Querida Julia:
Recuerdas cuando dije que las cosas estaban saliendo bien? Cuando mencione en mi anterior carta que sentía que estaban a mi favor por una vez en mi vida?
Pues hoy lo pude controlar. Y debo decir que hasta a mi me habia tomado por sorpresa. Había ido al café como cualquier otro día,para ordenar mi habitual taza de café y un biscocho de vainilla. Hasta ese momento sentía que sería otro dia ordinario, uno más igual que el resto de los que habia vivido hasta ahora. De hecho pensé que mi mozo sería el mismo de siempre, Ernesto, el simpático señor que traía un peinado gracioso para ocultar su calvicie pero solo hacia la hacia mas notable con esto.
En su lugar fuiste tu quien se presentó ante mi mesa y me preguntó con una gran sonrisa en su rostro y una libreta en la mano; “Qué quieres ordenar hoy?
Se trataría esto de una simple coincidencia o tal vez estaba experimentado una especie de golpe de suerte.