Carretera secundaria

Carretera secundaria

Todo el que conocía a Laura, una atractiva e inquieta joven sabía que no le gustaba conducir de noche. Sin embargo en aquella ocasión no le quedaba de otra ya que a primera hora del día siguiente debería personarse en los estudios de una importante multinacional para una entrevista de trabajo. Todas las expectativas de un futuro mejor pasaban por aquella ineludible cita.

Sobre la cama reposaba además del bolso marrón una pequeña maleta de cabina en color negro fabricada en poliéster. La habitación era minimalista pues nunca se había preocupado demasiado en mejorar la estética de la susodicha al tratarse de un piso en alquiler que dejaría tan pronto le fuese posible.

            La maleta de ruedecillas ligeramente gastadas albergaba en su interior un conjunto de ropa interior azul celeste; pantalón vaquero ceñido, dos blusas de algodón blanco, un par de jerseys y otro par de zapatos de tacón plano.

Cerró la cremallera, asió las asas extensibles, guió la correa del bolso al hombro y echando la llave salió del piso. En el rellano comprobó un par de veces que la puerta estuviese bien atrancada.

Sentía una inusitada excitación ante lo que estaba por venir. Bajó a la calle cavilando en su presente pero también en el futuro. Caía una leve llovizna que según los partes meteorológicos iría a más en las próximas horas. Algunos vehículos circulaban presurosos, salpicando el agua apilada a lo largo y ancho del asfalto. Como era de suponer todo aquel líquido no sólo terminaba baldeando la acera sino también a los peatones más despistados…

            De la cafetería de la esquina siempre llegaba a esas horas un fuerte olor a café. Invitaba casi inconscientemente a entrar sentarse y disfrutar de un buen sorbo, ojeando la prensa del día.

La llovizna persistía al tiempo que Laura apuraba el paso. En el cruce de calles una madre ataviada con un largo abrigo beis. También ella llevaba prisa y de la mano a un niño, seguramente su hijo, ambos bajo el abrigo de un gran paraguas blanco. El crío calzaba unas simpáticas botas infantiles y mientras la progenitora tiraba de él el infante se empeñaba una y otra vez en botar por todo charco cuanto veía, mirando de soslayo a su madre por si le caía algún coscorrón.

            Laura no quería mojarse más de lo que ya estaba así que apretó más la zancada hasta alcanzar el coche. Éste lo dejara a pocos metros de la antigua oficina de turismo. Abrió con premura la puerta del maletero para dejar allí la pequeña maleta. Cerró y corrió a meterse dentro. Comprobó que llevase toda la documentación, tanto la suya como la del vehículo. Todo en orden así que cerró la guantera, dejando el bolso sobre el asiento del copiloto.

Por delante aguardaba una ruta que le llevaría toda la noche. Por ello no había tiempo que perder. Con ágil movimiento de muñeca arrancó el utilitario. Aquella entrevista de trabajo podría marcar un antes y un después. De nuevo aquella excitación creciente recorriéndole el alma. Se colocó el cinturón de seguridad, accionó el intermitente y soltó el freno de mano para incorporarse a la circulación.

            El traqueteo del coche era como un arrullo que invitaba a entrar al mundo de los sueños así que para evitarlo prendió la radio. Tras un breve boletín informativo comenzaron a sonar temas exitosos del pasado verano. No tenía especial afinidad por la música así que aquellos hits no le resultaban conocidos. Sin mostrar el menor interés por tales bombazos estivales buscó otras emisoras.

Prestó especial atención a un avivado debate sobre el cambio climático, tema tan actual como preocupante. Encendidos contertulios marcaban territorio haciendo énfasis en diferentes posturas y enfoques. Cada uno de ellos parecía estar en posesión del conocimiento supremo y los demás no eran más que osados charlatanes que en lugar de platicar rebuznaban. Laura, a pesar de la seriedad del asunto, no podía dejar de reírse.

            En el exterior llovía intensamente. Las últimas semanas el tiempo habíase vuelto impredecible siendo frecuente intercalarse días relativamente soleados con otros lluviosos. Las gotas caían furiosas yendo a morir sobre el asfalto, los edificios y las arboledas. Los transeúntes se dejaban ver como borrones multicolor corriendo de un lado para otro buscando llegar lo más secos posibles a sus destinos.

Delante suya el primer semáforo en rojo. Laura se detuvo pausadamente. A su izquierda otro coche repitió la acción. Se hacía difícil divisar con claridad el interior pero pudo contar al menos tres personas tan borrosas como aquellas que transitaban por la acera. Justo en ese momento la sobresaltaron varios golpes en la ventanilla…

            —Señora, por favor, una limosna para este pobre desgraciado —suplicó una voz temblorosa bajo el aguacero.

Tras reponerse del susto pasó a mostrar cierto enfado por ese nada acertado tratamiento de «señora». Intentó agudizar la vista para ver como era aquel indigente sin embargo lo más que pudo apreciar fue una figura alta y desgarbada. La mano que seguía tocando el cristal portaba un guante negro de dedos recortados.

             —Lo siento no tengo nada —respondió Laura, alzando la voz pero sin bajar la ventanilla.

             —¡No llevo suelto! —Exclamó.

El mendigo pegó el rostro a la ventanilla. La joven volvió a sobresaltarse. Aquel individuo mostraba una barba larga y descuidada. Era obvio que debía estar calado hasta los huesos y a pesar de ello continuaba golpeando, rogando por unas monedas que le salvasen el día.

El disco cambió a verde así que Laura arrancó. Tras ella un par de coches. Atrás quedaba aquel pordiosero como una fría estatua de piedra, haciendo aspavientos que escoltaba con palabras malsonantes…

Circuló en línea recta hasta entrar en la rotonda. Salió por la derecha rumbo al nuevo vial. El mismo que tras veinte minutos, más o menos, la enlazaría con la problemática carretera vieja. No era conocida por el dispendio de modernas excelencias sino por ciertos e inquietantes sucesos que rara vez tenían esclarecimiento.



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En el texto hay: misterio, suspense, terror y horror

Editado: 17.04.2024

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