Carta de un escritor

Capítulo I

Mirarla sin tener la posiblidad de tocarla, es como que el filo de una daga me atrabesase el alma. Ella es arte, tan bella, tan perfecta. Eco, cada silaba de su nombre es cautivador. Mirarte duele amada mía, solo recuerdo que mirarte me dolía. 
Esta es la escensia de un sentimiento, un breve relato reflejando amor, la reveladora carta de un escritor. Un joven enamorado, cuya pasión es escribir Thomas Rymer, talentoso chico, totalmente conquistado bajo los encantos de una hermosa doncella. 1913, Siglo XX, maravillosa época para enamorarse. 
Este se encontraba a la orilla de un lago, donde frecuentemente iban las amas de casas o servidumbre a lavar la ropa. Para la suerte del escritor, el lago estába completamente vacío, solo se escuchaban los hermosos cánticos de las aves en verano como era de costumbre en las mañanas.  
Al terminar su anónima carta que de igual manera jamás daría a conocer, pues el joven Thomas le tiene pavor al rechazo ¿Que dajaría dicho de su reputación? Un autor  tan enaltecido, mayormente por ser la principal razón de muchos romances de toda Inglaterra, debido a que, muchos de los pretendientes acudían a los escritos del joven para conquistar a sus enamoradas.  
Thomas bovina la carta, introduciendola en una botella de cristal que tenía en mano, la cuál tapa con un corcho y arroja hacia el lago. La botella se pierde en las aguas, pero no hace gran diferencia, aún siguen aflotes, los sentimientos que este guarda en el alma. 
Después de un suspiro Thomas se dirige a su casa, al llegar, su madre estába en la cosina lavando los trastes. -hola madre, ¿Necesitas ayuda?- pregunta Thomas, asomándose al lavadero. 
A lo que Megan responde: -no Thomas, sabes que este es el oficio que me corresponde. Ve a escribir algo tal vez logres presentarlo en el teatro.- madre, ultimante estoy bloqueado-  
Megan da vuelta colocándose frente a Thomas, frunciendo el ceño, pero con sutileza le reclama: -¡Oh Thomas!, Cariño mío. ¿Que es eso que ha de ocupar esa brillante mentesíta? Postrando las palmas detrás del cuello de Thomas.  
-madre, hay algo que últimamente me está desatendiendo de mis deberes, algo me atormenta- dice Thomas, tomando asiento en la pequeña mesa redonda de la cocina. 
-¿Es por tu padre? Yo también le hecho de menos- Megan al igual que su hijo decide tomar asiento 
. -¡Qué! ¡¿Mi padre!? Él no tiene por qué extrañarse en esta casa. ¡Nos abandonó! Y ahora yo cuido de tí- Thomas se postra de pié frente a su madre, apuntandole con sus dedo índice le repite: - yo siempre cuidaré de tí- Megan se pone de pié, dejando descansar las manos sobre los hombros de su hijo, le dice: - una mejor obra que tú no pude haber creado- 
Megan vuelve a su quehacer y Thomas camina hacia el patio delantero a cortar leña para vender, oficio al cuál ocasionalmente se dedicaba, cuando las obras no eran lo bastante fructíferas como para sustentar el hogar. 
Al mismo tiempo en que se escuchaban los hachazos, el joven se perpleja al notar que junto a dos a migas, pasa la preciosa Eco. Desbordando alegría con su melodiosa risa, hiptotizansdo todos ojos que la viera. Su belleza conformada por su sedosa cabellera ecarlata, la cuál alcanzaba más abajo de sus caderas, unos hermosos labios redondos, piel blanca  y ojos café. 
A medida que Eco cruzaba, Thomas la seguía con la mirada, colocando el hacha sobre su cansado hombro, luego retirando una gota de sudor de su frente con la mano restante. El joven susurra así mismo: -algún día serás mía- 
-no puede ser, el enamorador ha sido enamorado- dice Víctor, un viejo vecino, y mejor amigo de Thomas. Que aparece detrás del joven escritor, este se espanta y responde: -¡Víctor! Casi haces que me dé un infarto- Thomas clava el hacha en el tronco dónde estába cortando madera, después voltéa para quedar frente a Víctor. 
