Carta especial para Santa

Capítulo 4

Samara tomó a su hija por una mano y la llevó hasta el sofá del salón, la hizo sentarse y se sentó junto a ella. Segundos después, Jack se sentó frente a ellas, esperando por lo que la madre le diría a su hija. Las cuerdas vocales de Samara se congelaron, ella no sabía cómo empezar. Le dio una breve mirada a Jack y supo cómo hacerlo, pensó, que una pregunta sencilla sería lo mejor.

—Charly, ¿recuerdas que te dije que tu papá estaba en Calcheth Falls?

Charlotte asintió de forma vigorosa, moviendo su cabello de un lado otro en el proceso. Haciendo sonreír a su madre y al hombre que no dejaba de mirarlas a las dos. 

—Bueno, lo tenemos aquí, en casa… es él —dijo Samara, señalando a Jack—, se llama Jack, y quiere saber si te gustaría conocerlo.

Charlotte frunció el ceño pareciendo confundida, luego pareció entender y abrió muy grande los ojos. Se giró hacia Jack y con la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda se quedó mirándolo fijo.

Jack estaba nervioso, las palmas de las manos le sudaban esperando la reacción de su hija.

«¿Quién iba a pensar que alguien tan pequeño me tendría así en vilo? Pero ya robó mi corazón, espero que me acepte». —Pensó, mientras su hija parecía decidir si darle o no, una oportunidad. Luego se dio cuenta de que la niña parecía que tenía miedo y no que estaba decidiendo qué hacer con él.

—Yo estoy muy feliz por tener una hija tan hermosa, y… a la vez tengo miedo, de que no quieras aceptar que sea parte de tu vida. —confesó Jack, para animarla a hablarle.

Su acción fue recompensada por una gran sonrisa. Charlotte se puso de pie y caminó hasta donde estaba él. Tendió los brazos abiertos y lo abrazó por la cintura.

—Yo también estoy feliz porque seas mi padre.

Samara y Jack se miraron por encima de la niña y suspiraron a la vez con alivio. Todos iba marchando mejor de lo que pensaron.

—¿Te gustaría ir conmigo a tomar un helado? —Jack no quería esperar para compartir con ella todo lo que pudiera.

—¿Puede ir mamá también? —respondió la niña con otra pregunta.

—Por supuesto…

Samara no lo dejó continuar, se excusó alegando que tenía que hacer muchas entregas de pasteles y no podía fallar con su trabajo. 

Charlotte iba a protestar, pero Jack se adelantó y le dijo que en otra ocasión saldrían los tres. Sospechaba las razones de Sam para negarse.

Quince minutos después, estaban frente a la heladería.

Charlotte tomó su mano nada más bajar del auto y Jack sintió el corazón pleno por ese pequeño gesto. Las miradas de asombro de los clientes, no le empañaron la alegría que sentía. La sensación cálida en su pecho, le hacían ver que todo era hermoso.

Con movimientos calmados y seguros, llevó a su hija hasta una de las mesas. Allí, luego de sentarse, adoptó una postura cómoda y relajada mientras esperaban el pedido que hicieron a la camarera que los atendió. No le daría el gusto a ninguno de los curiosos, de fastidiar la primera vez que salía con Charlotte.

—¿Tienes novia?

La pregunta de Charlotte lo sorprendió. No esperaba que la pequeña le hiciera esa pregunta. Respondió un no entrecortado.

—¿Tienes otros hijos?

—Solo tú —contestó, preparándose para las preguntas que vendrían a continuación.

Charlotte asintió satisfecha con cada respuesta que le dio. Luego, sorprendiéndolo de nuevo, cambio el tema de conversación. Le habló de la escuela, de sus amigos y de lo mucho que esperaba las fiestas navideñas. 

Un tiempo después, salieron de la heladería y fueron a un parque, ninguno de los dos, deseaba separarse. 

Charlotte reía feliz mientras Jack la balanceaba en uno de los columpios.

—¡¡Más alto, papá!! 

La sensación tibia que sintió dentro de su pecho, hizo que Jack cerrara los ojos con una sonrisa y el corazón pleno. Su hija le había dicho papá por voluntad propia, sin tener que pedirle que considerara en algún momento, llamarle de esa forma. Él había pensado esperar con mucha calma que ella decidiera con el tiempo, considerarlo su padre. Lo llenaba de orgullo que confiara lo suficiente para darle la oportunidad de demostrarle lo mucho que ya la quería.    

El tiempo pasó muy rápido para Jack. Aunque ya estaba oscureciendo, no quería llevar a Charlotte a su casa., deseaba, parar todo el tiempo que fuera posible con ella. Sin embargo, estaba consiente que la niña tenía que descansar, había gastado muchas energías durante el día. 

Dentro del auto, de camino hacia donde estaba su madre, le preguntó si le gustaría conocer a su familia.

—¿Y si no les agrado? —preguntó Charly, con los ojos llenos de preocupación.

Jack detuvo el auto, se giró para donde estaba la pequeña en el asiento trasero y le aseguró, que todos estarían encantados de conocerla.  

—Te amaran tanto, que van a desear que vivas con ellos. 

Charlotte sonrió complacida, hasta que conoció a su padre, solo había tenido a su madre y a sus abuelos maternos. Saber que tenía más familiares, la ponía nerviosa. Con timidez aceptó, al menos, hacerles una visita cuando su padre fuera por ella. 



#12869 en Otros
#3858 en Relatos cortos
#20287 en Novela romántica

En el texto hay: familia, navidad, amor

Editado: 04.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.