Sal de mi cabeza.
Bueno, no sé si quiero que salgas de mi cabeza.
Te fuiste, sí es cierto. No, no es culpa tuya. Sí, sí sabía que te irías cuándo te conocí en verano. Sí, sí que empezamos a hablar. Sí, sí te llegue a mirar cuando no te dabas cuenta. Sí, sí me llegaste a gustar.
No, nunca me llegué a declarar.
Realmente es bonito, supongo, que al ver una foto tuya me quede igual que cuando te sentabas enfrente de mí, pero ahora no tengo que seguirte una conversación cuando estoy perdido en mi mundo. Ahora no tengo el calor de tus palabras, sino una pantalla fría… Que hiela el alma.
Hay quién dirá que ya aparecerá alguien, alguna desgraciada; y desgraciada será porque no sería ella la “especial” sería la que sustituye a la especial. Es cruel, “un clavo saca otro clavo”... No… Joder. Odio que la gente piense así… Yo quería crecer con alguien, pensé que la encontré, crecí un poquito y se me fue, ¿Y qué voy a hacer?¿Crecer con otra? Pero es que entonces no es quien me ayude a crecer, es la que se parece a quien quiero que me ayude a crecer…
Es difícil, claro, si fuera sencillo no estaría así.
Es que… No puedo imaginarme a otra… Cuándo estaba contigo me perdía en imaginaciones dónde te besaba o simplemente estaba contigo. ¿Ahora? ¿A quién me imagino si me quedé sin mi musa? ¿O cómo me la quiero imaginar? ¿Rubia?¿Morena? ¿Alta?¿Baja?
Yo no me hacía esas preguntas cuando estaba contigo… Y ahora me las hago a ratos, cuando no me imagino que sigues conmigo aunque sea…
A veces, me pregunto qué hubiera pasado si me hubieras dado la oportunidad de pasar aunque sea una noche, un buen rato… Y sé la respuesta, querría más. Mejor que se haya quedado así, me arrancaría cada centímetro de piel que hubieras tocado. O me hubiera dolido el recuerdo de que la chica que me gustaba tan sólo se convirtió en una noche loca. Y contigo quería más, me ilusioné, me convertí en un príncipe encerrado y mi princesa azul hizo que me olvidará de mis mierdas…
Todo es raro. No me puedo sentir como si me hubieran rechazado, lo que es más difícil… Dios es cruel, o estoy purgando el pecado de lujuria del que sería injusto culparte.
Ojalá haberlo hecho. Ojalá haberte dicho toda la mierda que llevaba dentro y a la mierda me hubieras mandado. Ojalá.
Aunque tampoco sé si lo debería de haber hecho, yo sabía que te marcharías y que te deberías de haber quedado como la típica chica que conoces un verano loco… e ignoré ambas. No eras la típica chica y quería que no te fueras…
Ojalá habértelo dicho. Y sacarlo todo. Sé que me rechazarías y todo… pero… nos hubiéramos echado unas risas… Tú no sé si te hubieras reído, yo no, y mis amigos seguramente sí.
Ojalá habértelo dicho. Y no habérmelo quedado dentro. Desde entonces, tengo ganas de besarte, y sin ver tus labios… es… es una experiencia… rara.
Ojalá sacarlo, porque dentro es como si quemara, pero no duele. Hace cosquillas, y hay momentos dónde no aguantas más y lloras y tal… Pero doler, no dueles… no mucho.
Ojalá se hubieran mezclado las dos cosas y me hubieras dejado hecho mierda, y hubiera sido un buen punto de partida. Con un “no, ¿qué cojones?” que me quitara toda ilusión. Pero sin la puñalada, te fuiste, me fui… Y no me lo creí, y cuándo me lo tuve que creer, no pude.
Y que con esa puñalada te pudiera empezar a odiar, aunque sé que me tendría que conformar con poder olvidarte.
Terminaría la carta con el último (y típico párrafo) de un amor puro. Dónde te diga de todo, a ver si aunque sea recibo palabras de afirmación. Palabras frías, pues con tanta distancia serían inútiles.
Terminaría la carta con el último (y típico párrafo de ira. De esos en los que te echaría la culpa o me victimizaría por el desamparo que me dejaste, cuando fui yo el que disfrutó de más ese abrazo que me diste.
Pero no te mereces ninguno de los dos. Uno es una cursilada, y del otro ni siquiera tienes culpa… Además, alguien como tú no se merece un topicazo así.
Terminaré deseando poder imaginarme siquiera con otra chica.
Terminaré diciendo que, aunque no sepa si vas leerla, quería que lo supieras. Que deseo que conozcas a alguien que te enseñe lo que no pude, y que tengas la oportunidad de sentir todo lo bonito que yo sentí.