Cartas a Un Amor (no) Imposible

Capítulo 5: Golpe De Suerte

Cartas a un amor (no) imposible

Capítulo 5: Golpe De Suerte

 

—¿Qué haces aquí tan tarde? —pregunté impactado de verla en mi casa.

Su rostro estaba lleno de tristeza, no sé qué le pasa, pero estoy seguro que nada bueno. No sé porque precisamente ha venido a mi casa, cuando tiene cientos de amigos y amigas superiores a mí.

Se balanceó hacia mí en un abrazo, mientras comenzaba a llorar. Cuanto tiempo había soñado con eso, y por fin la tengo en mis brazos, la podía oler. Olía a rosas, su cabello rojizo era inconfundible. Mis mejillas comenzaron a calentarse, no sabía que sentir ante ello.

Vergüenza quizá.

—No estoy bien.

Cuando pronunció aquello, me percaté que no se encontraba en sus cinco sentidos, sino estaba ebria. Nunca me imaginé que nuestro primer abrazo sería de esa manera. No sabía que ella fuera amante del alcohol.

—Eso se ve —indiqué—. Pero pasa, por favor. No te vayas a caer.

Pasó a mi casa. Oh Dios, había soñado en el momento en que ella entrará a mi casa, pero no lo había hecho de esa manera. Ella ebria y yo cuidándola. Se supone que en las historias el hombre va ebrio y la chica lo cuida, pero en este caso es al revés.

—Estoy muy mal —sollozó entre algunas que otras lágrimas deslizándose por sus mejillas—. Todo el mundo es una mierda.

Me sorprendió escuchar esas palabras salir de su boca. Nunca me imaginé que ella conociera aquellas palabras.

—No todo es así —me atreví a soltar.

Bagh —bufó—. No entiendes nada.

—Si me contras entendería mejor.

No me había imaginado hablar de esa manera con ella. Siento que estoy yendo demasiado rápido y no creo que sea prudente.

—No preguntes, ahora no quiero hablar —contestó Ferny, sonándose la nariz—. Lo que necesito es el abrazo de un verdadero amigo.

Sin siquiera dejarme responder ello. Se volvió a balancear hacia mí, su cabello seguía con ese hermoso olor a rosas. Y apuesto toda mi mesada a que lleva un perfume de anís.

—A veces quisiera desaparecer de este mundo —dijo mientras seguíamos abrazados—, y no saber de la gente tóxica que existe en él.

—No digas eso—respondí, me mordí el labio inferior con fuerza—, en este mundo también existen personas buenas, que están para apoyar.

Sin darme cuenta, ella se encontraba mirándome a los ojos. Todo esto está pasando demasiado rápido, que no se sabido controlar muy bien mis pensamientos.

—¿Crees que por hoy —comenzó a hablar mientras se separaba de mí—, Pueda dormir aquí?

¡¿Qué. Acaso escuché bien?!

Creo que tantas emociones juntas me están afectando el oído.

—¿Qué? —susurré para que me repitiera.

—¿Puedo quedarme a dormir? Ya es muy tarde como para regresar a mi casa.

Al finalizar de hablar, mi hermana apareció mal arreglada y adormilada, no pude interpretar su expresión ya que ella siempre ha sido difícil de entender. Me miró, para después mirar a Ferny. Me encontraba demasiado nervioso, incómodo.

—¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que preguntó.

Fruncí el ceño por su comportamiento.

Tenía que inventar algo en los próximos dos segundos. Aún que sé que me va a resultar un tanto complicado.

—¿Puede quedarse esta noche a dormir? —Pregunté, a lo que Daniela frunció nuevamente el ceño—. Yo me quedaré en la sala, no se encuentra bien.

—De acuerdo. Buenas noches.

Me había sorprendido por su forma de hablar, pero entendía que estaba cansada. Mi madre no se asomó en ningún momento, pero sabía que mañana a primera hora me cuestionaría sobre ello.

—Muchas gracias, Pablo —dijo Ferny.
 

***


Nos habíamos quedamos dormidos poco después, y Ferny se quedó en mi cama mientras yo me quedé en la sala con un par de cobijas viejas pero acogedoras. Últimamente las emociones y las situaciones que estaban pasando, me hacían dudar sobre si no estaré soñando.

Lo bueno de ese día, era que ya casi era fin de semana, eso quiere decir que cuando amaneció ya era sábado. Me levanté y me dirigí inmediatamente a mi habitación para ver a Ferny, pero sorpresa, ella no estaba allí.

¿Qué habrá pasado? ¿Realmente todo lo he soñado, o simplemente se levantó temprano se escapó hacia su casa y entró por la ventana para que no descubrieran que se había quedado en mi casa? Probablemente la segunda, ya que casi es medio día.

Seguí tranquilo, regresé a mi habitación y tomé el celular. La llamé, pero nunca contestó. Mi pánico se hizo presente, estaba pensando lo peor.

Baje por las escaleras nuevamente a la sala de estar, estaba llamándola desde el teléfono de la misma, pero seguía igual. Un ruido llegó desde la cocina, una cazuela cayendo al suelo al suelo fue el ruido. Me asusté y fui a ver qué era lo que había pasado. Allí me di cuenta de que Ferny se encontraba allí.




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