Querido papá:
Se que el final de estas cartas ha llegado, se mas que nadie que necesito regresar a la realidad de la que he estado huyendo por más de ocho años. Si, ya han pasado ocho largos años desde la última vez que tu y yo nos vimos, en aquel funeral lleno de gente hipócrita, recuerdos dolorosos y uno de los peores rencores.
Ocho largos años en donde he intentado encontrarme a mi misma, ocho años en los que visite miles de países, descubrí miles de secreto pero lo más importante encontré el verdadero motivo por el cual estar viva, me gustaría decir que mi familia son mi motivo para estar viva pero ellos son una parte de eso, ellos son como aquellas personas que me protegen pero aquel que fue, es y siempre sera mi motivo por seguir viva, es aquel viejo que veo desde la distancia.
Aquel viejo que observó desde el otro lado de la calle en la cual aprendí a andar en bici, en la que di mi primer beso, donde corrí miles de veces bajo la lluvia, mientra me creía capaz de dominar todas y cada una de aquellas gotas que siempre terminaban empapándome. Observarte después de ocho años es sumamente difícil, pues aquel señor de semblante serio y ojos grises con una pizca de alegría y felicidad en ellos ha desaparecido por completo convirtiéndose en ese viejo que camina por la casa de una lado a otro como si no encontrara su motivo, aquel que perdió hace más de ocho años junto al mío.
¿Cuanto tiempo he dejado pasar?
Me preguntó con verdadera nostalgia, tratando de encontrar una respuesta correcta ante aquella pregunta fallando de manera inmediata. El tiempo pasó tan rápido que nunca pude detenerme a pensar lo mucho que te necesitaba, mi orgullo nublaba mi ojos llenándose de malos momentos junto a ti pero nunca de los buenos, los cuales fueron miles que ahora puedo ver con claridad.
Un par de lágrimas se derraman sobre mi rostro, mientras observo cada rincón de la casa, las rosas del jardín ya hacen muertas, la casa del perro se encuentra deshecha en miles de pedazo, el césped ha crecido mucho más de lo que alguna vez lo había visto y yo he dejado atrás los malos recuerdos, junto a miles de lágrimas y demasiado tiempo perdido, solo para venir al lugar a donde siempre pertenecí.
Aquel lugar que me ha esperado tanto años, aquel que me vio crecer y ahora es testigo de mi progreso, aquel que guarda malos, buenos y peores momentos de familia, aquella que unió a una familia para verla desintegrarse en el momento en el que su dueña se fue pero el único que podrá unir de nuevo cada pedazo de nuestros corazones junto a esta casa la cual guarda mi historia, aquella que he terminado hoy para poder comenzar con la vida que siempre debí vivir junto a ti, querido papá.
Con amor: Mía
#19266 en Otros
#5629 en Relatos cortos
#2451 en Aventura
amor, familia pasado odio mentiras secretos, amor . accion. romance y suspenso
Editado: 04.11.2020