Cartas a Un Amor (no) Imposible

Capítulo 2: ¿Quieres Que Te Cuente?

Capítulo 2: ¿Quieres Que Te Cuente?

Las clases ya habían terminado y como de costumbre me fui caminado a mi casa, pero a cambio de otras veces ahora me dirigí solo. Ya que no volví a ver a Hazel desde el toque. Ahora tengo que esperar al día siguiente para averiguar de qué hablaban. Por no lo aguantaría, tal vez le mande un mensaje más tarde preguntándole.

Mi casa queda a cinco minutos en carro, y quince caminando. Esos minutos se me iban volando ya que siempre venía platicando con Hazel pero esta vez no. Por lo cual se me estaba haciendo eterno el viaje.

Mi celular comenzó a sonar mientras caminaba. Lo saqué y miré quien me mercaba: Hazel. Le contesté, esperaba un saludo de su parte pero no fue así:

—Hijo de puta ¿Dónde estás? —sonó nuevamente irritada—. Llevo diez minutos esperándote.

—Pensé que estarías enojada —contesté—, estoy a punto de llegar a mi casa.

—Tengo que contarte lo que hablé con Ferney.

Eso me llegó de sorpresa. Pensé que jamás tocaría ese tema, estaba seguro que había hablado pestes de mí, ya que según recuerdo está demasiado enojada, o eso vi. Creí que se iba a vengar de mí. Pero no fue así.

—¿Estás hablando enserio? —atónito por lo que acaba de decir.

Aún no me entra la idea de lo que quería contarme.

—Claro. Te veo en tu casa para ponerte al día —dijo e instantáneamente colgó la llamada sin siquiera despedirse.

Me quedé sorprendido por lo que acababa de decirme ¿Contarme lo que habló con Ferny? Debió haber sido algo demasiado importante compara que valla hasta mi casa y no esperar hasta mañana. Sentí un retortijón en el estómago. Me entraron los nervios.

Seguí mi camino hacia hogar. No me hice más de cinco minutos en llegar a la puerta de mi casa. Comencé a tocar la puerta y para mi mala suerte no había nadie. Mierda. Yo esperando que alguien me abriera la bendita puerta, pero eso no pasaría. Y para el colmo no había cargado las llaves conmigo.

Volví a sacar mí celular y comencé a marcar el número de mi hermana, ya que mi mamá se encuentra a estas horas trabajando. Mi hermana Daniela, solía salir del trabajo a medio día, no entiendo porque carajos no ha llegado a la casa aún. Contestó después de varios toques, por un momento pensé que no me contestaría, pero lo hizo.

—Pablo, lo siento tanto —comenzó disculpándose antes que todo—. Me hicieron trabajar tiempo extra, probablemente llegue hasta la noche. Si quieres venir por las llaves o ir a la casa de Hazel, no hay problema. Siento tanto no haberte avisado.

Era de imaginarse, ella suele ser demasiado distraída. Tal vez en el momento en que le dieron la orden de permanecer en su trabajo más tiempo, pensó que yo estaría en clases y no quiso molestar. Pero tiempo después se le olvido por completo. Era de esperarse viniendo de ella.

Algo dentro de mí me susurraba que le dijera que pasaría el resto de la tarde con Hazel. Pero no estaba cien por ciento seguro de querer hacerlo. Comencé a pensar una respuesta rápida, y sincera.

—No te preocupes —Seguía pensando lo que diría, por lo cual le respondí eso primero—. Cualquier cosa ya te mando un mensaje, no sé si valla a incomodar en cada de Hazel.

—De acuerdo, te dejo porque si mi jefe me ve con el celular en horas de trabajo, me mata —dijo al instante sin pensarlo.

Nos despedimos y colgó ella. Me senté a un costado de la puerta de mi casa para esperar a Hazel, la cual no debe estar demasiado lejos. En mi celular prendí el WiFi y comencé a navegar por el un rato.

Sin pensarlo los minutos se pasaron volando, no me di cuenta cuando Hazel llegó y se paró frente a mí. Su cara de cansancio era evidente, después se sentó a un lado de mí. Ya sentada suspiró con pesadez.

—¿Qué haces aquí afuera? —preguntó con voz agitada.

—Daniela no va a llegar hasta muy tarde —hablé—. Y me dio dos opciones, de las cuales aún no se cual escoger.

—¿Y cuáles son las opciones? —preguntó nuevamente con curiosidad.

¡Basta de preguntas!: grité por dentro. Pero quería que me ayudara a decidir algo.

—Pasar el resto de la tarde en tu casa —Mi mirada se fijó en la suya—, o ir al trabajo de mi hermana por las llaves.

—Mejor vamos por las llaves, no quiero llegar a mi casa —farfulló.




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