Mi amado Sam:
Todo empeoró.
Todo.
Estaba saliendo del edificio, cuando alguien me lanzó una cubeta de agua con pintura roja... o espero haya sido pintura.
Cristina me vio y, después de dos semanas sin hablarme, me acompañó a los vestidores. Me dijo que debía tomar un baño, o enfermaría. Hice lo que me aconsejó, tratando de ver el lado positivo: mi amiga de nuevo a mi lado.
Al terminar, traté de alcanzar algo con que secarme... mi toalla no estaba. Pensé que no tenía importancia, que usaría mi cambio de ropa un poco mojada.
Puedes adivinar lo que pasó, ¿No es así?
Mi cambio no estaba. Tampoco mi celular.
Y se apagaron las luces.
Grité que seguía en el lugar, pero nadie me escuchó. Estaba sola.
Y desnuda.
No tenia como llamar a nadie. No había nadie. Lo único que tenia era mi ropa interior manchada de rojo. Quería llorar. Solo quería entrar a mi cama y llorar hasta desaparecer.
Pasaron las horas. Tenía frío, tenía hambre... Cuando escuché una voz fuera.
Dorian.
Mi hermano. Había venido a buscarme.
Grité, llamando su atención.
Le comenté lo sucedido. Me pidió que esperara un poco. Cuando volvió, metió al vestidor su propio cambio de ropa.
Una vez fuera, me preguntó el por qué estaba en esa situación... no pude decirle nada. Sólo me abrazó. Me dijo que hablaría con el director sobre lo sucedido, pero logré convencerlo de lo contrario bajo la excusa de que yo lo haría, que era mi responsabilidad.
No lo haría. Estaba en estos problemas por hablar en primer lugar, no les daría mas razones... no podría lidiar con ello, ¿Sabes?
Logré que mi hermano no hablara de esto con nuestros padres bajo el argumento que yo lo haría a su tiempo, que ya era suficiente para ellos los problemas con Lena.
Debo tratar con esto en silencio. Sólo puedo hablar contigo sobre ello.
Al llegar a casa, pudimos escuchar a nuestra madre discutiendo con Lena. Lo último que quería era hacerme notar en casa... fui a mi habitación en silencio, como siempre. Tan pronto como lo hice, comencé a escribirte, amor mio.
Es ahora que me doy cuenta: debo tomar precauciones con respecto a todo. No separarme de mi mochila, tener el celular siempre cargado y a la mano, tener un cambio de ropa escondido, pensar en mis palabras antes de hablar... cualquier movimiento en falso puede empeorarlo todo. Debo prevenir tanto como pueda, o podría arrepentirme.
Se que no debería siquiera de existir la situación en la que debo de cuidar mi espalda de aquellos a quienes intenté ayudar, pero... supongo que para ellos siempre será mas importante un numero en su boleta, aun si no era uno que merecieran.
Ahora mismo me habla mi madre, querido. Es momento de que concluya mi carta el día de hoy. Pronto volveré con mas noticias y anécdotas de mi día.
Te amo con todo mi corazón, Sam.
Siempre tuya,