"Recuerdo muy bien el primer día de enero, en donde todos respirábamos el fresco aire de un año nuevo. Supuestamente en donde todos comenzaríamos con la pata derecha, como dice el dicho. Pero eso, lamentablemente nunca fue para mi familia, en realidad nunca fue así para nosotros.
Con Valeria, ese día organizamos una sorpresa para todos. La tradición familiar, siempre fue la misma. Cada primer día de enero de todos los años, toda la familia Beans se reunía, en una cena especial. En donde se habla de sus fortunas y de lo importantes que son. Ahora que lo pienso, es algo estúpido, pero para ese entonces, lo veía como algo interesante y divertido. Refregar nuestras pertenencias entre familias, Dios, qué clase de personas somos, siento vergüenza.
En fin, ese día con Valeria, organizamos una salida sorpresa, en el lago de Davenport. No queda tan lejos de nuestra casa, por lo que no nos costó llevar a toda nuestra familia hasta allí. Habíamos organizado un paseo en bote, ya que con Valeria, nos había encantado la vista de aquella agua levemente congelada, con una leve capa de hielo, que un bote sin esfuerzo alguno lograba romper.
Por más que hacía frío, y nuestras narices se ponían rojas por el viento congelado, pudimos pasarla bien. Creo que fue la primera vez que nos veíamos a todos unidos, disfrutando de un día de nieve como cualquier otro, la diferencia, es que para nosotros fue un día que marco nuestras vidas.
Recuerdo muy bien aquel día del primero de enero, cuando escuchamos los gritos de la abuela, siendo arrastrada a lo profundo del lago. Recuerdo que mi padre, junto con su único hermano, el tío Frank, se quedaron inmóviles viendo las burbujas brotar del agua. Sus miradas eran oscuras, y podría decirse que deseaban algo... que deseaban la muerte de su madre. Nadie se movía de su barco, nadie decía nada, nadie se preocupó, a nadie le importó"
-¡¿Pero que hacen?! ¡¿Por qué nadie hace nada?! - dijo Valeria desesperada al lado mío - Jaden, no entiendo lo que pasa.
Mi cuerpo no reacciona, no entiendo que es lo que está pasando, ¿quieren que muera? Sacudí mi cabeza, y tiré mi saco a un costado del bote, saqué mis zapatos, y arremangué mi camisa. Unas manos se pusieron sobre mis hombros, eran los de mi madre.
-No, Jaden.
La mire incrédula, y dolido. Suspiré profundo, y me largué al agua totalmente congelada. Todo se ve oscuro, pero gracias a los pequeños reflejos del sol, logre distinguir algunas de las joyas que brillaban de mi abuela. La tome de su brazo, y nadé hasta la superficie. Valeria y mis hermanas, me ayudaron a subirla al bote. Rápidamente me cubrieron con una manta, y me acerqué hasta el rostro de mi abuela.
-No respira, papá no respira - dije al mismo tiempo que le trataba de hacer reaccionar, haciendo presión una y otra vez en su pecho.
-¡¿Qué es lo que pasa con ustedes?! - dijo Valeria llorando desesperada.
-Ya basta Jaden - dijo mi padre - llamaremos a la policía, informaremos que fue un accidente.
Su rostro se torno frío, y confuso, dejé de reanimar a mi abuela. Mi mentón comenzó a temblar, observé con desconocimiento a cada miembro de mi familia, menos a mis hermanas, quienes lloraban al igual que yo. La diferencia de todo, es que la única que hablaba por nosotros era Valeria.
-Suficiente, Valeria. Cierra tu boca niña, y hazle caso a tus padres - dijo mi madre, mientras la agarraba de su mentón, y le apretaba las mejillas - haremos lo que tu padre dice, y punto. Es lo mejor para la familia. Lo mismo va para ustedes. ¿Por qué no pueden ser como sus primos? - dijo señalando a Sherly y Matt, quienes estaban de brazos cruzados, serios, mirando el cuerpo de nuestra abuela.
Sobé mi nariz, y me cubrí mejor con la manta. Recuerdo haberme separado del cuerpo, y pararme al lado de Valeria, traté tranquilizarla, al igual que con Molly y Jesicca.
"Recuerdo muy bien aquel primero de enero, en donde comenzamos con una muerte en nuestras manos. Todos fuimos culpables por guardar silencio, todos fuimos culpables con nuestras manos manchadas de la misma sangre. Recuerdo a las personas del pueblo dándonos el pésame, nos traían flores y todos asistieron a su funeral. Recuerdo cuando el abogado leyó los bienes, entregándole todo a mi padre y tío. Recuerdo aquella noche cuando tuve miedo, de pensar si mis padres serían capaces de matarme.
Una sorpresa que termino con la vida de alguien, ¿quién no se sentiría culpable?"
Editado: 20.01.2019