Cartas a quien un día amé

Carta 2

21 de noviembre de 2013

Frank:

 

Parece que han pasado años desde que no estamos juntos, pero la verdad es que apenas y son unos cuantos meses. Mi cara es un completo desastre por tanto llorar y mi apetito se ha ido. Sé que ya ha pasado bastante tiempo desde que escribí la primer carta, pero espero comprendas que estoy mal. Hoy de nuevo en la cena he tenido que aparentar que me gustó mucho, hasta querían servirme de nuevo, pero como siempre, encontré una excusa para zafarme de aquel compromiso.

Te preguntarás, ¿por qué dejaste de escribir?

La respuesta es muy simple, estoy demasiado mal, no paro de llorar todas las noches. Te veo en la escuela y es como si no me conocieras, como si ya no tuviéramos nada en común... unos simples extraños.

En días anteriores, tomaba la hoja decidida a escribir un par de líneas pero mis ojos automáticamente se inundaban de tanto dolor, me duele, duele que ya no estemos juntos, me tortura toda esta situación. Pero hoy, he sentido algo diferente, siento que tengo que escribir.

Vamos a hablar del día de hoy. Podría escribir mucho acerca de todo lo que sentí. Desperté con la más plena decisión de seguir adelante, como ya lo decía, me has dejado por otra chica y vaya que no es cualquier chica de la escuela, estamos hablando de Jessica. No se necesita un motivo más fuerte que este para seguir adelante, para dejar mis sentimientos por ti en el pasado.

Estando en clase de gimnasia fue como tener un viaje al pasado. Cuando te vi entrar con tu equipo de baloncesto para entrenar me quedé sin habla ni movimientos, casi me golpean con la pelota de juego, de no ser por Ariana, ahorita tendría un ojo morado. Te vi entrar al gimnasio con aquellos movimientos perfectos que hicieron que me enamorara de ti, quería detener el tiempo, quedarme justo ahí. Cuando giraste hacia la izquierda justo en dirección a ella regrese a la realidad, ¿no les da pena? digo, al menos ten un poco de respeto, estabas frente al entrenador y treinta estudiantes más, llegaste y le plantaste un beso con intenciones de decir "deseo que me veas haciendo esto".

Aún tengo esta duda, ¿esto será una broma pesada o realmente hemos roto? 

Sé que soy una persona débil pero no me dejaré vencer. Tengo que sacar todo mi dolor, tengo que llorar, gritar, golpear e incluso cambiar.

Cambiaré, lo haré por mi bien.

Hoy realmente sucedió algo mágico a la hora del almuerzo, con suerte nuestras miradas se encontraron; sí, como aquella primera vez, por fortuna pude ocultar mis ojos llorosos tras la lata de soda que sostenía, no quería que me vieras y mucho menos quería desplomarme frente a ti, estoy en un momento que si me ves fijamente, me reduzco a nada.

Al terminar las clases tuve tiempo de caminar a casa, hace tiempo que no lo hacía y realmente me ha hecho sentir muy bien. Pude sentir el viento revolotear mi cabello (como tú lo hacías), sentí cada paso con más seguridad. Sé que esto es el comienzo, no te puedo decir que ya estoy feliz y que la seguridad se desborda de mi corazón, pero sé que al menos no me estoy quedando estancada.

Sé feliz.

Carta 2  

Liz.



#46010 en Novela romántica
#12418 en Joven Adulto

En el texto hay: juvenil, cartas, primer amor

Editado: 25.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.