Cartas a Davenport

7. Quiero ayudar

"El 12 de febrero, diez días antes de la muerte de Valeria, Jessica me retuvo en mi habitación. Estaba desesperada, y me miraba como si estuviera completamente loco.

Traté de hablar con ella, pero no parecía escuchar, todo lo que le decía le entraba por un oído y le salía por el otro"

-Tú no entiendes Jad, los vi hablando de algo muy turbio y morboso. ¿Por qué no me crees? - se acercó lentamente a mi rostro - hablaban sobre matar a alguien - susurró.

Rodé mis ojos, y la tomé de los hombros - no te metas Jessica, no es nada, quizás escuchaste mal. Tranquila algún día nos iremos de aquí.

-¿Que me ocultas? tu sabes lo que mamá y papá estaban hablando, ¿no? - me miró de arriba a abajo.

Me encogí de hombros - no.

Me miró molesta, pero antes de irse, la tomé del brazo.

-Jess, necesito que te alejes de lo que no te incumba, estoy haciendo lo posible para acabar con todo ésto - tragué fuertemente, al haberle dicho eso.

-Así que sabes lo que pasa - negó lentamente - me das vergüenza Jaden, ¿tú también tienes las manos sucias con sangre?

Abrí mis ojos de golpe - ¿¡qué?! ¡claro que no! - apreté mi puño y cerré mis ojos para controlarme - ya van semanas, en las que estoy tratando de resolver todo, y para que podamos seguir con nuestras vidas. Lo único que puedo decir, es que no te fíes de nuestros padres, ni Molly.

-¿Resolver qué? ¿lo de las cartas?

La miré perpleja - ¿cómo sabes? ¿quién te lo dijo?

-Es un pueblo chico, la información no tarda mucho en difundirse - se cruzo de brazos - quiero ayudar.

Suspiré profundo, y me senté en la punta de mi cama, refregué mi cara cansado, y luego tiré de mi cabello - si mamá o papá... o Molly se enteran que...

-No sabrán que hablé contigo, tranquilo, pero... cuando encuentren a la persona que las escribe... - abrió sus ojos aterrorizada - ¿por eso hablan sobre matar a alguien?

Asentí lentamente - si, uniste muy bien los cabos.

-No podemos delatar a alguien así, sería abrirle el camino más fácil a su muerte.

La puerta de la habitación, se abrió, para dejar ver la cara de nuestra sirvienta, Martha, podría decirse que es nuestra segunda madre.

-Oh lo siento, creí que no había nadie. Son las cuatro de la tarde, se supone que a esta hora debo limpiar, ya saben cómo se pone la Sra. Beans sino lo hago.

Con Jessica la miramos sonriente, y asentimos, mientras salíamos para dejar que haga su trabajo.

A veces me molesta como la tratan, sobre todo mi madre. Creo que por la envidia, de ver la buena relación que tiene con nosotros, cosa que ella nunca pudo tener, y ni hablar que últimamente las cosas se han complicado. Ya casi ni nos hablamos, realmente la odio.

Ese día habíamos acordado con Maia vernos en nuestro bar de siempre. Quedaba en las afueras de Davenport, por lo que se podría decir es que no queda tan lejos, ya que este no es un pueblo tan grande para variar.

Hace mucho que no la veo, y si no me equivoco, la última que nos vimos, fue en la fiesta de Matheo, aunque yo no la llamaría fiesta...

Valeria y Jessica, se quedaron investigando la tercera carta, y como dijo el sheriff, dos semanas después de la segunda.

El final de este gran drama, pronto llegará, y nadie podrá hacerse cargo del destino de los Beans, la familia maldita del pueblo. Cuando se descubra la verdad, nadie podrá salvarlos. Pocos serán los liberados de aquella maldición, y puedo prometer que desaparecerán sin dejar rastros.

Palabras sabias y bastante curiosas, veremos si es lo que realmente pasará.

-Jaden - la voz de Maia me hizo salir de mis pensamientos.

Apreté mis ojos, y sacudí mi cabeza - ¿qué?

Ésta me miró suspirando - ¿qué te anda pasando? ¿por qué no hablas conmigo?

-Porque no me pasa nada - reí por lo bajo algo nerviosos, ya que según Maia no soy bueno para mentir - cambiando de tema, ¿como estas?

Maia se encogió de hombros - ¿y cómo podría estar? Matheo rompió mi corazón, y la verdad que la situación es muy incómoda, variando el tema con Polly...

Cerré los ojos, y sonreí de costado - no te preocupes, está bien si quieres hablarlo.

-A veces siento que nadie me va a corresponder, nunca.

Fruncí mi labio, ignorando por completo su comentario - no digas eso, Maia tu eres una mujer fabulosa, estoy seguro que alguien te debe estar esperando.

Levantó sus manos encogiéndose de hombros, y luego tomó un poco de su bebida - lo que tu digas Jad, eso es lo que siento.

Sacudí mi cabeza - ¡es que no! tienes que sacarte ese pensamiento tan feo de tu cabeza. El momento ya llegará, con paciencia el tiempo siempre te sorprende.

Maia se encogió de hombros - como digas.

Le sonreí de costado, y le saqué un mechón rebelde de su rostro - no te podré hacer cambiar de opinión, ¿no?

Ella rió, y me empujó levemente hacia delante - ya veremos.




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