El Comandante Khallen no se parecía en nada a lo que uno podría esperarse que luciera un Comandante de la flota Zentradi. Era de casi el doble de altura de sus contrapartes en las flotas operativas a lo largo y ancho de la galaxia y su enorme presencia hacía parecer como insectos al grupo de Archivistas que se había reunido a sus pies en respuesta a su llamada.
El Zentradi estaba conectado al propio Nexus por cientos de conexiones biomecánicas que surgían de sus hombros y espalda, creando una especie de tocado monstruoso que se movía junto a él en aquel enorme recinto. Cada cierto tiempo un nuevo cable o apéndice blancuzco surgía de algún punto del techo y como una serpiente monstruosa se enroscaba en busca de una conexión disponible en el titánico anfitrión mientras esperaba a que algún otro cable fuera expulsado para hacer sitio.
Al contrario que las enormes Bio-Computadoras que comandaban las SuperFortalezas, Khallen no estaba limitado a permanecer en el mismo sitio y todas esas conexiones podían retraerse para permitir su libre movimiento a donde quisiera… aunque no era algo que necesitase hacer a menudo.
El gigante entre gigantes contempló a los silenciosos Archivistas y desplegó una media docena de pantallas usando proyectores adheridos a sus extrañas ropas.
—Ha llegado más información desde el frente de batalla. —proclamó mientras una docena de pares de ojos seguían con atención las imágenes de las pantallas.
—Protocultura. —exclamó uno de los archivistas. —Esas armas…
—Si, ha sido confirmado. —respondió Khallen. —Ese armamento solo puede corresponder a tecnología de la Protocultura.
—¿Remanentes del Ejército de Supervisión? —preguntó una Archivista Meltran.
—No, no parecen ser ellos. —dijo otro de ellos. —Parece ser un enemigo que ha adoptado su tecnología y armamento.
En la pantalla podían verse los restos de varias naves terrestres. El casco destrozado de un BattleClass podía apenas reconocerse partido como estaba en tres partes completamente rodeado de otros restos irreconocibles de naves humanas y Zentradi por igual.
Las imágenes de aquella carnicería fueron reemplazadas por una vista superior del plano galáctico en donde el brazo de Orión quedaba resaltado con una serie de indicadores en color rojo.
—Nuestras tropas han localizado una inusual concentración de enemigos en esta zona. —continuó explicando el gigante. —Sean quienes sean, parecen haberse expandido en forma exponencial por todo este sector en solo unas pocas docenas de ciclos.
Los archivistas soltaron varias exclamaciones de asombro al ver el sector que Khallen indicaba.
—Esa velocidad de expansión en tan poco tiempo es inaudita. —dijo otro de los archivistas. —¿Cómo es posible?
—Han obtenido los secretos de la Protocultura. —respondió el Comandante. —Y utilizaron su tecnología para expandirse de forma explosiva, lo que también significa una cosa.
—Cultura. —exclamaron varios archivistas a la vez.
—Si… Cultura. —afirmó el gigante. —Nuestros vigías han interceptado varias transmisiones originadas en la zona y hay absoluta certeza de ello.
Una serie de imágenes comenzó a aparecer en la pantalla y los archivistas lanzaron gritos de angustia. En las imágenes podrán verse toda clase de objetos y fotografías de la humanidad; parejas en la playa, autos de lujo, espectáculos deportivos… cada nueva imagen que aparecía en las pantallas causaba más y más alboroto entre los agitados archivistas.
—Esto es terrible. —dijo uno de ellos apartando la mirada de las perturbadoras imágenes. —¿Qué están haciendo nuestras flotas para prevenir esa infección descontrolada? —preguntó
Khallen hizo desaparecer las imágenes y los Zentradi respiraron aliviados. —Tres flotas principales han entrado en combate con ellos. —informó el gigante. —Hemos ganado las primeras batallas y nuestra vanguardia ha entrado sin oposición a sus territorios centrales. Hemos contactado a otras cinco flotas cercanas y también están en camino para reforzar el ataque principal.
Los Zentradi lanzaron exclamaciones de victoria, sin embargo el Comandante Khallen pidió silencio. —Su flota principal ha evitado el combate directo. —dijo señalando un sector en la periferia de la zona de combate. —Creemos que han iniciado la retirada hacia los sectores exteriores de la galaxia. —indicó marcando un vector hacia uno de los brazos principales de la Vía Láctea.
—Entonces debemos destruir todos sus territorios de forma fulminante. —dijo la archivista meltran. —Reducir a cenizas sus planetas y bases para arrancar de raíz todo vestigio de su existencia.
—Ya se ha empezado a hacer eso. —respondió el Comandante. —No obstante estamos ante un enemigo astuto; que no solo se ha apropiado de la tecnología y armas de la Protocultura; también las ha mejorado y desarrollado en formas completamente desconocidas para nosotros.
—Eso es grave. —dijo otro de los archivistas. —Tenemos que ser precavidos.
El Comandante Khallen asintió. —Es por eso que debemos cambiar los planes que tenemos para Noigolk Dah. —afirmó.
Al escuchar el nombre del nuevo Comandante Supremo los Archivistas guardaron silencio de golpe. La nueva Superfortaleza estaba lista para dejar el Nexus y las naves que conformarían la futura nueva flota habían comenzado a llegar desde una docena de Satélites Fábrica repartidos por los sistemas cercanos desde hacía varios ciclos.
—¿No irá entonces hacia al centro de la galaxia como estaba planeado desde el principio? —preguntó uno de los archivistas.
—No. —aseguró Khallen. —Estos nuevos enemigos presentan una amenaza mucho más peligrosa de lo que aparentan. Tenemos que reforzar el ataque con todas nuestras unidades disponibles y garantizar la completa aniquilación de su cultura.
Los archivistas intercambiaron nerviosas palabras entre ellos, al cabo de un rato uno de ellos se dirigió al Comandante del Nexus. —¿Cómo sabemos que son tan peligrosos? —preguntó. —Si los reportes que nos han llegado son ciertos, nuestras tropas han ganado todas y cada una de las batallas en las que estos enemigos han aparecido. —aseguró.
Khallen soltó un poderoso bufido y varias de las conexiones de su espalda se desconectaron y reconectaron en medio de un poderoso temblor. —No se dejen engañar por solo unas pocas escaramuzas. —afirmó. —Creemos que son los responsables de la destrucción de al menos una de nuestras flotas.
—¿Está confirmado eso? —preguntó la archivista meltran.
—No, pero la evidencia lo respalda. —afirmó el gigante. —La flota de Gol Boddole Zer desapareció en cercanías de ese sector. —dijo mientras en una de las pantallas volvía a representarse el Brazo de Orión.
—Los registros establecen que las flotas de Gol Boddole Zer y Dortrad-Jen se habían perdido cuando atacaron una concentración del Ejército de Supervisión durante una operación de intercepción coordinada. —explicó otro de los archivistas.
—Dortrad-Jen pagó el precio final por su error. —dijo la meltran cruzándose de brazos. —La pérdida del Nexus del sector Gamma se debió a su ineptitud; si no hubiera revelado la localización del astillero ahora dispondremos de otra flota extra en la zona.
El Comandante se volvió hacia la meltran. —Vigile su lengua, archivista Veiss. —la reprendió. —No le corresponde a usted juzgar las decisiones de los Comandantes Supremos. ¿Entendido?
La meltran hizo una reverencia y volvió a ocupar su puesto junto a los demás archivistas