Cartas a una Princesa

2. Un nombre innecesariamente largo

Bien, tranquilo, me dije, respira profundo. Antes que nada debía leer la carta que ella me mandó. Después de eso ya podría tirarme al suelo y llorar como un bebé. La abrí y noté que sin duda tenía una letra muy bonita, nada que ver con mi letra estilo cavernícola.

"Querido Chico Gato:

Tu carta me ha hecho reír. Aunque también me ha asustado. Tengo que casarme con un príncipe porque mis padres, tus reyes, así lo desean.

No dudo que los chicos de Indonia sean tan simpáticos como afirmas. Y sé que conocen el reino. Yo nunca he tenido oportunidad de visitar toda Indonia pero me gustaría hacerlo algún día.

En cuanto a que estoy bien buena... No sé cómo tomar eso... Quiero creer que es un halago... No entendí que quería decir hasta que le pregunté a una de mis doncellas qué significaba esa expresión y me dijo... Es la primera vez que alguien me dice algo así y si lo hiciste con una buena intención, te doy las gracias.

Espero que me escribas luego. Tengo una pregunta un poco incómoda pero no he dejado de pensar en eso desde que leí tu carta: ¿Es legal en Indonia que alguien se llame Chico Gato?

Atte. Rosemary Esmeralda Joyce Basingstoke Ferragni de Indonia"

Eso significaba que no vendrían por mí, ¿Cierto? Estaba tan contento que me puse a bailar en mi habitación. Luego mi papá me encontró retorciéndome de forma poco masculina y sin decir nada me dejó solo. Ups, pensé, pero qué importa, ya no iría a prisión. Pensé en decirle la gran noticia a mi novia pero recordé que no tenía una. Tenía que conseguirme una.

Además, hice reír a una princesa... y también la maté del miedo. Pero pensó que era algo bueno lo que me dejaba más tranquilo.
Y no pensé que de verdad respondería mi carta, pensé que ni la leería. ¿Entonces por qué mi primo Pedro dijo que todo lo que llegaba al palacio de parte de los plebeyos era incinerado? ¡Méndigo Pedro, ya me la pagará!

Pensé en responderle. Pero entré en pánico. Decidí ir a comer algo mientras pensaba si lo hacía o no. Después de una bolsa de papas y un refresco de cola busqué una hoja de papel. Pensé en que tal vez todo era una broma de parte de alguien maligno pero... No tenía nada que perder en caso de que fuera falso. Pero parecía verdadero. La carta tenía la dirección del palacio.

Luego de terminar la deposité en el buzón. Quedó así:

"Querida princesa Rosemary de nombre inecesariamente largo:

De verdad pienso que estás bien buena, en un sentido bueno. Qué digo bueno, excelente. Es decir, no te he visto en la vida real pero sí en televisión y de verdad te ves bonita. Por cierto, ¿Tu cabello es rubio natural o qué?

Y no quiero parecer presumido pero conozco muchos lugares bonitos que te podrían gustar. En las vacaciones podrías visitarlos. ¿Las princesas tiene vacaciones?
Y más importante: ¿La guardia va a venir por mi por mis comentarios? Por que no tengo novia ni hijos pero sí un gato que se va a poner muy triste si voy a prisión.

Y no creo que en Indonia dejen que alguien se llame Chico Gato... Aunque mi vecino se llama Telésforo así que supongo que Chico Gato no está tan mal...

Pienso que si vas a casarte con alguien debería ser con quién tu quieras. Si tus padres te aman te van a dejar escoger. Y si no quieren, siempre puedes matarlos para quedarte con el reino... bueno, no, pero si no lo hacen serán muy malos padres, y yo sí que sé de eso, mi mamá se pone como gorila cuando no le obedezco pero sé que ni ella me impondría a alguien en matrimonio.

Bueno, espero me escribas pronto... ¿De verdad eres la princesa Rosemary?

Atte. Christian, el Chico Gato.

PD. Mi gato se llama Taco. Amo los tacos. ¿Los has comido?”




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