Cartas a quien un día amé

Carta 14

4 de Enero de 2014

Frank:

Hoy pasó de ser un día maravilloso a ser uno de mierda.

En serio... ¿Cómo jodidos lo hacen?

Tu novia se encarga de que un día lindo con mis amigas se convierta en un día en el que quiera golpear todo lo que se interpone en mi camino, que me haga acelerar el auto a la mayor velocidad. Me hizo enojar tanto que mi visión por un momento se tornó borrosa, ¡LA ODIO!

El día comenzó a la perfección. Me levanté temprano (ahora sí activé la alarma) y me dediqué a desempacar, a guardar algo de ropa que había comprado y la demás la llevé hasta el cesto de la ropa sucia. Busqué entre toda mi ropa algo adecuado para el día de hoy. Tenía que alistarme rápido, vería a las chicas a la una de la tarde en la puerta del Mall. Como hace frío opté por usar un sweater largo, jeans entubados y unos tenis Converse. Para protegerme del frío, me puse el gorro que la abuela me regaló, me maquillé e hice unos cuantos rulos para darle un poco de forma a mi cabello. Estaba lista y completamente decidida a que hoy sería un gran día, ya que hace poco casi muero de intoxicación alcohólica (mi mamá me dijo que después de que salí de la recámara me puse a bailar arriba del sofá, al terminar mi espectáculo, di un nuevo decorado al tapiz de la abuela con mi vómito, ahí se fue toda la cena. Sí, estaba demasiado ebria.) En fin... Me decidí a que hoy sería un gran día.

Estuve puntual en el Mall para esperar a las chicas, primero que nada a Sophie. Después de algo de tiempo sin verla me recibió diciendo: — ¡Luces como un chico! ¿Por qué demonios tus manos están hechas un asco? Ven acá, tenemos que visitar N&H, esto es un caso urgente —la verdad es que en realidad me empujó hasta el local en donde me sometieron a todo un tratamiento para mis manos. Siendo sincera, no les he dado mucha importancia en estos días.

Bunny fue un poco más cálida, me abrazó tanto que sentí que mis costillas estaban a punto de romperse. En realidad creo que quería verificar si escondo algún embarazo. Son mis amigas y realmente las amo, pero tratándose de chismes, prefieren estar seguras por su cuenta y así poder insultar a sus anchas a todos los que intenten comenzar algún estúpido rumor.

En fin, todo iba de lo mejor, pasamos de estar en N&H a BR, buscando algo de temporada, cómodo para regresar a clases, ya que dentro de unos días reanudaremos. Qué emoción. (SARCASMO). Después de derrochar casi todo el dinero con el que contábamos, de que Marce terminara de tragarse con la mirada a los modelos de A&F y de ligar con uno, pasamos a comer algo y aquí es cuando todo paso de ser uno de los mejores días de mis vacaciones a ser una completa mierda.

Caminábamos sin problema alguno, hablando de todo y de nada, cuando una chica, junto con un par más, venían en sentido contrario a nosotras, chocó contra mi hombro, haciendo que se me cayeran las bolsas.

No le di mucha importancia, pero cuando me reclamó por el accidente, supe inmediatamente de quién se trataba. Era Jessica.

—Fíjate por dond... ah... eres tú. Vaya, vaya, la verdad es que no esperaba encontrarte aquí, ¿Vienes a comprar otra talla extra de ropa porque ahora eres una gorda dejada? De seguro la que tienes ya no te queda, tal vez por eso estás usando ese asqueroso suéter —su maldita expresión denotaba “tristeza”—. ¡Oh, no, ya lo descubrí! Seguro que estás embarazada y no quieres que nadie se entere, pero la verdad es que de seguro estás gorda.

— ¿Terminaste de decir tantas estupideces?

—Sólo digo la verdad, cariño. —Mierda, la odio de verdad y la manera en que riza su cabello, ¡me desespera! —. ¿No vas a decirme nada? ¿No te vas a defender? ¿Qué pasa? ¿A la niñita de la casa no la enseñaron a defenderse? ¿O acaso eres tan patética para no hablar? Owww... pobre Lizzy.

— ¡No te digo nada porque no estoy cargada de mierda como tú!

—También estoy cargada de otras cosas que a Frank le gustan... como éstas y... ésta —La manera en que recorrió su cuerpo con las manos hasta llegar a... a... bueno hasta ahí, me dio tanto asco que quise vomitar. Para mi mala suerte aún no había comido nada como para llenarla de nuggets o una hamburguesa doble y papas fritas. Me hubiera encantado.

La gota que derramó el vaso.

—Eres tan malditamente patética que ni siquiera te tienes el más mínimo respeto, la verdad es que lo único que me das es asco.

—A Frank, a mi Frank, le doy otras cosas. —se mordió el labio inferior y mi paciencia se vino abajo.

Las palabras en ese justo momento sobraron, para cuando reaccione, mi puño (y en serio use el puño y no la palma) golpeaba justo su gran ojo. Directo, justo como me enseñaron en clases de boxeo.

Seguido de eso escuché un grito, unas mil amenazas y después de todo aquello me vi sentada en una silla analizando en letrero hipnotizante de KFC y para rematar, como música de fondo, las palabras sin sentido de Bunny... parecía que rapeaba algo.

— ¡Cariño! ¡Liz! Justo en el ojo, seguro tendrá un moretón, ni diez kilos de maquillaje taparán eso en unas semanas.

—Te aseguro que no se aparecerá en los primeros días de clase.

—Liz, Cariño... ¿Estás bien?

En ese momento estaba demasiado aturdida, las palabras de Jessica se encargaban de taladrar cada parte de mi cerebro y de mi corazón.

¿No les basta con todo el daño que han hecho? ¿También se burlan de mi dolor? De seguro después de que pasó esto, estuviste consolándola en tus brazos o le pusiste hielo en el ojo. Sinceramente no me arrepiento de lo que hice. Tal vez al pasar el tiempo me deshaga de tantas tonterías que salen de su boca. Pero en serio... ¿Tanto descaro hay dentro de ella? Sé que me odia y tú bien lo sabes; no es el tipo de chica que me odie por tener algo en su contra... sino que simplemente me odia.



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En el texto hay: juvenil, cartas, primer amor

Editado: 25.11.2022

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