Cartas a Nadie

El Picnic que Nunca Fue

Ya estaba dormido, y el sueño comenzó con normalidad. Era en el pueblo, como si se celebrara un evento importante. Las calles estaban animadas, la luz era cálida, la gente caminaba con alegría.

De repente, todo se volvió negro. Un silencio absoluto. Como si estuviera flotando en el vacío del espacio.

Entonces lo escuché.

Era mi voz… pero no del todo. Su tono era más firme, más grave y elegante. Era Khalef, el otro yo. Entre una niebla espesa apareció y me dijo:

—Hoy no descansarás. Tenemos un asunto pendiente.

Su voz sonaba como la de un hombre rico, pero hecho a pulso. De esos que lo consiguieron todo con esfuerzo, pero que nunca perdonaron su propia debilidad. Yo lo miré y dije:

—Muéstrame lo que quieres.

Y el entorno cambió. Estábamos en un campo abierto, el pasto era corto, lleno de pequeñas flores blancas. El cielo estaba completamente despejado, con una nitidez que jamás había visto. En mis manos, una canasta de picnic, perfectamente preparada. Khalef habló con desdén:

—¿Esto es lo que deseas? —me miró como si fuera un niño ingenuo—. ¿Algo tan simple te haría feliz?

Entonces, llegó ella.

Su rostro, su belleza… era inconfundible. Era la chica con la que siempre soñé compartir un momento así. Pero nunca lo hice. Nunca tuve el valor. O quizás… fui yo quien se alejó sin dar explicación alguna.

La observé en silencio, sintiendo una punzada en el pecho.

Khalef continuó:

—Si tan solo me hubieras dejado encargarme de todo... esto hubiera sido real. Pero tú, con tus sentimientos, tus valores… no fueron suficientes para ella. Te trató como a un niño. ¿No lo recuerdas?

Me dolieron esas palabras. Toqué el punto que tanto evitaba, justo cuando más frágil estaba.

Khalef volvió a hablar, más sereno esta vez:

—Sabemos que no estás pasando por un buen momento. Te dejaré este sueño.

Y entonces, mi cuerpo cambió. Ya no tenía el aspecto descuidado con el que luchaba cada día. No era el reflejo cansado y roto que evitaba ver en el espejo. En el sueño era otra versión de mí, más fuerte, más entera. Como si hubiera vuelto a ser yo antes de todo esto.

Y por un instante, solo por un instante… me permití disfrutar del sueño como si fuera real.



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En el texto hay: melancolia, soledad

Editado: 10.05.2025

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