Carta de un suicida

CARTA 2

                                                                        CARTA 2

 Llegué a casa ese día muy tarde, para que mamá no me viera, así como estaba de golpeado, pero fue inútil.

Ella estaba en mi habitación esperando a que llegara para poder hablar conmigo.

Entré por la ventana y sin darme chance a decirle palabra alguna, me dijo:

— Enciende la luz.

Con nervios me acerqué al encendedor, y en cuanto se iluminó la habitación que ella me vió cómo estaba de golpeado, una lagrima corrió por sus mejillas acompañado de un profundo suspiro de dolor por su parte mientras me decía "perdón hijo", cosa que me rompió el corazón y me acerqué para abrazarla y decirle:

— No es tu culpa mamá. No es tu culpa. Esto pronto acabará, y cuando esto se vaya a terminar, yo te prometo que te avisaré.

—No digas tonterías Lucas — Me dijo secándose las lágrimas y abrazándome—. Sé que es mi culpa todo lo que te ha estado pasando. Pero esto no durará más tiempo hijo. Mañana no irás a clase, te vas con tus hermanos a casa de su abuela. Esto no pasa de hoy.

Eso me alegró demasiado, aunque sabía que no era cierto, ya me lo había dicho antes, ya me había dicho que eso no pasaría de tal noche, pero al otro día me decía "El prometió no hacerlo de nuevo".

La mujer que es víctima de la violencia del hombre, es prisionera de falsas promesas que alimentan su esperanza, esperando un cambio de parte de aquel que en algún momento fue el Amor de su vida, el mejor de todos.

Por eso comencé a tener lastima por ella, porque espera que él nunca más vuelva a hacerlo, pero es inútil seguir esperando a que lo haga... nunca lo hará.

Solo fui a darme un baño mientras lo hacía, ella me trajo de comer y me lo dejo sobre mi cama, y en la mesita de noche, un vaso con jugo.
Comí y me acosté a dormir, pero primero dejé ordenado el uniforme para ir a clase mañana.

******

Al día siguiente me desperté muy temprano, me bañé, me alisté, y al salir de mi cuarto, mis hermanos mayores estaban en la mesa esperando el desayuno, y justo al lado de ellos, estaba sentado él, y mi mamá les estaba sirviendo desayuno.
Ella solo me miró con su mirada triste, como si me pidiera ayuda, y prometo que lo haré.

— ¿No piensas comer? — Me preguntó mi hermana.

—No— Respondí saliendo de la casa.

Así pasaron los días, ya no estaba entrando a clases, me quedaba en el parque esperando a que se hiciera la hora de volver, y como mamá no me revisaba mis tareas, no se daba cuenta que yo no estaba entrando a clases, solo hasta que recibió la llamada de la directora de la escuela, la cual le dijo que yo no estaba entrando a clases, y que querían saber si yo estaba bien.

Mi mamá esa noche habló conmigo sobre la situación y quedamos en que iría a clases de nuevo a cambio de ir a visitar a la abuela todos los fines de semana.

Me gusta visitar a la abuela, allá me siento bien.

*****

Pasaron los días y los problemas con mi padrastro eran peor, ya no me dolían sus golpes, y al ver eso, me golpeaba con lo que tuviera cerca con tal de verme llorar y quejarme del dolor.

Ya estoy por salir de bachillerato, nunca he tenido una novia, me da miedo que me vea mis defectos, mis errores, mi maltrato, prefiero mejor estar solo... me quedo helado al intentar hablar con una persona.

Mis notas van cada vez peor, y nadie se da cuenta... nadie.

18 de febrero 2010

Hoy domingo vamos al campo a pasar la tarde allá, normalmente me quedo, pero mi mamá me insistió en que fuera. No pude negarme.

Tomé un bolso que había en la sala, pero se me soltó por accidente; dentro había parte de la comida, por lo cual se botó parte de ella.

— ¡Qué idiota eres! — escucho el grito de mi padrastro desde la entrada de la casa, acercándose a mi—. ¿No puedes hacer una maldita cosa bien en tu vida? 17 años y cada vez estás peor que nunca. Regresa a tu habitación. Te vas a quedar en tu maldito cuarto encerrado todo el día.

—Álvaro, ya por favor. Otra vez no— Intervino mi mamá, pero como siempre, de nada sirve que lo haga—. Él se va a quedar, pero por favor no le pegues. Ya hablamos de esto. Mañana irá al psicólogo y necesito que esté calmado y tranquilo.

"Calmado y tranquilo". ¿En serio? ¿qué les hace pensar que he estado "calmado y tranquilo" durante todos estos años? Por favor mamá, si me apartaste cita con un psicólogo es porque sabes que no estoy calmado.

—Te quedarás aquí, y estarás al pendiente, pedí una cama para tu hermano y la traerán hoy — me dijo resaltando el "Hermano" solo para que me sintiera mal, pero no quise escuchar esa parte—. Vámonos ya. Suban al carro.

Se marcharon todos. Solo pude ver a mi mamá mirarme mientras se marchaban.

Entré a la casa y me encerré en mi cuarto escuchando a todo volumen en mi sonido "Believer – Imagine Dragons" con lágrimas en mis ojos, pero era de rabia, siento que no puedo hacer nada.

Entro al baño, doy un golpe fuerte al espejo en la pared de éste, el cual se hizo pedazos que cayeron al suelo.

No puedo pensar con claridad, solo quiero terminar con todo este dolor que llevo por dentro. Demasiada tristeza, odio, amargura.

Quiero que esto termine ya.

Tomo con mi mano derecha un fragmento de este espejo, con la intención de cortarme las venas, pero suena el timbre de la puerta.

Tengo que ir a ver quién es.

Bajo las escaleras lleno de rabia, con indignación.

" Para su sorpresa, era una chica, era la chica de la escuela, la que tanto le gustaba. No podía creerlo.
Se acomodó un poco su pelo y luego abrió la puerta con algo de pena.
ella sonrió al verlo, y le dijo: Hola"

— Hola — Respondió con rapidez y sin poder evitar mostrar su nervio — ¿Co-còmo estas?




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