— ¿Qué hacemos primero?
— Yo nunca e hecho nada de esto. Ustedes vayan a divertirse — me senté sobre el tronco caído
— Claro que no, Carrie. No podemos dejarte aquí sola o los leones te van a comer — Nick apuntó hacia los chicos que practicaban esgrima frente a nosotros
— Se dar patadas — confesé como sí con eso pudiera resolver todo
— Intenta algo que te parezca interesante — Elliot, se sentó a mi lado en el tronco caído — Nadie nace sabiendo todo, así que elige algo y nosotros te enseñamos
Tenía razón, no podía quedarme sin hacer nada sólo porque nunca había practicado algo de esto. Por suerte mi linda figura era heredada por parte de mi familia materna.
Observé a los chicos que jugaban esgrima. Cuando el juego terminó los jugadores se quitaron las máscaras y mis ojos conectaron con los de un castaño de cabello ruloso que dejó de mirarme para ir a donde sus amigos para tomar algo de agua. Me puse de pie para caminar hasta donde estaban los uniformes de esgrima y con ayuda de Chad, quien no había dudado en seguirme, me lo puse.
— Ya tenemos a la próxima jugadora. ¿Quién se animará a retarla? — preguntó el instructor encargado de la actividad — No tengan miedo, dejen que una mujer les pateé el trasero
Nadie se movió, nadie dijo quererme retar, ni siquiera quienes serían mis amigos aquí.
— ¿Nadie? Chicos, el juego debe continuar, así que sí nadie pasa voluntariamente seré yo quien escoja a un retador...
»Okey, esto comenzaba a ser humillante«.
— Yo la reto — Blake apareció aún con el uniforme — A veces hay que salir de nuestra zona de confort, ¿no majestad?
¿Blake? ¿En serio iba a enfrentarme a él? Acababa de ganar la última partida, lo vi, y no cabe duda que es bastante bueno, era obvio que me vencería y me dejaría en ridículo.
»Adiós mundo cruel...«.
— Hammm, creo que ya no quiero jugar — anuncié de repente — Es que..., me estoy sintiendo mal — mentí piadosamente
— ¡Oh, vamos! ¿Tienes miedo Williams? — lo escuché preguntar cuando me giré para irme
¿Miedo yo? Quien debería tener miedo es él, sabía bien que podía vencerlo, pero no quería arriesgarme.
— No para nada, sólo protejo mi salud — me excusé dándome la vuelta para mirarlo — No vaya a ser que a media partida me desmaye
— Dudo que eso pase
— Más vale prevenir que lamentar — comencé a caminar lejos de él, nuevamente
— Carrie, no puedes irte — la voz del instructor me hizo detener
— ¿Por qué no? — me giré a mirarlo
— Porque no haz hecho nada en el día, tienes que practicar algo y sí ya traes el uniforme..., hazlo, no tienes nada que perder
Me sentía entre la espada y la pared. Ya no tenía escapatoria, debía hacerlo si no tendría consecuencias después, y no sé que tan malas serían.
— Está bien — acepté por fin
Blake y yo quedamos frente a frente. Nos pusimos las máscaras blancas que cubrían todo nuestro rostro.
En cuestión de segundos sentí mi pulso acelerarse avisándome lo nerviosa que comenzaba a sentirme.
»Iba a morir«.
— Saludo
— ¡Hanga! — exclamamos al unísono
Pusimos las espadas a la altura de nuestras caras e hicimos un movimiento con el brazo para retirarlas. El instructor dijo alguna palabra que no entendí dando así por iniciada la partida.
Primero comenzamos a movernos en círculos, sin ser ninguno el primero en atacar.
— Le doy el privilegio del primer golpe, majestad — a pesar de que no podía ver sus ojos, sentía que estos destilaban maldad y diversión
No me creía capaz de poder ganarle. Bien, era hora de darle una lección al niño bonito.
— ¿Quieres bailar niño bonito? — pregunté sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo
— ¿Ah?
Lo vi bajar la guardia así que aproveche para lanzar el primer golpe, pero él fue más rápido y alcanzo a esquivarlo. La verdadera guerra empezó y ninguno tuvo consideración al atacar al otro.
Comenzamos a chocar espadas con fuerza intentando tocarnos el uno al otro.
— ¡Tushe! — exclamó Blake al tocarme el hombro izquierdo con la espada
Seguimos peleando, y en algún momento del juego comencé a retroceder para evitar que me tocará.
— ¡Blake, Blake, Blake! — gritaban algunos
— ¡Carrie, Carrie, Carrie! — gritaban otros, incluyendo a mis nuevos amigos
— ¡Cuidado! — exclamó un chico
No entendí a que se refería hasta que sentí mi cuerpo caer sobre los balones sobre el suelo. El golpe fue duro ya que eran balones de fútbol, baloncesto y algunos de voleibol.
El juego se detuvo cuando me escucharon soltar un quejido.
— ¿Estás bien? — Blake se inclinó sobre mí para ver que estuviese bien
— Me duele mucho — me removí en mi lugar fingiendo dolor, aunque en realidad me sentía incomoda — ¿Me ayudas? — Extendí mi mano para que me ayudará a levantar
Blake tomó mi mano para ayudarme, así que le di un jalón para que pudiese caer. Cayó sobre mí, e hice girar nuestros cuerpos para quedar yo sobre él, tomé mi espada y lo pinche en el estómago.
— Tushe — sonreí victoriosa
— El juego aún no termina — susurró
Rápido me puse de pie y me eché a correr con la espada, Blake y el resto de los espectadores me siguieron.
— ¡Tushe!
Sentí un pinchazo en la espalda, eso quería decir que Blake me había dado alcance.
Me giré para pincharlo pero logro esquivarla, seguimos con la guerra mientras todos alrededor gritaban y hacían apuestas.
Debía demostrarles a todos que una mujer podía ser mejor que un hombre, y que mejor inicio que ganándole a Blake.
— Golpea duro majestad — jadeó el castaño frente a mí
— No puedo decir lo mismo — dije del mismo modo — Sus golpes parecen de una niña de ocho años
— Tal vez soy una niña de ocho años atrapada en un cuerpo de un chico de 17
— Entonces tarde o temprano tendrás que caer — musité
Retrocedí unos pasos al sentirlo cada vez más cerca. Tenía que evitar que volviera a tocarme o sería un punto más a su favor.