Tiempo actual.
Desconocido
—Estas aquí.
Ella con una cara de no creer mi inocencia y me reclama.
—¡Dijiste que no la lastimarías!— me grita.
—No lo hice— hablo de una manera tranquila y relajada.
—¡Se que fuiste tu la persona que envío a ese taxista, querías que tuviera un ataque de pánico para poder internarla!— sus lagrimas caían cuales cascadas por sus ojos y mi sonrisa se ensanchaba más.
—La visitaste— pongo mis manos sobre la mesa y exhalo con superioridad— mira, aún te atreves a reclamarme cuando no has cumplido el trato, te dije: "Si te acercas a ella te vas atener a las consecuencias"
—Yo...yo no... no la visite. Sus padres me lo dijeron.
—Mira, no se por quién me tratas pero no me engañas. Ellos no estaban ahí cuando sucedió, ellos no vieron a el taxista, no hay manera de que lo supieras por otro medio que no fuera ella.
Niña tonta
—Tienes la osadía de decirlo así, sin más, tu también incumpliste el trato, ¿Cómo sabías que eso sucedió, si no la seguiste como prometiste?— me pregunta enojada.
—No la seguí, solo tengo ojos en todas partes, prometí no seguirla y lo cumplí. Sin embargo nunca dije que no tendría a mi equipo detrás de ella. En pocas líneas, sigo siendo fiel a mis palabras, cosa que tu no haces. Te dije, déjala sola, no planeaba hacerle daño. Solo quería presentarme, pero tu fuiste y evitaste que me viera.
>>Por eso y más planee el encuentro en la casa de Luca, contaba con la seguridad de tu no lo sabías e hice acto de presencia. Mientras tu tu pienses que sabes mis pasos, yo estaré tres adelante y te veré a la cara con una sonrisa sabiendo que todo saldrá como yo quiera.
—No, no. Ella es buena en esto, nos descubrirá rápido.— dijo respirando alterada.
—Ella no es buena, solo es una mentirosa compulsiva.— dije sonriente.
—¿Mentirosa?
—Una mentirosilla escurridiza, pero ya tengo a alguien que se está ocupando de ella, dudo que duré mucho fingiendo ser una victima.
Tomé el periódico en mis mano y comencé a leer en voz alta el nueva muerte que sacudió a la ciudad, Lisa Buckhard, una presa fácil en un manicomio de bestias.
Allí me senté cómodamente y en mi mano derecha tomé una pluma fina y comencé a redactar una nota para mi adorada mentirosa.
"Un verdadero escarmiento para un verdadero monstruo, es hora de afrontar las consecuencias de tu pasado, Janna. No siempre puedes cambiar la historia a tu antojo"
—¿La visitarás?— me preguntó una voz sumamente fastidiosa.
Una niña de ocho años, cabello rubio salvaje y tez blanca como la porcelana. Un diablo escondido.
—Esta vez será memorable, esta vez la marcaré de una manera distinta. Ya verás pequeña Sara, ella pagará todo el daño que ha causado.
Un sonrisa traviesa se asoma por su rostro. —Entonces... ¿Con cuchillo o directamente con fuego?— preguntó esperanzada.
—Será una sorpresita, y cuando la tenga te la traeré, será de tu colección.
—¡Oh, sí!, la última vez dijiste que me lo traerías y no lo hiciste, lo acaparaste para ti — hizo un puchero e inmediatamente lo recordé, como se me escapó de las manos.
—Será distinto, está vez no fallaré.
...
Tres meses antes del suicidio de Luca Shepard.
29 de Julio de 2019
Janna
No me siento mentalmente preparada para esta situación. Admito que jamás pensé venir a aquí, pero se que ella se lo merece. Merece una explicación después de todo este tiempo.
Aunque estoy segura de que mis acciones se ven reflejadas por el peligro constante que me siento, comprendo mi culpabilidad de toda esta situación
Doy pocos pasos e ingreso a la casa de estilo victoriano en frente mio. Una mujer de la tercera edad me recibe en la entrada y me sonríe amable, ella es baja, de cabello gris desaliñado y ojos oscuros.
Tomé una gran respiración y tragué grueso, me sentí levemente incomoda ante su mirada penetrante.
—Buenos días, jovencita— saludó la señora sin apartar su sonrisa e hizo un ademan para que entrará—Entra, entra. No te quedes ahí.
Camine pocos metros y pude divisar estantes con libros pero y un gran letrero que dice: "Sesiones espiritistas con la medium Gretchen"
Ella me observo de píes a cabeza y miraba mis alrededores con recelo.
—¿Qué necesitas, querida?— preguntó disimulando sus gestos de preocupación.
—Una sesión— dije con firmeza.
Su cara me lo confirmó todo, estaba horrorizada y yo no estaba segura porqué.
—Ya cerramos, lo lamento— habló tan rápido que no lo pude captar bien y con sus manos baba empujoncitos en mi espalda.
Lleve mi mano y señalo con el dedo índice el letrero—:Ahí dice que está abierto las doce horas de el día y usted dijo que entrara.
—Pues acabo de cerrar, es mi casa y necesitas irte de inmediato— se veía nerviosa.
—¡No pagué cincuenta billetes para venir a este lugar e irme sin respuestas!— exclamé.
—Escucha, no puedo darte la sesión, es un poco... arriesgado....— dijo con cuidado, como si alguien estuviese escuchando la conversación.
—¿Por que no puede hacer la sesión?— pregunté con ansias.
Todo esto se sentía increiblemente extraño, esa mujer se comportaba de una manera escalofriante.
—Luego no digas que no te lo advertí— dijo de repente.
—¿De que...?— no pude completar mi frase ya que aquella señora me tomó de el brazo y me llevó a un salón. Era un lugar oscuro y la única luz que reinaba era la que pasaba por una ventana, cabe recalcar que era muy poca.
Dos sillas y una mesa de madera estaban en el centro de todo el cuarto.
—Siéntate.— me ordenó.
Acaté la acción y me senté en una de ellas, la mujer hizo lo mismo y comenzó la sesión.