Un fuerte y estruendoso sonido de trompeta comenzó a escucharse por todo el campamento con la finalidad de despertar a todos.
— ¿Es en serio? — pregunté a la nada completamente irritada cuando me desperté por completo
Salí de la cama para ir hasta la ventana y ver el porque del ruido. Con dificultad pude ver que algunos chicos salían de sus cabañas aún en pijama para dirigirse a quien sabe donde.
Desconcertada, fui hasta el clóset para tomar mi suéter amarillo que era lo suficiente holgado y largo como para taparme la mitad de los muslos. Salí de la cabaña para comenzar a seguir a los chicos que estaban frente a mí. Llegamos a lo que parecía ser una cafetería.
— Buenos días jóvenes — el Señor Nash tomó un megáfono para hacerse escuchar — Me alegra verlos otro verano aquí. Ahora voy a explicarles la rutina que lleváremos acabo éstas ocho semana. No les diré nada que no sepan ya, pero aún así debo decirles como cada año. La hora de levantarse será a las 6:00am, y tendrán que venir a desayunar aquí con la ropa que se les entregará, después de eso no hay más horario, podrán hacer cualquier deporte o actividad que quieran en el orden que quieran, pero recuerden que tienen que asegurarse de ser anotados en la lista de seguimiento para monitorear que sí estén aprovechando su estancia aquí...
El hombre siguió su parloteo, mientras yo echaba un vistazo al lugar, era grande y habían algunas mesas esparcidas por el lugar, en cada lado habían unas improvisadas barras con comida. Me removí incomoda al ver que la mayoría en lugar de escuchar a la persona frente a ellos, tenían la mirada en mí.
— Y para terminar esto... — me talle los ojos aún somnolienta — ¡Carrie, ven acá por favor!
Dejé de frotar mis ojos y pasé a abrirlos completamente sorprendida, moví mi cabeza en completa negación. Ni loca iba a ir allí para que todos me vieran y se rieran de mí.
— Anda, ven aquí... — insistió
— Podría por favor no humillarme — pedí en un susurro cuando me acerque a él
— Muchachos, ella es Carrie Williams — me presentó ante todos — Y al parecer hubo una equivocación con los autobuses y por eso está aquí, y se quedará con nosotros durante un tiempo. Les pido de la manera más atenta que no la hostiguen ni le hagan propuestas indecentes
Esperé impaciente a su reacción, duraron unos segundos con su gesto neutral para después comenzar a aplaudir y a festejar haciendo bulla y gritando quien sabe que.
— ¡Seguiré siendo hetero! — escuché que gritaron desde algún lugar de la cafetería
— Esto será un desastre — susurré entre el relajo
Definitivamente la vida me odiaba. ¿Qué pecado había cometido para terminar en este lugar?
— ¡Silencio! — los instructores intentaron calmarlos pero ellos siguieron haciendo escándalo
Me quedé de pie, allí, y justo cuando estaba por moverme alguien captó mi atención. En la entrada de la cafetería, recargado en el umbral, estaba el chico que había conocido en el tren.
Parpadeo varias veces en un intento de ver si aquella silueta sólo era una ilusión, pero no, allí seguía, sin moverse, mirándome desde su posición con sus ojos grises. Decidí romper el contacto visual y me dirigí a la barra después de tomar una bandeja para tomar mi desayuno.
— Hola — un chico se posicionó a mi lado con una bandeja para su comida
— No tendré sexo contigo, ni aunque me pagues. No porque todos ustedes vayan a estar aislados de todo y yo sea la única mujer entre ustedes tengo que aceptar ser su objeto sexu...
— Soy gay — me interrumpió en un murmuró
— Ah...
Mierda. Metida de pata que acabo de hacer. Una pena, el chico era bastante atractivo.
— Vine a salvarte de todos esos leones en celo — ambos miramos por encima de nuestro hombro, y en efecto, algunos chicos no dejaban de verme — Así no estarás sola. Será menos incómodo
— Ah..., gracias — sonreí avergonzada
— Ven — hizo un ademán con su cabeza y después de tomar algo de comida me guió hasta una mesa con otros tres chicos — Chicos, les presento a Carrie — se sentó en una de las sillas libres y luego hizo que lo imitará — Carrie ellos son Elliot, Mason, Chad y yo soy Nick — me tendió su mano para estrecharla y así lo hice
— Gracias por salvarme — agradecí en general — La verdad si me preocupaba un poco el cómo pasaría estos dos meses
— No te preocupes, la verdad es que nos compadecímos de tu caso, una pobre chica moribunda en una bosque con puros chicos. Sin ofender — confesó el castaño claro de ojos azules. Mason
— Tú eres el imprudente, ¿cierto? El que dice todo con sinceridad cruda y sin filtro — mi intención era bromear pero sabía que había sonado más a la defensiva
— Ese soy yo — él ni se inmutó de mi tono de voz
— Espero no te sientas incomoda al estar rodeada de tanta testosterona — dirigí mi atención a un pelinegro. Elliot
— Yo creo que será divertido — Chad se unió a la conversación — Ya saben... Carrie es la única chica aquí, y puedo apostar lo que sea a que después del desayuno querrán acercarse a ella — el castaño subió y bajo sus cejas con picardía
— Yo que tú, cambiaba de pijama — propuso, Nick — Sólo es una sugerencia
— Que se jodan, no los dejaré acercarse a mí — respondí con fastidio. Con mi tenedor comencé a comer algo de mi fruta.
— ¿Cuántos años tienes, Carrie? — preguntó, Mason
— Nash dijo: no la hostiguen — le recordó, Elliot
— ¿Qué? Preguntar su edad no es hostigar, sólo quiero conocerla un poco
— 17 — respondí — Tengo 17. ¿Algo más qué quieras saber?
— ¿Color favorito?
— Amarillo
— ¿Comida favorita?
— Ensalada navideña — respondí nostálgica. Hace años no comía eso
— ¿Fetiche más raro?
—No lo sé, creo que cierto tipo de manos — todos me miraron confundidos — ¿Qué? Son lindas
— ¿Placer culposo?
— No tengo — respondí segura
— Bien, creo que acabé — siguió comiendo como si nada hubiese pasado