-¿Cuando vas a decírle a Eco Calírroe lo que sientes por ella?- pregunta Víctor. -tengo miedo a que ella me rechace- responde Thomas. -¡¿Rechasarte?!, tú más que nadie tienes la certeza de todas las mujeres que deseaba contraer matrimonio contigo- dice Víctor, dejando salir una breve carcaja. Thomas cruza sus brazos y responde: - con ella es diferente amigo mío, ella es la más hermosa- Víctor hace jesto de sarcasmo  y dice: -lo único que la diferencia del resto, es que tú la volteas a mirar- 
-¿Por qué no entras y comes con nosotros?- dice Thomas, apoyando una mano sobre el hombro de victor. A lo que Víctor responde: -¿Cómo rechasarte?- entran a la casa entre risas. Ya Megan había preparado la comida. -hola señora Rymer- Dice Víctior saludando con sú palma -hola Víctor ¿Cómo estás? Responde Megan. -ya vamos a sentarnos a comer- interumpe Thomas. 
Mientras comían, Megan da cabida a una conversación con la siguiente pregunta: - Víctor, ¿Tú sabes que es lo que tiene a Thomas tan apartado de todo?- -ah, ¿Aún no le ha dicho Thomas?- -ya mejor basta- dice Thomas. Megan responde: - descuida Víctor, habla con tranquilidad- Víctor le cuenta a Megan la condición de su hijo: - Thomas se ha enamorado- Megan junta sus manos regosijada de alegría con la noticia: -¡¿Enserio?! Eso es maravilloso- ¿Quién es la joven? 
-es Eco mamá- Responde Thomás. -¿Eco Calírroe, la actriz?- pregunta Megan. si madre, ella es la dama que últimamente está ocupando mi mente. -creo que deberías hablarle- responde Megan. -¿Saben que? Thomas, ¿Por qué no escribes algo, una obra, así la presentarían en el gran teatro- interrumpe Víctor. A lo que Megan responde: -sabes Víctor, eso es mejor que se te ha ocurrido- 
Ya ha oscurecido. Víctor se ha retirado y Megan se encuentra dormida. Es cuendo el talentoso Thomas empieza a escribir su obra, solo con una pluma, un velón, oja de papel, una gran imaginación el joven da inicio a sus ideas, plasmando el mundo que lleva en su mente, en una insignificante oja. 
Un mesterioso libro,  capaz de hacer que quien lo leyera callese en una profunfa depresión, haciendo que la mas noble alma, purgara en su mente y salieran a flotes los mas oscuros recuerdos, y desgarradores sentimientos de culpa. Este libro se encontraba escondido bajo llave, a manos de los cuidados de un señor, sobreviviente lector de las penumbras páginas de a quel enigmático libro. El anciano Richard, tenía una encantadora nieta, Alessia. Creció llena de insertidumbre al no poder abrir el cofre del sótano, pues su abuelo, se lo tenía rotundamente prohibido. La pequeña crecía, y junto con ella la intriga era cada vez mayor. Pasaron años y Alessia ya era un adulto joven, en cambio, el probre Richar envejeció al punto que tenía que depender de los cuidados de su nieta. 
Una tarde, Alessia limpiaba la habitación de su abuelo mientras este dormía. La joven de agacha, estira la mano debajo de la cama, sosteniendo la escoba, con el propósito de desempolvar.  Pero la escoba golpea algo extraño, un cofre, el cuál Alessia arastra hacia ella. La joven se postra de pié con el cofre en mano, hecha un vistaso a la cama de su abuelo, y confirma que este aún duerme profundamente. Va hacia el patio, llena de curiosidad por abrir el misterioso cofre. Ya encontrandose en el patio, sentada junto a un gran árbol da vuelta al mismo, este traía su llave , atada con una delicada cinta roja. La joven tan inocente, abre el cofre, y saca el libro que había dentro. 
Al ojear sus viejas páginas, una gran brisa golpea el rostro de Alessia, haciendo revolotear su cabello, la joven no se detiene, y sigue satisfacienso su sed de curiosidad. A las primeras cinco páginas, la joven recuerda de como cuando niña dejó ahogar un pequeño pollito, trayendo con sí, tormento a sus mente. También recuerda el momento en que su padre abandonó a sus madre, el cuerpo de su mamá atado del cuello a un árbol, eso trayendo con sí, sentimiento de culpa, y dolor a su alma. Alessia no pudo aguantar la pena, entonces tomó la trágica decisión de colgarse de aquel enorme árbol. 
El joven Thomas, al terminar escribir su breve relato, decide ir a dormir 










 




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