Cartas a Nadie

Día de Maleza, Noche de Pensamientos

Estaba limpiando mi huerta con mi mini silla plegable y mis herramientas. El clima era perfecto, no hacía calor, así que decidí aprovechar. Aun así, me corté. Mi piel, tan sensible como siempre, no soportó el roce a pesar de que llevaba guantes. Estaba intentando quitar la maleza a mano, pero claramente no era buena idea.

Opté entonces por usar la herramienta, con movimientos suaves, medidos, para evitar ampollas. Mientras trabajaba, dejé sonar en mi celular música instrumental, tranquila. Esa que no exige atención, pero llena los huecos del silencio con algo bonito.

Y mientras quitaba la hierba, mi mente vagaba por caminos inusuales pero agradables:
“¿Cómo sería tener un bonsái?”
“Un cerezo sería hermoso”
“El vino de cerezas... uff, sería delicioso”

Me subió el ánimo, tanto que incluso me animé a tomarme una foto. El día fue tranquilo, sin grandes acontecimientos. Ya por la tarde, me fui a la casa a tomar algo frío y simplemente existí en paz. Un día normal. Uno de esos que deberían dejarte dormir bien.

Pero cuando llegó la noche, todo cambió.

Mis pensamientos, esos que nunca descansan, comenzaron a arremeter sin aviso.
“Pude haber hecho más”
“Mi cuerpo no es lo suficientemente bueno”
“Siento que salí con errores de fábrica”

Y así, con esa tormenta mental silenciosa, me quedé mirando al techo. Pensando. Hundido en esos pensamientos que no te gritan, pero tampoco te dejan en paz.

Hasta que, sin darme cuenta, el cansancio me venció y me quedé dormido.



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En el texto hay: melancolia, soledad

Editado: 10.05.2025

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