Al pasar el tiempo me di cuenta,
que yo no era importante para nadie,
que fui hecha para ratos,
pero soñaba con ser la eternidad de alguien.
Cuando no me tenían era lo mejor,
pero al tenerme me volví rutina y juguete.
Yo amaba con el alma,
pero ni mi propia alma era capaz de amarme a mí.
La flor más hermosa se volvía marchita cuando yo la tocaba,
Quería ser princesa,
pero ellos terminaban llamándome por la zeta.
Tal vez nunca me rendí y esa era la razón,
pero con todo mi corazón,
yo anhelaba ser amada.
No exigía nada,
no me importaba cómo fueras,
con la condición de que me amaras,
pero siempre salí engañada y lastimada.
Lo había dado todo
por un amor sincero,
pero ¿Quien arriesgó por mí al menos un pelo?