaba casi dos cabezas de altura y lo miraba desafiante. Los demás se prepararon para reaccionar por si la vida de su camarada corría peligro. Camila contuvo la respiración y lentamente deslizó su mano hasta la cintura, donde estaba la cartuchera con su arma reglamentaria… por si acaso.
Boris señaló el holograma con su dedo índice —¡Código «Information High»! —exclamó con voz firme.
Los ojos de la IA brillaron con un relámpago de luz dorada.
—¿Versión? —preguntó el hombre al cabo de unos segundos.
—Kernel 0.390029b. Revisión 3. —recitó el holograma de forma mecánica.
Para sorpresa de los demás, Boris se relajó y extendió la mano hacia Mac. —Puedes bajar el arma. —dijo. —No es peligrosa. —aseguró.
—Pero… —protestó el soldado mirando intermitentemente al holograma y a su compañero.
—Es una versión anterior a la Red que casi nos mata en la Rainbow. —explicó Boris. —De hecho ni siquiera tiene nombre aún. ¿Verdad?
—En efecto, soy 0.390029b. Revisión 3 —confirmó la IA. —No tengo aún un alias asignado ¿Desea asignar uno ahora? —preguntó mirando a Boris.
—No. —respondió el Oficial.
Owen se cruzó de brazos. —¿Alguien puede explicarme que rayos pasa aquí? —preguntó mientras el resto de la tripulación se relajaba un poco. Jarvis y Mac guardaron sus armas pero mantuvieron una distancia prudencial.
—Lo siento, Capitán. —se disculpó el Oficial. —Asumo toda la responsabilidad de este incidente.
—Agradezco su sinceridad. —respondió el hombre. —¿Ha causado este virus algún daño a los sistemas de la nave?— preguntó.
—Haré una revisión minuciosa de todo el núcleo computacional, pero estoy seguro que no ha hecho mayor daño que reescribir partes del software desactualizado de algunas de las partes más viejas de la Bramante. —respondió.
—¿Puedes purgarla del sistema? —preguntó Jarvis mirando de reojo al holograma. La IA pareció no reaccionar al comentario.
—Si. —respondió Boris. —Aunque me temo que algunos bancos de memoria deberán ser reemplazados por completo; esta IA se inserta en un tipo de memoria no volátil que una vez comprometida no puede ser reescrita; tendremos que cambiar los componentes físicos para eliminar su intrusión por completo y prevenir una nueva infección.
El Capitán Owen miró al holograma sin estar convencido por completo. —¿Cómo entró a la nave entonces? —preguntó. —Si esta cosa no viene de la Rainbow…
Boris se volvió y caminó unos pasos hacia la Oficial Hughs. —¿Usted atracó en la Barrow con su VF-171, verdad? —preguntó cruzándose de brazos.
De pronto Fritz se interpuso entre él y la joven extendiendo los brazos. —¡Fue idea mía! —exclamó llevándose una mano al pecho. —¡Yo le pedí que atracase en el muelle de la Barrow, ella solo siguió mis órdenes! —dijo con voz tensa mientras todas las miradas se posaban en él.
Boris suspiró. —No la estoy acusando ni nada. —dijo señalando al joven. —Ya dije que toda la responsabilidad es mía… pero esto confirma al menos mi teoría; esta versión de mi IA proviene de la Barrow; fué uno de los Troyanos que plantamos para infectar la estación durante la operación especial de… mis antiguos empleadores. —dijo mirando de reojo a Mac.
—¿Y esa cosa seguía activa allí después de todos estos años? —preguntó el Sargento acariciando la venda bajo la cual estaba la herida que le había dejado la chica-gato. —Increíble.
—Esta IA tenía como misión infiltrarse en un Carguero cuya ruta pasaba por allí y por la Rainbow. —explicó el Oficial de Sistemas. —Originalmente iba a destruirse junto con la estación, pero aparentemente el muelle de atraque tenía un sistema autónomo de datos y sobrevivió a la decomisión de toda la instalación. Al detectar la nave de la Oficial Hughs debió reactivarse y resumir la operación.