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El silencio era total en el puente de mando. Todos los ojos estaban fijos en la enorme pantalla y el amenazador rostro que la ocupaba por completo. Hyle hizo un ademán con la mano y la oficial de comunicaciones activó la transmisión de datos desde la nave.
No hubo cambios en el rostro de metal liso de Veiss, pero una luz vívida pareció brillar de pronto tras los ojos de la criatura al ver la imagen de la Capitán Hyle en la transmisión de video.
—Algo ha cambiado en usted desde la última vez que nos vimos. —observó el monstruoso ser. —¿Ha comprendido finalmente lo peligroso que pueden ser los Humanos?
Zlyna la miró de reojo un instante tratando de descifrar el significado de aquellas palabras.
—Lo único que he comprendido es el terror que usted les tiene. —respondió desafiante la Meltran. —Yo no temo a esas insignificantes criaturas.
A pesar de la máscara de hierro, a todas las meltran del puente les pareció que Veiss estaba sonriendo tras ella. —No confunda la precaución con el temor, Capitán. —respondió. —Ya sabe lo que los Humanos pueden hacerle a los Zentradi gracias a lo que ellos llaman el “Shock Cultural” ¿Verdad?
—Mi tripulación no ha sido afectada. —afirmó la guerrera. —Nuestra capacidad de combate no ha sufrido cambios.
—¿En serio? —preguntó la voz con ecos metálicos.
Una nueva pantalla se abrió a un lado del rostro de Veiss y pudieron ver una grabación del combate que previamente había tenido con la patrulla Zentradi.
—Esa forma de luchar NO es la de las Meltrans. —afirmó la superviviente de la Protocultura. —Han aprendido de los Humanos, han adoptado sus armas, tácticas y estrategias… ¿Lo niega, Capitán?
—Por supuesto que hemos mejorado. —contestó Hyle sin inmutarse. —Lo hemos estado haciendo desde que me asignaron como Capitán de esta tripulación; no hemos dejado de entrenar y refinar nuestras técnicas de combate… y continuaremos haciéndolo.
La máscara de metal las contempló en silencio. —El cambio ha sido positivo. —dijo finalmente. —Puede considerarse afortunada, usted y su tripulación, ya que han resistido el llamado a la paz y han decidido continuar luchando… ¿Pero con qué objetivo?
Hyle sonrió. —¿No es obvio? Para acabar con usted de una vez por todas. —respondió mientras un fugaz rayo de ira cruzaba su rostro. —Usted destruyó nuestra base, a nuestros superiores y nuestros compañeros, nunca dejaremos de buscar y destruir a los enemigos de los Zentradi, para eso hemos sido creados y es lo que haré hasta mi último aliento.
Veiss sacudió la cabeza en un gesto sorprendentemente “humano” para un ser de sus características. —Ah…venganza… si, lo comprendo bien. —dijo. —Venganza por lo que hice con sus camaradas… ¿O por la forma en la que la utilicé para despertar a R-11? Sea como sea, su búsqueda termina aquí, Capitán. —explicó la enorme figura inclinándose hacia delante, de modo que la enorme máscara de metal estuvo a menos de cien metros de la proa de la nave.
—Estoy de acuerdo. —respondió Hyle levantando su mano. Era la oportunidad que esperaba; Veiss nunca estaría más cerca de ellos que en esa ocasión y no iba a dejarla escapar.
—¡Ahora! —gritó con todas sus fuerzas.
Las compuertas del hangar principal se abrieron de golpe y el transporte que aguardaba la orden con los motores a máxima potencia salió disparado a toda velocidad en dirección a la salida.
A los mandos de aquella pequeña nave iba Prism con Von Neumann sentado junto a ella en el asiento del copiloto, ambos enfundados en trajes espaciales mientras la vaina con la inconsciente Lynn había sido fuertemente asegurada en el compartimiento de carga.
—Activen el Dimensional Eater! ¡La victoria es nuestra! —gritó Hyle mientras todas las meltran del puente se ponían de pié y hacían el saludo de su raza, preparadas para morir con honor en el campo de batalla.
En el centro de la nave, el último dispositivo de seguridad quedó desconectado y el enorme capacitor con la energía de activación colisionó, como si se tratara de un gigantesco martillo, contra el disparador de la bomba. La enorme burbuja de energía WARP que había estado creciendo alrededor de la nave se hizo visible de repente y tras una ligera vacilación procedió a colapsar sobre sí misma casi de forma instantánea.
Todas las luces del puente de mando se extinguieron en cuanto el reactor de la nave entregó el 100% de su energía a la terrible arma. Los rostros solemnes de las guerreras allí presenten quedaron solo iluminados por el tenue resplandor de las pantallas de radar.
El mismo aire pareció temblar y volverse una sustancia sólida. Notaron la familiar sensación previa a los saltos FOLD, cuando la burbuja WARP entraba al espacio Dimensional, pero esta vez era diferente; la misma energía que podía transportar a una nave por toda la galaxia era utilizada para desencadenar el poder más aterrador de todo el universo; una reacción en cadena de aniquilación de Quarks pesados capaz de consumir toda la materia a su alcance.
En el centro de la sección de ingeniería, en el sitio en que los hombres de Hawk habían instalado la bomba, una esfera negra de unos pocos metros de diámetro apareció allí donde se encontraba montado el aterrador artefacto. El silencio era total y la pequeña esfera de negrura absoluta tembló y latió como si fuera el huevo de un ser recién nacido en la total oscuridad, impaciente de comenzar a crecer y devorar todo a su paso.
La bomba se había activado; todo terminara en una fracción de segundo.
—Muere. —dijo Hyle saboreando la victoria.
—No. —respondió la máscara de metal.
Se escuchó un chasquido y de pronto el aire tembló y se sacudió. Un sonido extraño, como un suspiro ronco recorrió la nave de punta a punta. Entonces fué todo silencio.
Hyle había sostenido la respiración hasta entonces. Tomó una bocanada de aire y miró a su compañera con incredulidad. —¿Que…?