Carta de un suicida

CARTA 4

                                                      CARTA  4

 

Nos levantamos muy temprano para ir a la graduación; siendo sincero, yo no quería ir, tenía mucha vergüenza de presentarme frente a todos. Sobre todo, que, me tocaba sentarme junto a ella... ¡junto a ella!

Tenía retenida todas mis malditas lágrimas, ellas me ardían en el alma, no podía dejarlas salir, porque me harían sentir vulnerable... más de lo que me siento.

Me bañé con miedo, me vestí con algo de temblor en mi cuerpo. La ansiedad me estaba ganando, me siento ansioso de ir al último día en la escuela.

Iría a despedirme de todos.

En casa, mientras me ponía la corbata, mi hermanito se me acercó, y dándome un abrazo, me dijo:

— Eres un crack, Lucas. Yo también seré un hombre como tú...

—No, no— le interrumpí inclinándome a él, y acariciando su cabello, con ojos llorosos, le dije—. Tú eres mejor que yo. Tú tendrás un futuro genial. Tú tendrás muchos amigos, muchas novias, muchas personas que te van a querer. Tendrás una vida excelente. Tú eres mejor que yo, Matías.

Al decirle eso, me miró desconcertado, pues, no entendía lo que quería decirle, pero sé que lo entendió después. Su vida era diferente, el trato que a él le daban era muy diferente. De los cuatros hermanos, yo era el maltratado. El estorbo, el inútil.

—Hijo— entró mamá a buscarme.

"Todos podrán decir que él estaba emocionado, pero los que lo conocimos, sabemos que no era así, él iba obligado, que no era obligación de hacerlo — dice un chico—. Era una graduación, nadie está obligado asistir, pero, había algo que él quería ver con sus propios ojos. Talvez mirar los rostros de los que se burlaron de él, por última vez. Talvez necesitaba despedirse de sus verdugos".

— ¿Estas listo? —Me pregunta mientras caminó hacia a mí y me arregló la corbata—. Estás hermoso hoy.

No podía engañarla, necesitaba que ella supiera que yo estaba nervioso.

Le tomé sus manos, y le dije:

— Tengo miedo de ir, pero, sé que estaré bien, mamá.

Ella solo me abrazó, y me dijo:

— Vamos, que se hace tarde.

Su abrazo se había sentido tibio. Sabía que eso me calmaba.

—¡Mamá! ¡Mamá! — Entró Matías dando gritos—.  ¡Álvaro se cayó del techo y está en el suelo!

Enseguida salió corriendo para ver, pero yo me quedé en el cuarto, deseando que se hubiera matado, pero, sabía también que lo había hecho más que todo para que mamá no me acompañe a mi graduación, así que, ya sé lo que pasará en los siguientes minutos.

Solo tomé mi toga y bufanda y Sali del cuarto. Mientras vi que mi mamá estaba con mi padrastro en la sala y éste le decía que no iría conmigo, sino que se quedaría para atenderle.

Ella solo me hizo señas con la cabeza para que me fuera sin ella.

Ya lo sabía. Iría solo, pero no me sorprende.

Si de algo estaba seguro, era que este día será el último que le veré la cara a quienes se burlaban de mí.

Esperé el bus para irme mientras una lágrima logra salir de mis ojos, no podía seguir soportando. Mis ojos gritaban que les dejase sacar aquellas lagrimas que me quemaban desde mi interior.

Me sentía en un abismo profundo que no tiene un fondo. Esperaba que en cualquier momento tocara el suelo, pero, lo que más me llenaba de incertidumbre y rabia, era que no sabía si realmente tenía un fondo. Que esto acabaría pronto. Ya no me quería seguir sintiéndome con el alma rota. Con mi corazón hecho pedazos, pero que nadie me entiende. Hablarlo con alguien sería inútil, dirían que solo es drama adolescente, y eso es lo que me da tristeza: que ignoren la depresión y ansiedad en los adolescentes.
Esto es real, maldición. Esta mierda es real. Sentirse de esta manera no es para nada satisfactorio, no es por llamar la atención de nadie.

"Esto es real"

*****

Llegué al lugar donde sería el acto final de graduación. Todos estaban mirándome extraño entre risas silenciosas y susurros. Sé que lo hacían porque había llegado solo al lugar.

"El chico estaba respirando por obligación, por favor. Sabíamos que él no quería seguir viviendo, menos cuando llegó a su graduación sin su madre. Eso debió de ser algo fuerte para él. Dicen que tenía los ojos llorosos, no puedo afirmarlo porque yo llegué algo tarde al acto —dice un chico".

Me senté en unos de los asientos centrales, sin mirar a los lados. Firme como un militar.

Todo estaba muy bonito, aunque mis ojos estaban en estado deplorable para apreciar la belleza justa de aquello, admito que si lo estaba.

Había muchos colores por todos lados. Mi atención la acaparaba los globos que flotaban por los bordes de las paredes. Habían hecho buen trabajo.

Pocos minutos después, el momento que tanto deseaba que no pasara, ocurrió. Ella venía caminando entre todos los alumnos, venía a sentarse junto a mí.

"La chica era linda, pero cruel. Ella tenía sus cositas ahí —cuenta un chico moreno al hombre sentado frente a él —. Sabía que él estaba enamorado de ella, y por hacerle maldad, difundió aquella mentira sobre el beso, o el aliento asqueroso de él. Aunque algunos dicen que ella si estaba algo enamorada de él, y que lo que decían nunca lo había dicho ella. Bueno, esta historia es más de suposiciones, ¿no? Entonces, todo lo que diga estará en tela de juicio"

 

 




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